Tus ídolos son Cormac McCarthy, Woody Allen, Johnny Cash. ¿Tienes algún problema con la gente nacida con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial?

Todo el mundo sabe que después de la guerra todo ha ido a peor. Vivimos inmersos en una espiral de decadencia que solo puede terminar de una manera. Ninguna persona nacida tras aquellos eventos es de fiar. Ni siquiera tú. Ni siquiera yo. ¡Viva el optimismo!

Algunos lectores ─entre los que me incluyo─ tildan tus relatos de incomprensibles, al menos en su mayoría. ¿Esa incomprensión es perseguida? ¿Qué pretendes con ello?

 Siempre digo que una de las cosas que más disfruto en mis sesiones en la Escuela de Imaginadores (un saludo a mis compañeros y profe) es el silencio que se hace cuando leo uno de mis textos, y que suele prolongarse durante unos segundos tan incómodos como embriagadores. Dicho lo cual, aunque a veces introduzco códigos oníricos en mis cuentos, todos deberían tener una lógica interna que se preste a una interpretación por parte del lector (por estrambótica que esta pueda ser). Es decir, aunque siempre busque un toque de ambigüedad, de asombro y, por qué no, de confusión, al final todo debe cerrarse adecuadamente. Provocar por provocar está bien, pero no sin un sentido. ¿He aclarado algo?

Se rumorea que quien queda atrapado Dentro del monolito ya nunca podrá escapar. ¿Es una leyenda de terror o un cuento de hadas?

Dímelo tú. Nadie sale del Monolito vivo… Esto… perdón… quería decir que todo el que entra en el Monolito se queda porque se encuentra muy a gusto y en familia. ¿Verdad?

Sabido es que de vez en cuando te da por organizar una antología titulada T.Errores. ¿Tienes terror a los errores? ¿Es por eso que no dejas que nadie más meta mano en ella?

Si no recuerdo mal, el primer certamen de T.Errores lo convoqué cuando todavía era el único integrante de la web. Supongo que después me acostumbré a trabajarlo solo, aunque para la segunda antología tuve que pedir ayuda a los hermanos Román y Daniel. Por lo demás, confieso que he descubierto mi lado más perfeccionista y controlador desde que fiché al equipo de redactores entre los que te encuentras.

El mundo editorial es todo paz y amor; sin embargo, estás haciendo un curso para convertirte en editor. ¿Qué te empuja a ello? ¿Quizá eres amante de la autodestrucción?

Sabes que siempre bromeo con que mi sueño es derribar el modelo editorial de nuestro país. Para llevarme la contraria a mí mismo, me estoy formando como editor porque me fascina el intríngulis del mundillo. Al fin y al cabo, hoy en día los editores (los de verdad) son auténticos héroes que subsisten a duras penas, combatiendo la decadencia de la que hablaba al principio con ilusión y algo de inocencia. Mi mayor aplauso para ellos.

El jefe ¿planeando un secuestro?

Además de todas las cosas que ya he citado con anterioridad, también eres el fundador y dictador supremo de la web Dentro del monolito y del programa Forjadores de relatos. ¿Con cuál disfrutas más? Y, si tuvieras que cerrar uno de los dos proyectos, ¿cuál sería?

Me pones en un brete muy serio (me encanta la palabra brete, por cierto). Aunque son dos proyectos independientes, en realidad están muy entrelazados, por lo que me costaría horrores desprenderme de cualquiera de ellos. Disfruto como un enano con las sesiones de Forja, aunque su preparación lleva más trabajo de lo que pueda parecer. Con la web pasa igual, bien sabes que estoy tan saturado que he tenido que pedir ayuda al equipo de redactores al que perteneces. Supongo que, si estuviera obligado a cerrar uno de los dos, la superviviente sería la web, que al fin y al cabo es el origen de todo esto.

Casi se me olvida… ¿Cuál es tu libro favorito?

Suelo mencionar Meridiano de sangre cuando me hacen esta pregunta, pero dependiendo del día, podría decir Cita con Rama o Solaris.

¿Leerías antes una saga de fantasía o una novela romántica?

Pasapalabra.

Eres fan del found footage, personalmente creo que se utiliza para ahorrarse el sueldo de un actor, y no lo soporto si se mantiene durante toda la película. ¿Qué crees que aporta dicho recurso?

Como gran amante del terror cinematográfico, una de mis grandes filias es el formato «cámara en mano». Hemos hablado mil veces de lo subjetivo que es el género, de cómo a cada persona le dan miedo cosas muy diferentes; pues bien, a mí me causan un particular pavor esas producciones baratas que no necesitan de una gran parafernalia para generar una atmósfera asfixiante. Sé que soy minoría en esto, pero películas como Paranormal Activity (la buena es la 2) me sugestionan de mala manera porque me veo dentro de ellas, como si yo fuera el protagonista. Aún recuerdo la taquicardia con que salí del cine tras ver El proyecto de la bruja de Blair cuando se estrenó. A partir de ahí, he visto casi todo lo que se ha hecho en este formato, y aunque el 90% de películas se dedican a copiarse entre sí, hay algunas que dan en el clavo y me asustan de lo lindo. Recomiendo algunas, si me dejas: Eliminado, Así en la Tierra como en el infierno, Savageland, Hell House LLC, Host… y, por supuesto, Holocausto Caníbal, que aún a día de hoy conserva ese malditismo añorable.

El mundo se encamina hacia el apocalipsis, no obstante, al mismo tiempo, necesita una novela tuya. ¿Crees que esa novela será escrita algún día?

De momento estoy satisfecho con la reciente publicación de Júpiter bajo el crescógrafo, mi libro de “poemas extraterrestres”. Sin embargo, confesaré que, mientras escribo estas líneas, esa novela ronda en mi cabeza y ha visto cómo mis manos escriben algunas páginas. Lo que no tengo tan claro es que el mundo la necesite, aunque probablemente así sea.

Venga, expláyate sobre la cultura de la cancelación. Personalmente, mantengo la esperanza de que algún día publiques un ensayo al respecto.

Está todo dicho. Confío en que sea una moda pasajera, pero no lo tengo nada claro. Sobre todo, espero que los que han hundido a Woody Allen ardan en el infierno o que, en su defecto, sufran un escarnio público igual de injusto.

Sabemos que tomas leche de avena, pero ¿le pones azúcar o Colacao?

Ninguno de los dos. Siempre echo Nesquick. Por cierto, ¿he dicho ya que buscamos patrocinador?