Hasta yo huelo la pedantería desde aquí. La guía del buen escritor. Me encanta. Sugerente, incendiario, para curiosos y advenedizos camorristas. Me encanta.
El buen escritor, ¿qué tiene? Bueno, supongo que escribe. Parece una obviedad, pero no lo es tanto. Supongo que eso varía en función de cómo contemplamos la calidad. Si entendemos la calidad como cantidad de dinero obtenida está claro que un buen escritor no necesita escribir. Cientos y miles de libros de famosos que lo son por el hecho de ser famosos (los uroboros de la vida) pagan a un desgraciado para que escriba un libro pobre sin nombre al que ellos rapiñear e infectar la industria.
Y claro, ahora todos diréis que la literatura es un arte y que, como tal, medirla por dinero es estúpido, es necio, cutre y, valga la redundancia, antiartístico. Salvo que solo usamos ese baremo con el arte. Y la integridad y la moral no pagan el pan, bien lo sabré yo. Aunque también es cierto que quien recurre a esto no necesita ayuda alguna para pagarse el pan, así que le pueden dar por culo al dinero. Todos entramos aquí pobres y saldremos pobres.
Tal vez vaya por ahí la cosa, por la pobreza. Tal vez ese sea el truco. No tener dinero, sufrir y tener algo sobre lo que escribir. Aunque hay más de un escritor que mueve pasta, más de uno que yo he defendido y reivindicado, así que dejémonos de hipocresías por el momento. Eso sí, el tema del dinero es interesante, ¿verdad? Revela muchas cosas. Hace tiempo escuché, dios sabe a quién, que en España la gente que vive de la literatura rara vez vive de los libros. Parece irónico, ¿verdad? Los libros son lo menos valiosos de la literatura en el mercado. Lo entiendo, son un producto artesanal: tardan en hacerse, no son visualmente brillantes, no son rápidos, requieren esfuerzo para ser disfrutados, imaginación y creatividad. Son una producción pobre para el mercado. Hay muchos más cursos de escritura, guías interminables solo ligeramente menos pedantes que esta que tratan de predicar lo que ellos no pueden conseguir. Ser un buen escritor. ¿O sí lo son? Tanto hablar, tanto dar guías, pautas, líneas y cárceles olvidando que las mejores obras al final ignoran los preceptos. Que Cazafantasmas es un desastre de guion (si, me refiero a ese hilo de Nacho Vigalondo) y aun así no le tocaría ninguna coma, que muchos de los errores que Stephen King critica en su libro Mientras escribo los comete su adorado H.P. Lovecraft. Quizás solo sea que soy un triste barbudo cualquiera que se come la misma mierda que todos los que nos lanzamos a la piscina. No obstante, me gusta pensar que me da pereza la gente que predica sin las claves, sin enseñar lo importante.
Lo importante, lo que hace al buen escritor. ¿Qué es? Yo qué sé. Mirarse dentro, enfrentarse a eso a través de una historia y escupírsela a los lectores. Que ellos vivan TU catarsis. Que la viváis JUNTOS. Escribir por algo, aunque sea para no pensar. Escribir por contar, por narrar, por deshacerse de peso. Hablar para decir cosas, no por el lujo de hablar, que es lo que seguramente muchos pensáis que estoy haciendo. Que no os termino de quitar razón, también os digo.
Mirar dentro de uno mismo implica dos ejercicios cruciales para lo que entendemos como el ser humano funcional. Supongo que podríamos divagar un poco más y preguntarnos el ser humano promedio para quién, pero sería irse por las ramas hasta para mí, así que ignoremos eso por hoy. El primero es un ejercicio de introspección, de tragarse orgullos, mentiras y máscaras y hacernos un poco de daño para sanar, como quitar la espina para que la herida deje de infectarse. El segundo es un ejercicio de creatividad para transmitir eso a través de la ficción. Transformar algo que te remueve en arte, en algo que hace sentir a los demás por un vehículo mayor que la simple empatía humana. Eso es poderoso, de algún modo.
Y aun así, todo eso es una gilipollez. El buen escritor no hace eso. O, al menos, no solo eso. Hacer eso nos daría un semi-escritor, un paramecio con un teclado, un neandertal un poco menos (o más) enajenado que la media. No, un buen escritor hace algo más.
Un buen escritor no existe. Un buen escritor es un oxímoron, un eslogan, una estrategia de marketing experimental, de estas que son interactivas y te hacen sentir que una compañía multimillonaria se preocupa por ti. El buen escritor es ese tío que te salta en un molesto anuncio de YouTube para decirte que es millonario y que te lo va a enseñar a cambio de tu dinero, como si fuese un Jesucristo puesto de farlopa. Es un tipo que se vanagloria de tener todas las claves del escritor perfecto, los mejores rasgos de Raymond Carver e Italo Calvino, los secretos de Cervantes y Moorcock, pero que está igual de jodido que tú. Un tono de nicho, como todos. Con un poco más de suerte, un poco más de esfuerzo quizás, pero poco más. Mierda y media. El buen escritor es un reclamo para venderte ideas estúpidas que te hacen querer comprar cursos, libros, masterclass y demás basura. El buen escritor es una gilipollez.
Escribe. Lee. Saca de ello tus conclusiones. Es lo único decente que te queda. El buen escritor es como eso que decía George Carlin, el sueño americano, que había que estar dormido para creérselo. Haz lo que puedas, tan bien como puedas y con las ganas de hacer lo mejor que a ti te salga de los huevos en ese momento. Y ya harás cosas. Y tendrás a barbudos dementes como yo gritándote que tal o cual cosa tuya está peor o mejor, pero importamos poco. Nos somos más que ilusos predicando memeces en el desierto, porque somos como tú. Un poco mejores o un poco peores, pero los mismos imbéciles. Los mismos desgraciados que sueñan con rozar las estrellas con los dedos.
El buen escritor. Me río yo de eso. El buen escritor es una soplapollez, y no me disculpo por el lenguaje. Es una mentira, y cualquiera que te haga creer que necesitas llegar ahí trata de venderte algo o se lo han vendido a él y no quiere sentirse solo. El buen escritor. Que le den morcilla. No sé lo que es el buen escritor, pero sí sé lo que es un mal escritor: aquel para el que leer y escribir es lo menos importante de la literatura.
Carlos Ruiz Santiago
Redactor
3 comentarios
¡Abajo los buenos escritores!
¡Arriba los barbudos!
El buen escritor tal vez no exista, pero el buen artículo acabo de leerlo.
Me ha dado miedo este artículo.