Siempre son desvaríos. Los desvaríos son ya, casi, casi, postulados de vida para mí. Hoy voy a desvariar sobre Ramsey Campbell, escritor que fuera “niño prodigio” y que de la mano de August Derleth entrara en el mundo del Terror para ya nunca dejarlo.
Yo conocía varios relatos de Campbell; cuando gastas horas y horas de tu vida en leer antologías, compendios y selecciones de relatos te sucede esto, que sabes que has leído a tal autor, te suena el nombre, pero si no te vas haciendo una lista en un cuadernillo (en uno desgastado con tapas de cuero que casi parece piel humana, por favor), pues esto es lo que pasa: ah, sí, sí que lo he leído, pero vamos, que no me acuerdo de nada.
Es a la segunda cuando empiezas, lo digo para los que no llevamos ese cuadernillo y nos limitamos a archivar cosas en la propia mente, cuando empiezas a cribar, a realizar ese famoso donoso escrutinio. Entonces recuerdas que tal autor, Ramsey, ya te sorprendió o te fascinó al leer tal relato, La Chimenea, verbigracia; ahora al releerlo lo disfrutas a otro nivel, y se te va pegando a la piel, como grasa junto a la parrilla, como el olor a fritanga. Empiezas a repetirte el nombre: Ramsey Campbell, y ya sí que lo recuerdas para el próximo encuentro. Quede dicho que esto es lo que me viene pasando a mí desde los tiempos en que uno ni tenía ordenador ni ninguna forma de saber nada de ningún autor salvo lo que ponía (o no) en el libro que estuviera leyendo; pero supongo que en general se busca al autor en internet. Esto es muy peligroso, amigos, corréis un riesgo que leyendo de a poco y sin pretensiones, sin ideas preconcebidas y sin ningún pre, salvo tu propio disfrute, no correríais. Que no se me malentienda: cuando encuentro un autor que me gusta busco, ahora que tenemos internet hasta en el reloj, el listado de sus libros, pero nada más, esto tendrá que ver con mi natural melancolía, claro.
En fin: al cabo de un tiempo, en que ya había leído alguna novela moderna de Ramsey (no todo es terror en su producción), me encontré con la editorial La Biblioteca Del Laberinto en uno de mis viajes a Madrid para comprar libros (debierais haberme visto con mi maletón, y los caretos de los policías que me lo registraban en busca de no sé qué sustancias), y me quedé prendado de tal forma de los títulos que en su haber tenían que hube de escribir a la propia casa y pedirles si me venderían ¡todo su catálogo! por correo, cosa que no hacían en absoluto, por otra parte. Cuando supieron que era al culo del mundo donde debían mandarlo: Melilla, y que les iba a costar más dinero y problemas que a cualquier otra ciudad, los pobres se lo pensaron. Finalmente me hice con todos, por supuesto, en mi afán de devorador de libros esto era ineludible, más que necesario. Entre estos encontré El Habitante Del Lago, el primer libro publicado por Ramsey, como a los diecisiete años (perdonad la inexactitud, pero es que sigo recurriendo a mis ficheros mentales), y habiendo yo ya en esa época fagocitado a Lovecraft, este libro fue un hallazgo maravilloso, como poco: en efecto, parecía que entraba de nuevo en Lovecraft.
Pero ese era el Ramsey niño, niños y niñas, el adulto es un excelente narrador con una cualidad que para mí es la que lo hace más excelso: sabe traerte, en apenas un parrafillo, y de repente, sin que te lo veas venir, cosas de esas que nos gustan, cosas horribles, cosas inenarrables que él te narra con detalle. Y esa cualidad es fantástica.
En Nazareth Hill lo hace, con criaturas extrañas, pero también con humanos: los transforma en criaturas extrañas. Sabe, ese señor, cómo hacerte pasar miedo, y es de esto de lo que estamos hablando, aquí agazapados bajo el dolmen, esperando que se acabe ya la maldita noche negra.
Fco. Santos Muñoz Rico
Redactor
3 comentarios
Buen artículo y acercamiento. Teniendo leído al autor, cual dirías que es su obra de terror más puro y que más congoja produce, y cuál la más próxima al maestro Lovecraft?
Saludos .
Yo creo que Sol de Media Noche te gustaría, no sólo por sus resonancias Lovecraftianas, tiene algo, la atmósfera, que bien podría cantarse en un soneto gótico. Pero lo más acertado es tirar para El Habitante Del Lago, para conocerlo desde el principio, creo yo.
Desde dentro y fuera, buen artículo. Siempre con tu estilo personal. Esperaremos al siguiente.