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Sam y Alec, dos adolescentes que hacen una pequeña escapada nocturna, son de pronto abducidos y transportados a un lugar desconocido. A partir de ese momento, todo lo que les suceda irá adquiriendo un tono cada vez más extraño.
Lo primero que llama la atención sobre los dos volúmenes publicados hasta el momento de The Last Call es el reducido tamaño de su edición, casi de bolsillo. Esto, que a priori puede parecer una desventaja, en realidad es perfectamente entendible dada la clara influencia del manga en la obra. La historia que nos cuenta el griego Vasilis Lolos es, ante todo, sumamente original en todos sus elementos. Elementos que beben de múltiples fuentes, lo que convierte a esta obra en una estimulante amalgama que mezcla ciencia-ficción, terror, misterio, policíaco, humor, aventuras, y mucho surrealismo. El ritmo es muy bueno, y el guión consigue engancharnos proponiendo un misterio de difícil explicación. El lector asiste, entre perplejo y maravillado, a un desfile de situaciones rocambolescas y personajes grotescos y extravagantes.
El primer volumen sorprende y resulta un producto bastante fresco, llamativo y cautivador tanto en guión como en dibujo. El problema viene en el segundo tomo, donde todas esas sensaciones se van perdiendo poco a poco, ya que el desarrollo de la trama empieza a irse por las ramas y a introducir situaciones que no parecen ir a ningún lado. Tal vez se puede explicar esto viendo que han pasado 6 años entre la publicación de ambos tomos.
El estilo de dibujo de Vasilis Lolos es muy llamativo, con un trazo muy manga y momentos puramente cartoon. “The Last Call” carece de color, cosa que el autor aprovecha muy bien, sobre todo en el primer volúmen, para crear ambientes tenebrosos con un gran uso del negro y el gris. Además, el diseño de personajes es brutal, muy detallista y tremendamente imaginativo. Ningún pero en este sentido.
Tras el impacto inicial, la sensación final tras leer los dos volúmenes es la de una historia alocada y muy surrealista que llega a resultar demasiado incomprensible. Este tipo de historias cuajan mucho mejor cuando no se alargan tanto, porque la premisa es muy original pero para desarrollarla el autor mete mucha paja que no va a ninguna parte. Hace poco reseñábamos Los Wrenchies, una obra también plagada de momentos raros pero en la que nos dábamos cuenta de que había un trasfondo oculto tras todo ello. Aquí eso no pasa y la sensación que deja es la de ir añadiendo situaciones bizarras sin una justificación adecuada. Aún así, recomiendo el primer volúmen y, si os gusta, tal vez podáis disfrutar de la continuación un poco más que un servidor.
Mi nota: 6