Conocerás el mar, esa ancha tumba (José Luis Pascual)

por Daniel Aragonés

Título: Conocerás el mar, esa ancha tumba

Autor: José Luis Pascual

Editorial: Eolas Ediciones

Nº de páginas: 130

Género: Relatos inquietantes

Precio: 15 €

SINOPSIS

A veces los escritores dejan de lado el conflicto y, sencillamente, nos hablan de lo que no debe estar ahí, de lo manifiestamente equivocado, y nos dejan contemplarlo con boca y ojos bien abiertos. José Luis Pascual es uno de esos autores, y este es uno de los motivos principales, junto a su calidad literaria y su osadía, para disfrutar de sus relatos. En Conocerás el mar, esa ancha tumba, las narraciones no eluden el conflicto pero lo circunvalan, lo dejan apenas atisbado en una esquina. El libro es un canto a lo grotesco, lo horrendo, lo weird, en el que el horror se torna belleza, la oscuridad luz. De la lírica al horror explícito, estos relatos están preñados de miedo, de surrealismo, de melancolía, de fatalismo, de sumisión; incluso en ocasiones de un oscuro humor soterrado. Nos muestran la aceptación de la derrota y la asunción de que lo insólito forma parte de nuestras vidas, que está integrada en ellas.

RESEÑA

A veces son las propias obras las que eligen el momento. En este caso, mientras navegaba por ese mar, por esa ancha tumba, mi padre fallecía de forma irremediable. Seis meses de tormento y un final triste, rápido, sencillo. Así es la muerte. La ves. Al otro lado del quicio. Dispuesta a bailar. Carente de lágrimas. Sabedora de tantas cosas que horroriza y hiela a su paso. Ves cómo levanta su esquelético brazo. La caricia de la soledad, un gesto aislado que te lleva para siempre. Y allí estábamos los tres: mi padre, ella y yo. En mi mente los cuentos imposibles de José Luis Pascual.

Este compendio de relatos representa ese lapso vital que jamás podré olvidar. Me acompañó día y noche durante tres días. El sabor de los cuentos perdura en mi paladar. La mejor lectura posible, sin duda.

Vamos a profundizar:

Camino entre letras. Me quemo con las brasas humeantes que deja el hielo de ciertos párrafos. Así me sumerjo de nuevo en esta creación literaria —prosa y poesía en un baile universal—. Cierro los ojos y choco una y otra vez con mi propio antagonista. Con el antihéroe que me representa en la ficción. No puede ser que me sienta atraído por estas letras, ¿verdad? Tanto es así, que el deseo de hacerlas mías me conduce a la reflexión profunda. Entonces buceo y me dejo atrapar por los sentimientos que producen en mí cada una de las líneas, cada trazado. La divergencia, la diversión, la diferencia. Doblegarse ante lo inevitable. Caer en la desesperación de un cuento inacabado. Dormir. Derretir cada pesadilla y volverla a forjar. «Fuego, camina conmigo», me susurra David Lynch desde su taller.

Hoy pido comida china. Imagino que el repartidor es una especie de hombre elefante y con el pedido me trae poemas premonitorios. La lectura me transporta a otro mundo, uno del que no puedo salir. Los hermanos de letras producen esta sensación, supongo. La muerte está conmigo ahora, pero no la dejo entrar. Los sabores de la realidad viajan a este otro mundo, el creado por esa ancha tumba. Todo junto me aísla por completo, me forra con piedra, magma y acero.

La reseña no puede ser normal.

Tres autores nacionales despiertan en mí una admiración profunda. Uno es José Luis Pascual. Los otros dos son Juan Cabezuelo y Francisco Santos Muñoz Rico. Tengo la suerte de que sean mis amigos. Sus logros son míos. Su arte es mi disfrute. Su manera de volar me eleva de forma inevitable.

En JL, como le llamo, nada es casualidad.

Los mensajes, el significado, la significancia, todo el conjunto se aposenta en un estado inconsciente y subjetivo. El logro es fruto de un trabajo delicado y lento. Son conceptos que solo pueden sobrevivir en pesadillas. Una bruja envenena a su retoño. Juguetes con vida capaces de enfermar. Bosques que son mares, océanos de irrealidad fundidos con lo cotidiano. Es difícil encontrar autores así, con una personalidad tan única, concienzudos, autorizados para moldear mentes ajenas con un estilo intachable y propio. Como ya nos pasó con Júpiter bajo el crescógrafo, las imágenes proyectadas solo caben en los sueños, y ¿qué puede ser más surrealista? Nada.

Estos cuentos rompen las reglas de lo establecido. Y lo hacen desde dentro. Con una calidad lingüística exquisita. Me jode sobremanera verlo en una montonera de libros. Merece un hueco especial. No es un libro de batalla, se trata de otra cosa. El adjetivo insólito coloca la obra en su sitio, en su amplio espectro.

Empezamos añorando la lluvia y cruzando un mundo real ubicado en la fantasía de las brujas. Existe el recado femenino de la oscuridad. Podemos conocer la sociedad, un pedacito, al menos, a través de una muñeca sin cara. Lo absurdo del corporativismo se presenta sin tapujos. Abduction word. Lo insustancial de las estructuras convencionales pasado por la sartén del mainstream. Animales que sobreviven en úteros humanos. Sueños convertidos en realidad dentro de sueños que no existen. Fantasmas que describen nuestro mundo. Un apocalipsis peculiar. Es absolutamente maravilloso. Solo con Carver siento algo parecido. La sensación de leer algo incompleto que no necesita un final.

José Luis Pascual no puede escapar de sí mismo. Es un autor impar. Capaz de ocupar el puesto de un secuestrador de niños y obligarnos a empatizar con ese otro lado, con la oscuridad del ser humano. Cada uno de los relatos trata temáticas normales dentro del género. Pero la forma. Su arte a la hora de mostrarnos el pasaje divergente. Si digo que estamos ante algo distinto, tenéis que creerme. Vuestro deber es leer esta obra: Conocerás el mar, esa ancha tumba.

5 comentarios

Román junio 17, 2024 - 10:27 am

Desde luego, no deja indiferente, ni la reseña, ni seguro que la obra que aún aguardo…
Grande, Dani, y enorme el Jefe.

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FRANKY junio 17, 2024 - 6:12 pm

Gracias por la parte que me toca, como suele decirse.
Las mejores obras de kafka también son impares, por usar tu adjetivo. A mí me pasa con JL lo mismo que contigo: cuando leo algo suyo una nueva idea surge en mi quijotera: y claro: tengo que escribirla. Retroalimentación se llama eso (y no feedback como diría un estúpido moderno).

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José Luis Pascual junio 17, 2024 - 6:19 pm

Gracias por vuestros comentarios, y mi eterno agradecimiento a Daniel por dejar que esta obra te acompañe en un momento tan importante. De un modo u otro, también hay algo vuestro en esta obra.

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Daniel Aragonés junio 21, 2024 - 11:11 am

Es así. Somos impares. Medicina los unos para los otros.

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Vicente junio 17, 2024 - 11:38 am

Gran reseña, que hace honor a la enorme obra.
Por motivos personales, recordarás siempre a tu padre cuando se hable del libro.

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