Alcanzamos el tercer día del festival, y el cansancio derivado de visionados y madrugones (no puedo librarme del trabajo estos días) empieza a hacer estragos. En esta tercera jornada me he quedado en dos películas, que como siempre paso a desgranar a continuación acompañadas de los cortometrajes incluidos en cada sesión.
Cinta danesa basada en una novela de Steen Langstrup y rodada en inglés que falla al intentar jugar dos cartas al mismo tiempo. Por un lado, quiere recrear la tensión de una típica producción de espacio cerrado, conteniendo a las protagonistas en la gasolinera en la que trabajan en turno de noche. Por otro, se inclina hacia el puro torture porn de ambientes sórdidos y violencia explícita. En ambos empeños Finale se queda corta, no llegando a ofrecer un conjunto satisfactorio. Creo que si el guion se hubiese centrado en uno de los dos aspectos, la película hubiera ganado muchos enteros.
Se agradece la intención de sumar cierto componente de crítica en cuanto a las limitaciones de privacidad que sufrimos en la actualidad, pero de nuevo esto queda algo diluído entre los clichés habituales de este tipo de películas. Además, me quedé con las ganas de saber el resultado de la final (finale) que juega Dinamarca.
Historia de tintes postapocalípticos que nos lleva a una Tierra en la que el agua prácticamente ha desaparecido del planeta. Con ello, el cortometraje nos conduce con pocas palabras a un mundo despiadado en el que el líquido elemento es el bien más preciado y codiciado. Encuentro que es un corto que no precisaba de tantos minutos para desarrollar su trama, y que parece el resumen de una película larga. Mi impresión es que funcionaría mejor centrándose en una idea o escena en lugar de intentar abarcar tanto. Aun así, no está mal.
CASA (Alberto Evangelio Ramos, 2019)
Casa es uno de esos cortos que van al grano, condensando en pocos minutos su idea. Con un arranque en el que una agente inmobiliaria enseña un piso a una joven pareja, el corto rápidamente entra en parámetros retorcidos. Sin ser una historia demasiado novedosa, su ritmo, atmósfera y trasfondo de crítica social lo convierten en una pieza agradecida y recomendable. ¡Y tiene sangre!