Título: Iluminaciones
Autor: Alan Moore
Editorial: Nocturna
Nº de páginas: 600
Género: Relatos inconexos
Precio: 22 €
SINOPSIS
En su primer libro de cuentos, que abarca cuarenta años de trabajo, el legendario creador de Watchmen, V de Vendetta, From Hell y otros clásicos modernos presenta nueve relatos que se adentran en el componente fantástico que subyace en la realidad.
Desde fantasmas y criaturas de otro mundo hasta cerebros de Boltzmann que dan forma al universo en el Big Bang, Iluminaciones es exactamente eso: las luminosas historias con las que una leyenda contemporánea arroja luz sobre el poder de la imaginación.
RESEÑA
No estoy en mi mejor momento para leer algo tan intenso y absorbente, lo reconozco. Hubiese optado por aislarme en una cabaña y rodearme de silencio y oscuridad. Y luego la muerte cerebral, y más tarde la resurrección. ¿Por qué digo esto? Moore es un agujero negro que devora todo cuanto tiene a su alrededor. Si lo conocéis por las adaptaciones al cine, en serio, abandonad esa idea y adentraos en su verdadera obra. Inentendible, anárquica, densa, increíble. Ni siquiera su faceta como guionista es tan intensa. Estamos hablando de otra cosa.
Así que, disfrazándome de Alan, voy a lanzar una reseña fiel a su criterio carente de criterio.
Todo empieza con una historia triste, densa, incisiva. Cargada de magnetismo y figuras disfrazadas. Un mensaje oculto entre detalles. La oscuridad narrada desde el rincón de la maestría. Un texto colmado de simbolismo y oscuridad. Lírica de una venganza dulce y cruel. La vida actuando en el día de tu funeral. Para mi gusto, su primera elección marca ciertas normas dentro de la lectura.
El recopilatorio continúa con una historia normal que se convierte en el monedero de Benjamin Button. Con ciertas idas y venidas hasta llegar a una naturalidad absolutamente fuera de lugar. El espacio-tiempo reventado. Lo que para nosotros, viles mortales, es avanzar, para uno de los personajes es retroceder. De esta forma nos hace ver nuestra vida de un modo distinto.
Ya me he cansado de redactar la reseña de un modo normal. Voy a hablaros de la enfermedad. De la magia negra. Del laberinto indescifrable, o cerebro de la bestia Moore. Iluminaciones, como si de un conjuro se tratase, o eso queremos pensar los que consideramos a este tipo un genio, lanza tantas cosas dispares contra nuestros ojos que parecen no tener una conexión entre sí. Imágenes inconexas conectadas a través de neuronas enfermas. Iluminaciones, flashes, fotogramas de un mundo en ruinas. Una recopilación anárquica en la que veo, o deseo ver, ciertos detalles que la engrandecen por encima de cualquier otra obra. Destaco un mensaje: ¡Que le jodan al mundo editorial! ¡Que te jodan, lector medio! Deja de buscar sentido a todo y déjate llevar. Fantasmas, gritos desesperados a lo Ginsberg, espiritistas y una foto de Nabokov en la mesilla de noche, junto a una Biblia que usas para encender la chimenea y limpiarte el culo.
Ahora viene lo bueno. Lo que podemos saber de Hombre Trueno. El alma máter de esta maravilla. Una novela dentro de una antología de relatos. Una crítica salvaje contra el mundo editorial y sus tentáculos. La piedra angular de todo este conjuro. Una crónica relacionada con el universo editorial —los superhéroes, sus creadores y toda esa bazofia, esa fábrica carente de magia, regida por una panda de monos que fuman y se hacen pajas encima de los guiones—. Sátira trastornada, un vómito de Dios.
Derribando esas efigies sobre las que Marvel y DC descansan y aposentan sus bases, Moore se deja llevar por su propia historia, alejada del sentido por el que se rigen casi todos los demás, y dispara a discreción, sin miramientos. No es difícil reconocer a los principales ejecutivos que cortan el bacalao. La imagen que proyecta no es nada encomiástica: los asesinos de las libertades, símbolo del neoliberalismo económico, del dogmatismo, son pisoteados, como hizo Bukowski en Hollywood. Los personajes que presenta son un grupeto de niñatos inadaptados, morfinómanos, enfermos mentales, miserables, crápulas sin remedio, escoria, pajeros, adultos sin escrúpulos que juegan a los muñecos sin tener ni puta idea. Stan Lee, Jim Shooter o Dan Didio, Moore no tiene piedad con ellos, le suda la polla por completo. No necesita reverenciar a nada ni a nadie. Una masacre intelectual. No deja títere con cabeza.
No llego a identificar del todo esta alegría que me invade. Será que mi propia misantropía me empuja desde dentro. Todo aquello que repudio. Ese juego. Esa industria que escapa del verdadero artista y lo transforma en una fábrica de mierda. Joder, leer a Moore me ha llenado de ganas. La sátira. El fusilamiento de las normas. Es una pasada. Tengo que darle las gracias por no dejar de ser él mismo.
Nos ofrece algo tan interesante. Crítica. Clásicos. Locura. Amor. Sangre. El arma perfecta. Una entrada VIP para no quedar como un gilipollas en el infierno. Y Nocturna nos lo trae.
En honor a Alan Moore no voy a pedir perdón por las palabras malsonantes. Somos lo que somos, primates que jugamos a ser Dios.
Daniel Aragonés
Redactor
3 comentarios
Qué bueno. Hay que fichar a Moore y que mande a tomar por culo a unos cuantos.
Yo leí este año mi primer Moore (de adulto, no de chaval, quiero decir, con el equipaje, pues, de una vida a espaldas). Mi bautizo de fuego: Providence y Neonomicón. Me han fascinado, me han dejado boquiabierto y no me quito de la mente los mil y un tentáculos que tiende, en un conjuro retorcido y Terrible, hacia la cultura Pop, el mundo de lo Lovecraftiano y el inconsciente del lector, devastándolos, releyéndolos y dejándome, de paso, maravillado y sin palabras. Para mí, un genio. !!
Leí Neonomicon hace unos años, fascinante. Tengo los tres tomos de Providence en la estantería esperando turno, seguro que no me decepciona. Algún día se hará justicia a este genio loco y su arte.