No sé si será la edad, o simplemente el haber visto ya tantas películas. El caso es que a menudo, el hype o alta expectativa sobre determinadas películas me hace poco efecto. También puede influir el haberme negado en la medida de lo posible a ver trailers, debido a la generalizada costumbre que tienen de exponer demasiados detalles relevantes de la trama. Sea como sea, acudí a ver Alien: Covenant sin esperar mucho y sin haberme informado sobre ella. Con Prometheus me pasó al revés, me dejé llevar por la brutal exposición de la campaña promocional, lo cual hizo que no pudiera disfrutar en exceso la película (y ojo, que no me desagradó). Pero esta vez, con la palabra mágica “Alien” en el título, esperaba al menos un cambio de timón que le concediera mucho más protagonismo al xenomorfo.
Sin embargo, «Alien: Covenant» es una continuación directa de «Prometheus» con todo lo que ello conlleva. Personalmente, creo que la ampliación del universo Alien que está llevando a cabo Ridley Scott propone conceptos interesantes pero al mismo tiempo innecesarios. Yo entiendo que la franquicia Alien se funda sobre unos preceptos básicos que incluyen un elevado componente de terror, una atmósfera agobiante y claustrofóbica y, sobre todo, una amenaza siempre presente en forma de bicho extraterrestre. Pues bien, en “Covenant” no vamos a encontrar esos elementos salvo en momentos contados. En una decisión discutible, el guion sigue hurgando en la lata que abrió «Prometheus» y convierte al personaje de Michael Fassbender en el verdadero protagonista de la función. Pero mientras que «Prometheus» se vendió como una especie de spinoff del universo Alien, en esta ocasión se prometía un regreso al cánon, por lo que el engaño es manifiesto. Por cierto, aquí no tenéis a Damon Lindelof para echarle la culpa del desaguisado.
Pero apartándonos de expectativas, manías personales y fidelidades temáticas, lo que me parece que supone el mayor lastre de la película es la tremenda irregularidad de su ritmo. La cinta presenta demasiados baches que le impiden pisar el acelerador, y cuando lo hace se encuentra con curvas en las que derrapa. Todo “lo prometheus” de Covenant me supone un sopor absoluto, ya que no deja de ser una repetición esquemática de su predecesora. Toda la trama que orbita sobre el androide David se me hace pesada y forzada. La cosa se recupera en los momentos en que realmente aparecen los aliens, sin duda los mejores tramos de la película, pero en conjunto se me hacen insuficientes como para defender una opinión positiva sobre la película.
Los personajes no ayudan demasiado a elevar el listón, siendo en general el típico grupo random compuesto por caracteres con poco trasfondo susceptibles de ser masacrados por la criatura sin que el espectador llegue a sentir simpatía por ellos. En el reparto, la joven Katherine Waterston no convence, palideciendo en una inevitable comparación con la Sigurney Weaver de la tetralogía original. El poco carisma de Waterston se amplía al resto de reparto, donde ni siquiera Danny McBride tiene ocasión de lucirse.
En cuanto a efectos visuales no hay que poner muchas pegas, y la recreación de los xenomorfos es intachable. También el gore es bastante satisfactorio cada vez que aparece sangre en pantalla. En cambio, la planificación de las escenas con más acción peca demasiado de montaje rápido y confuso.
En conclusión, sólo puedo decir que yo vine aquí para ver aliens, y solo los he podido ver en momentos determinados. Mi consejo: señor Scott, deje paso a sangre nueva porque la saga lo necesita como el comer.
Mi nota: 4
2 comentarios
Amén, hermano. Yo ya no me fío de Scott, no señor, no caigo otra vez en la trampa.
Al menos, que no ponga Alien en el título! XD