Hambruna (Francisco Javier Olmedo Vázquez)

por Francisco Santos Muñoz Rico

Título: Hambruna

Autor: Francisco Javier Olmedo Vázquez

Editorial: Autopublicado

Nº de páginas: 301

Género: Horror cósmico

Precio: 16,19 € / 3,99 € (digital)

SINOPSIS

Ya en el ocaso de su vida, Augustus Caesar Braddock es un abogado de renombre curtido en decenios de batallas legales; pero también marcado por una tragedia que no ha sido capaz de superar. Con una larga y exitosa carrera a sus espaldas, Braddock no esperaba enfrentarse a un último desafío que no sólo pondría a prueba su destreza profesional, sino también su desmejorada cordura.

Cuando un antiguo amigo le pide mediar en una disputa de tierras entre una importante empresa ferroviaria y los enigmáticos Strettel ―una familia arraigada en una aldea de Nueva Inglaterra envuelta en leyendas que fueron silenciadas por el bien de sus habitantes―, Braddock acepta sin pensarlo empujado por el ímpetu de su incorruptible sentido de la amistad.

Y sin embargo, lo que en un principio se intuía como un sencillo caso de expropiación, pronto se convertirá en una aterradora incursión en un mundo de secretos olvidados, cuyas fuerzas jamás respondieron a la razón de los hombres. Porque en la vieja villa de Charity Court, las antiguas supersticiones siguen más vivas que nunca.

RESEÑA

Me enfrento reluctante a esta la sexta novela del con justa pompa conocido como maestro del horror cósmico, el ínclito Olmedo. Ya he analizado su obra en general y cada uno de sus trabajos en particular en otras ocasiones, y tomando este bagaje en consideración sabía yo que Hambruna no podía depararme otra cosa que, como mínimo, deleite literario: me gusta, como a todos los amantes del horror cósmico y de la literatura gótica (pues Olmedo es también un tremendo gótico, aunque él acaso no se lo haya planteado), regodearme en lo abyecto. Sin embargo, el deleite ha ido acompañado de otras diversas diversiones: por ejemplo, me ha subyugado la estructura, que es ejemplar, así como la llamada «construcción de personajes», que es un elemento muy a tener en cuenta en este libro, ya que hay no pocos: todo un pueblo por una parte, además del protagonista y otros que participan en la trama. Aunque igual estas son pajas mentales que solo interesan a escritores, claro, ya sabéis: los mecanismos, el artificio, el constructo literario.

En la nota final que pone Stephen King a su El instituto, habla el preclaro genio de Maine de que cuando escribe trata de «hacer creíble lo imposible», me parece recordar… Y esta premisa bien pudiera haberla hecho suya Olmedo para componer Hambruna, tal vez la más «creíble» de todas sus novelas. El tratamiento, el ritmo, el contenido —la historia en sí—, el muy consciente por su parte barajar y entretejer datos históricos con fantasía… todo esto está hecho siguiendo, parece, dos acertadísimos criterios autoimpuestos y seguidos a rajatabla en la composición: comedimiento y sobriedad. Ningún exceso narrativo se permite el autor en su machacón intento de hacernos creíbles las cosas casi imposibles que nos cuenta. Lovecraft y Borges hacían muy bien esto también.

De sus anteriores libros siempre he tenido claro que, si alguno debiera elegir para llevarme a un islote fungoso desierto de Yith, como se suele decir, sería Mal nacido, por ser acaso en el que más desnudó el alma Olmedo; empero, me encuentro ahora dividido entre este y aquel, porque resulta que aquí también vemos entre líneas el despelleje anímico de Francisco Javier: se nos va la imaginación y nos encontramos poniendo la cara del autor al personaje principal, no siempre, pero sí unas cuantas veces; esto es lo que nos sucedió exactamente con Mal nacido. Puedo declarar sin miedo a caer en error que este libro es a Olmedo lo que De profundis a Wilde.

También debería señalar al menos tres ecos despertados en mí por Hambruna. El primero y tal vez el más inmediato: La matanza de Texas (The Texas chainsaw massacre), esa maravilla tan inimitable como inagotable que el señor Hooper nos regaló. Este eco es completamente intencionado, cabe decir.
El segundo eco, y el tercero: El horror de Dunwich y La sombra sobre Innsmouth. Tal vez sea inevitable, entre los amigos genuinos de H. P. L, como lo somos Olmedo y yo, recordar la opresiva atmósfera de Innsmouth y la ominosa casuística dunwichniana, por decirlo así.

Por supuesto, y como todos sus demás trabajos, aunque la historia está fuertemente intrincada con el universo olmediano que componen todos los demás libros, se lee de forma independiente, sin necesidad de llevar un orden (para aquellos que quieran conocer todas las historias), ni de tener ninguna idea previa de dicho universo. Esto es de agradecer hoy que tanta saga interminable se publica.

En conclusión: la calidad es innegable, un producto cuidado (con mención aparte del trabajo compositivo del libro como objeto, que es sobresaliente, atiborrado de ilustraciones y perifollos tipográficos, como si hubiese vuelto a encarnar Olmedo a Berruguete para encargarle la tarea. Cosa que pocas editoriales igualarían). Un producto imprescindible para cualquier lector de gustos ominosos y malditos y que además sienta predilección por un aire culto y elegante en un español castizo y bien trenzado.

Deja un Comentario

También te puede gustar

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia del usuario a través de su navegación. Si continúas navegando aceptas su uso. Aceptar Leer más