LA MONJA (Corin Hardy, 2018)
El Estudio Ponoc intenta trasladar en esta producción el más puro espíritu Ghibli, abrazando elementos y conceptos muy presentes en las obras más recordadas de las películas de Hayao Miyazaki. Y lo consigue, pero solo a medias, ya que Mary y la flor de la bruja se me antoja demasiado infantiloide y deja las segundas intenciones muy arrinconadas. El diseño del mundo y las criaturas fantásticas dejan una sensación de déjà vu, cosa que también sucede con el guion. Aún así, no cabe duda de que contiene elementos que la convierten en una película muy adecuada para ser disfrutada en familia y para mostrarles a los niños las bondades de la animación tradicional.