Bajo el dolmen 11: John Carpenter

por Francisco Santos Muñoz Rico

​Ayer vi por enésima vez Prince of darkness, de John Carpenter. ¿Y por qué vuelvo a ponerla, por qué volver a ver esta u otra obra del maestro Carpenter habiéndolas visto todas ya decenas, si no centenas, de veces? Podía haber sido cualquiera de Carpenter, eh.
Bueno, también escuchamos los mismos discos una y otra vez y nadie se sorprende de ello: algunos leemos los mismos libros y vemos las mismas películas en infinitos bucles de repetición. Me pasa, ya lo he dicho, con John Carpenter.

En mi novela Juego de Sueños uno de los personajes principales está leyendo a Sutter Kane, que es el escritor que crea Carpenter, paredro de Lovecraft, para su In the mouth of madness (a nadie se le escapa el parecido con At the mountains of madness). ¿Y por qué se me ocurre citar un pasaje de un libro que no existe más que como ficción en la filmografía del Carpintero? Pues seguramente porque me lo sé de memoria: “Ese lugar había sido la sede en su día de un mal más antiguo que la humanidad y más extenso que el universo”, etc. Es más: en cuanto me he puesto esta fría tarde decembrina a divagar sobre mi admirado director, ¿qué creeis que me he empezado a meter entre oído y oído con mis cascos? En efecto, el disco de John Carpenter Lost Themes. John Carpenter se ocupa de hacer él mismo, en general, la música para sus películas, y no importa si sois fanáticos carpenterianos o no: todo el mundo conoce la música de Halloween: ¿Qué, pero es que acaso John Carpenter es, en realidad, casi casi el creador, instigador, profeta y gurú de todo el llamado género slasher? Pues sí, casi casi.

John Carpenter, compositor

Nuestro hombre se parece en cierto detalle a muchos otros genios del mundo: tiene sus obsesiones. Hay un leitmotiv, signifique lo que quiera que signifique esta expresión, en el cine de Carpenter: el protagonista va buscando un cigarrillo: en Assault on precinct 13 vemos a un preso inmerso en un western sangriento sin comerlo ni beberlo, que lo único que quiere, lo único que pide, lo único que necesita es ¡un cigarrillo! Y es que eso ya define quién es nuestro personaje, o al menos de qué pasta está hecho. A veces al final se consigue el pitillo, a veces no: yo no fumo habitualmente, pero cada vez que veo Escape from L. A. tengo un American Spirit preparado para encenderlo con Plisken mientras nos da la bienvenida a la raza humana. ¿Otra vez estás viendo lo mismo? Sí.

He dicho western, sí, porque muchas de sus películas están contadas en clave de western, cosa de la que él mismo ha hablado, pues desde pequeño le encantaban. En 1970 colaboró con el productor John Longenecker en el rodaje del corto The resurrection of Broncho Billy, que podéis ver en Youtube, por cierto, y ya se intuye ahí por ejemplo al personaje de Roddy Piper en They live, cuando el protagonista camina solitario en medio de un plano gigantesco, pistolero solitario en pos de su sino. Aunque aquí figura sólo como encargado de la música, creo recordar, me lo imagino fácilmente rondando por ahí durante la realización, hablando por los codos, ya que en esos tiempos todavía no se había sacado todo lo que tenía dentro, sus sempiternas obsesiones. También en Youtube, ese munificente ente, podéis ver un corto que encontraron firmado por Carpenter en los archivos de la USC, de 1969, una gracia, una diversión no deja de ser, un cachondeo, se titula Captain Voyeur. Aún así podemos vislumbrar apuntes sobre el futuro, sobre Halloween específicamente, casi podemos ver a Jamie Lee Curtis en la chica de la pistola. Sé que ahora todos iréis en tromba a internet a buscar el corto.

De vez en cuando salta alguien criticando esta o aquella película de Carpenter, y ¿sabéis qué? No se enteran de qué va el asunto: no hay “películas” de John Carpenter, no, sólo existe “la película”, una obra inacabable con miembros dispares, son capítulos del mismo libro, le sucede igual a David Lynch, que cifra todo su cine en la línea amarilla o blanca de una nocturna carretera interminable. En Prince of darkness se puede prescindir de los diálogos en la primera mitad, o casi en toda la peli, porque la música y las imágenes lo cuentan todo, no necesitamos más, con ese ritmo es suficiente, y consigue engancharte, por más que hayas visto la misma escena cientos de veces, la vuelves a vivir intensamante: ay, ese Alice Cooper sin decir ni una palabra en todo el rato, qué elocuencia. Sucede en muchas otras películas de nuestro hombre, en The Thing apenas se escucha hablar a nadie, y la mitad de lo que escuchamos puede resultar accesorio. Sinergia. Todas sus películas nos conforman la imagen mítica de John Carpenter, hasta el punto de que basta un acorde de una de sus machaconas músicas para transportarnos de súbito al universo carpenteriano.

Alice Cooper en Prince of Darkness

Pero no sólo es el padre del slasher, en verdad os digo que sin su Dark Star nunca hubiese existido Alien, y en esto está de acuerdo el mismo Dan O´Bannon, padre también de la criatura. Carpenter es eso que llaman pionero, y entonces, todo lo que hace deviene mito fundacional, es inevitable. Su cine está diseñado de tal manera que se te queda impreso en el cerebro, tu mente se ve en la necesidad de crear engramas poderosos sólo para las pelis de Carpenter; a Carl Gustav Jung le hubiese fascinado ese toque hipnótico, esa capacidad de enganchar con estructuras previas del inconsciente. Ya llevamos esos mitos y leyendas dentro, por eso cuando nos los remueven con la varita mágica de una escena perfecta nos emocionamos. Y en ese cenit, en el culmen de esa epifanía que sentimos inmersos en estas escenas de leyenda, el protagonista vuelve a preguntar: ¿tienes un cigarrillo? Y ya nos late de nuevo el corazón, soltamos una risilla, le damos un codazo a nuestro comparsa, pero sabemos que algo grande ha pasado: esto no es sólo una película, de igual forma la leyenda artúrica no es “sólo un cuento de viejas”; no: os lo digo a las claras, hay algo detrás, más grande que nosotros pero que sin embargo precisa de nuestra presencia. ¿Creéis que exagero? Espero que no, porque entonces significaría que ¡carecéis totalmente de alma!

Es verdad que ha habido “fracasos económicos”, fracasos de público o de taquilla, pero eso no significa nada, todos lo sabemos, y el que mejor lo sabe es el propio Carpenter, que a partir de cierto momento comprendió que podía hacer lo que le diese la gana, como su amigo Dario Argento, y que al fin y al cabo siempre vamos a estar por aquí esta legión de friquis que le rendimos pleitesía, por muchas bajas que suframos en el fragor de la batalla: cada día nace un friqui.

En Ghosts of Mars algunos han querido ver uno de esos fracasos que yo no veo por ninguna parte: es un cuento de terror en el espacio que rezuma carpenterismo puro por cada costura, con unos personajes, aliados antagónicos, que en cuanto termina la peli estás deseando que se encuentren en una segunda parte, aunque fuese Zombis de Júpiter, ¿qué importa? Sabes que te trasladaría de nuevo a ese empíreo ideal, a esa zona de tu mente, o de la mente universal, en que nos movemos entre maravillas, gigantes, dioses y monstruos.

Su participación en la serie Masters of horror fue un hito para mí: hacía tiempo que no sabía nada de él y se desmarcó con Cigarette burns, en la primera temporada, un cuento sobre coleccionistas extremos, digamos; y Pro-life en la segunda: estas peliculillas son eso que he llamado “hacer lo que le da la gana”, y es que las cosas funcionan cuando hacemos esto: lo que nos da la Santísima y Real gana, y lo importante, en primer lugar, es que funcionen para nosotros mismos, claro, las clasificaciones vendrán después y las harán otros. ¿Qué podemos pedirle más a una peli de terror que una chica embarazada de un demonio en una clínica abortista, incordiada por un padre maltratador y ultra puritano? Nada, nada más podemos pedir. Bueno, esto no es del todo cierto, hay algo que me gustaría pediros antes que salgáis de bajo mi dolmen: ¿tenéis un cigarrillo?

4 comentarios

Román diciembre 21, 2020 - 5:29 pm

Gran artículo. Porque además no sabía de esos discos y ya los necesito para escribir y rolear.
Nunca he sido de Slasher, pero habla usted aquí de un tótem multifuncional y poliédrico en lo perturbador, destacando, por supuesto, The Thing, a Snake, en la boca del miedo (siempre infravalorada), golpe en la pequeña china, y esa joya que fui obligando a ver de casa en casa con una cinta VHS que es Prince of Darkness.
Vaya recuerdos me ha traído, compañero!

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FRANKY diciembre 21, 2020 - 7:21 pm

Viejos recuerdos, sí, pero también tenemos las más modernillas para crear recuerdos nuevos. John es sin lugar a dudas mi favorito, sin desmerecer a Coscarelli, Lynch, o Cronenberg, por supuesto, pero John es el que más me toca dentro

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Jorge Zarco Rodríguez diciembre 24, 2020 - 1:01 pm

James Cameron estuvo detrás de los efectos visuales de Escape from New York. Es el ejemplo perfecto de un cineasta que es sólo un aplicado artesano y se cree un autor. En cambio, Carpenter es un autor que siempre ha sido un gran artesano. Ha tenido mil veces menos éxito y posee mil veces más personalidad. Es uno de los grandes. Siempre.

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FRANKY diciembre 24, 2020 - 11:06 pm

Totalmente de acuerdo!!!

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