Malnazidos (Javier Ruiz Caldera, Alberto de Toro, 2020)

por J. D. Martín

Aunque no soy dado a reseñar productos tan actuales, creo que esta película y la novela en que está basada merecen que rompa mis costumbres.

La cosa empieza en 1938, durante la (de momento última) Guerra Civil española, con un grupo de soldados nazis entrando en un pueblecito de la sierra para interrumpir la celebración de una boda, ametrallando a todos los presentes. Después esparcen una sustancia azulada y se van de allí. Pasamos al protagonista, el capitán Jan Lozano, oficial del ejército golpista que está a punto de ser fusilado por los suyos, dado que no es un ejemplo de conducta y disciplina. Se le ofrece la posibilidad de conmutar la pena si atraviesa las líneas enemigas y llega al otro lado del valle en conflicto para entregar un mensaje, acompañado de un joven soldado acusado de deserción.

Ambos aceptan la misión suicida, y por el camino son capturados por una patrulla del ejército republicano. Juntos descubrirán que el valle está poblado de zombies y tendrán que aparcar sus diferencias para resolver la amenaza y encontrar su origen.

Ésta es, de forma básica, la idea de la película y de la novela Noche de difuntos del 38, ambas muy recomendables. Me ha gustado mucho por varias razones. En primer lugar, porque la posibilidad es real. No quiero decir que nadie vaya creando zombies por ahí, sino que el contexto histórico de nuestra guerra fratricida deja bien claro que los nazis probaron armas y métodos varios en nuestro país, con lo que el planteamiento resulta muy razonable. Si no hicieron lo de los zombies es porque no tenían cómo.

La segunda, creo que localizar historias en ese periodo sin caer en interpretaciones maniqueas, usándolo más como contexto que como historia en sí, es complicado y valiente. Aún hay muchos tontos con altavoz que siguen contaminando el debate y evitando el avance, el estudio objetivo, de lo que fue y sus consecuencias. Se trata de un producto de entretenimiento de gran calidad que da pie a que pensemos por nosotros mismos, a que pasemos un buen rato y después, si queremos, profundicemos en lo social, lo histórico, lo humano. Sin adoctrinar, sin proselitismo, sin consignas que hay que repetir pero nunca debatir.

La galería de personajes me parece todo un acierto. No cabe duda de que nos encontramos con más de un cliché, modelos más o menos fijos que en algún momento pueden resultar previsibles. Pero también es cierto que los clichés se originan en personajes muy reales, en diversas formas de enfrentar la situación (me refiero a la guerra, no a una invasión zombie) que han llegado hasta nosotros porque existieron, porque la Historia registró su presencia y sus actos, y son por tanto un buen testimonio de cómo fueron las cosas. Malas para todos los implicados, injustas y difíciles. Con buenas y malas personas en ambos bandos, con seres de gran humanidad motivados por el rencor, la ignorancia, la convicción o el simple intento de sobrevivir al entorno. Destaco los motivos del joven desertor que acompaña al capitán Lozano, y que en un diálogo explica que se apuntó a la guerra porque en su pueblo hay unas monjas muy majas que hacen unas hojaldrinas riquísimas, y como les han dicho que los rojos matan monjas, había que apuntarse en el bando contrario para defenderlas.

Así son la mayoría de los diálogos en la película. Nada pretenciosos, sencillos y naturales. Alejados de las frases grandilocuentes a las que nos tienen acostumbrados en filmes americanos, con héroes que escupen clavos tras masticar piedras. Malnazidos no es una historia de héroes, sino de personas enfrentadas a situaciones límite, que a veces se cagan de miedo y a veces se ríen, que hacen lo que pueden y lo que creen correcto. Resultan por tanto creíbles, naturales, y es fácil empatizar con ellos, incluso con quienes están en el bando al que no nos apuntaríamos.

El paisaje, el buen trabajo de efectos y maquillaje y el ritmo animado sin llegar a la trepidante confusión de otras obras del género son también puntos a favor de la película, que acentúan su magnífico equilibrio. A veces informal sin caer en lo cómico, a veces opresiva sin ser claustrofóbica, con una buena mezcla de lo sobrenatural y lo humano, con esa capacidad tan difícil y tan poco apreciada de mantenernos pendientes y entretenidos, sin ganas de mirar el reloj en ningún momento. Y con una escena poscréditos que me hace pensar en una posible segunda parte que ojalá esté en proceso.

2 comentarios

Mj_PasosXLetras julio 18, 2022 - 8:40 pm

Muchas gracias por la recomendación. Me voy a leer hasta el libro. Y ojalá se cumpla tu pensamiento.

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Daniel Aragonés julio 22, 2022 - 1:33 am

Muy interesante. Veré la película y me haré con el libro. Me ha encantado leer el artículo.

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