La memoria del metal (Jesús Gordillo)

por Daniel Aragonés

Título: La memoria del metal

Autor: Jesús Gordillo

Editorial: Apache Libros

Nº de páginas: 250

Género: Ciencia ficción

Precio: 16,50€

PRÓLOGO

En primer lugar, un saludo a los lectores del Monolito. Ahora voy directo al grano: Resulta que hace menos de una semana, sin quererlo ni beberlo, unos cirujanos del hospital de Parla han profanado mi cuerpo —por segunda vez en seis meses—, y me han dejado hecho trizas. Todo estaba programado, tranquilos. ¿Y cuál era mi plan? Leer, cultivar mi mente durante este impase, ¿qué obra tenía en mente? La memoria del metal, un premio, por supuesto, un regalo para mi mente inquieta.

Igual que me pasó con Intrusión, de mi querido Román Sanz Mouta, ambas obras han sido las afortunadas para acompañarme en estos delicados momentos de postoperatorio —Junio y Enero—. Sin duda, acerté hace seis meses y he acertado ahora. Las dos son atrapantes, intensas, lentas, filosóficas, cíclicas y absorbentes. Es como estar en una tela de araña, tanto en la vida real como en la ficción. Me apasiona esta causalidad tan salvaje.

RESEÑA

La memoria del metal transcurre entre 1991 y 1962. Mismos personajes dentro de un bucle de causalidad —otra vez, sí, ha vuelto a pasar—. No digo más. La puesta en escena es sobria. Elegante. Discreta. A medida que avanzan las páginas podemos vislumbrar un final épico e inimaginable. ¿Ciencia ficción? Puede ser, pero anclada en cierto costumbrismo. Podría decirse que españolizada. El narrador nos cuenta dos instantes únicos en sus vidas, separados entre sí por tres décadas. No voy a decir más.

Si habéis visto películas como Coherence o Cube y os han gustado, esta novela tiene una esencia similar, con cierto regusto inquietante. 

Quiero destacar a los personajes. Variopintos, antipáticos, grises, encadenados a su pasado y pendientes de un futuro más gris que ellos. Atrapados en lo alto de la montaña, en la gasolinera restaurante de Críspulo, secuestrados por algo que va más allá de sus propios impulsos, un ente invisible, incorpóreo y antinatural.

Es indiscutible que la obra forma parte del imaginario de Jesús Gordillo, y no al revés. En este caso, se trata de la tercera que cae en mis garras —tres aciertos—. El estilo templado del autor, capaz de ir destilando palabras con abolengo, es la clave para elaborar obras con denominación de origen.

Como ya me ocurrió con Dioses, Fantasmas o Demonios, quiero adelantarme a la lectura de un modo inconsciente, pero no soy capaz. Es el narrador el que maneja el ritmo, lo amasa y te lo embute lentamente. Viajas de los noventa a los sesenta. Las casualidades y eventos se suceden. Cres que lo tienes, estás hilando, elaborando tu propio final. Pero no es así porque no es tu historia ni tu juego. Vas percibiendo aromas y sabores dispares, sensaciones que te pertenecen. Entonces te das cuenta de cierta vileza. Y qué decir de la violencia, tan sutil que apenas la percibes. Entonces acelera, y frena, y cuando te quieres dar cuenta sientes el mareo, el odio, las ganas de escapar y abandonar la montaña para siempre.

Me gusta mucho que se apoye en una tormenta. Que exista una mina. Y la actuación estelar de un fenómeno antinatural absolutamente inusual. Son los personajes inertes de la obra, con un papel estelar. Los vivos, sin embargo, se hallan tan sumidos en sus miserias y en el destino que los atrapa que parecen muertos en vida, más indiferentes que la propia tormenta.

Estamos cansados, tanto en el cine como en la televisión, de comernos tramas desquiciadas, sin pies ni cabeza, y aquí tenemos la oportunidad de leer algo de calidad. Una obra brutal y original.

Quiero destacar esa soledad interna de los personajes. Una decadencia espiritual devastadora. Tan alejados los unos de los otros que al final son exactamente lo mismo: dependientes sin fronteras.

CONCLUSIÓN FINAL

No tengo claro si el autor intenta satirizar o entretener, si quiere o pretende que nos demos cuenta de que las acciones del presente traen, o pueden traer, consecuencias nefastas, o maravillosas, en el futuro. No sé si sus intenciones son dogmáticas, subliminales o inexistentes. Solo puedo decir que la novela es cojonuda, como los espárragos de Navarra. Un ejercicio de interacción con los personajes que te mantiene en vilo toda la obra, de principio a fin. Solo me cabe felicitar a Jesús y animarle al máximo, porque es un tipo feliz que quiere vivir en paz, rodeado de letras e historias.

5 comentarios

vicente febrero 1, 2023 - 10:27 am

Casualmente yo también tengo recuerdos lectoriles de posoperatorio.
Buena reseña.

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Rocío febrero 1, 2023 - 12:01 pm

Me llama la atención está cifi costumbrista. Tendré muy en cuenta el libro.

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Francisco febrero 1, 2023 - 6:33 pm

Daniel Aragonés te mete el gusano en el cuerpo para leer a Jesús Gordillo por cómo te sumerge con maestría en la historia que cuentan sus personajes. A leer pues, a disfrutar se ha dicho… Buena crítica y mejor recomendación, gracias amigo.

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Francisco febrero 1, 2023 - 6:39 pm

PD: Ademàs del inesperado léxico elegido, parece que la historia va hacia atrás en el tiempo…¡¡¡DESCONCERTANTE DESENLACE, WTF!!!

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Román febrero 2, 2023 - 9:24 am

Buena reseña y me dejas lleno de curiosidad, por enlaces y momentos, por esa trama y las sensaciones que provoca. Y gracias por la mención, amigo. Abrazos.

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