Título: Valium
Autor: Juan Cabezuelo
Editorial: Open City
Nº de páginas: 42
Género: Poesía
Precio: 4,16€
Dice en el prólogo Macarena Gallego que Valium es el chute de realismo al que nadie quiere mirar a la cara. Es la definición perfecta para el poemario de Juan Cabezuelo, ya que los textos incluidos en este volumen nos abofetean, nos zarandean, nos meten el dedo en el ojo para que accedamos a la doble visión, esa que nos permite contemplar el dibujo completo en toda su maravillosa y miserable realidad.
Es curioso el título elegido por Cabezuelo, Valium, ya que los poemas van justo en la dirección contraria. Mientras que el medicamento adormece nuestros sentidos para sumirnos en una modorra neblinosa, el poemario nos espabila, nos arroja un jarro de agua helada y nos asusta. Esto lo consigue el autor por medio del contraste. En la mayoría de estos breves pero contundentes escritos, se nos muestran las dos caras de la cotidianidad: la grisácea corriente que nos arrastra a la inmundicia por un lado, y el reflejo del sol cálido que nos calma en los días luminosos por otro. Porque sí, también la belleza surge como adalid de la vida frente al espanto y la decadencia. La doble visión de la que hablaba antes.
Cuando suena el despertador
solo puedo pensar
en lo bonito que sería morir
en la próxima
primavera.
La calidad del libro se demuestra en la utilización de lo mínimo para resaltar lo universal. El humo de un cigarro, el color de la tinta de un bolígrafo o el agua hirviendo de una olla se contraponen a conceptos como el envejecimiento, la decepción, el dolor o la miseria. El contraste, de nuevo. Y es un enfrentamiento demoledor, en el que el entorno, o la vida, queda deconstruida y ruinosa, desplegando toda su falta de esplendor.
El estilo de escritura de Juan Cabezuelo es sobrio y sencillo, utilizando un lenguaje fluido que se revela devastador por todo lo que implica. Se demuestra aquí que no es necesario un estilo recargado de adjetivos o imágenes extravantes, ya que la ideas y el mensaje, aun permaneciendo invisibles en primer plano, se evidencian como brillantes metáforas de situación. Es fácil imbuirse de la realidad que despliega el libro, ya que es la nuestra y no otra, y todos quedamos expuestos a ella.
Los parroquianos miran
cómo escribo esto,
en el exterior
amenaza tormenta,
ellos piden otra ronda a fiar,
mañana saldrán
a buscar trabajo,
hoy hace frío y quizá llueva,
además hay un extraño tipejo
escribiendo
sentado en una de las mesas,
eso no ocurre
todos los días.
Cualquier persona acusará cierto pinchazo en sus entrañas al leer Valium. ¿Por qué? Porque nos da acceso a una intimidad muy reconocible; el autor conoce tan bien la naturaleza humana que su obra actúa como espejo cuando leemos. No se dejen engañar por la modesta apariencia de este proyecto mínimo. De lo más común, de las reflexiones más aparentemente nimias, surge una literatura que se me antoja magistral, universal, dañina.
José Luis Pascual
Administrador
1 comentar
Juan consigue algo muy difícil con muy poco. Para mí gusto, un maestro del realismo sucio. Maravillosa reseña, como siempre. Un análisis certero.