Asistimos en los últimos meses a la resurrección de uno de los más famosos monstruos del imaginario popular, el vampiro más celebre de todos los tiempos, el conde Drácula. Películas, series de TV, cómics, obras de teatro y, por supuesto, novelas con este personaje como protagonista han aparecido de golpe para volver a traer a la primera plana al famoso chupasangre. Resulta curioso comprobar cómo en este repentino boom, uno de los vértices más obviados ha sido Los archivos de Van Helsing, pese al increíble mimo y cariño que Ediciones El Transbordador ha volcado en su edición. Sin embargo, ya lo adelanto, posiblemente estamos ante el mejor de todos estos renacimientos. De largo.
Sin más dilación, os dejo con mi reseña de Los archivos de Van Helsing seguida de las opiniones de algunos de los miembros del Club.
LOS ARCHIVOS DE VAN HELSING (Xavier B. Fernández – Ediciones El Transbordador)
Aunque la figura de Drácula se ha tratado en incontables ocasiones, y desde diferentes puntos de vista, pocas veces se habrá afrontado la titánica tarea en la que el barcelonés Xavier B. Fernández decidió embarcarse. Porque Los archivos de Van Helsing representa un empeño realmente ambicioso: desarrollar, en círculos concéntricos y cubriendo la mayor cantidad de tiempo posible, la historia del vampiro por antonomasia.
Tras un inicio que homenajea directamente al célebre episodio del Demeter, seguida de una preciosa introducción que nos da las primeras pistas sobre la naturaleza del famoso vampiro y su relación con la familia Van Helsing, Los archivos de Van Helsing nos sitúa justo donde termina la novela de Bram Stoker. Es una continuación literal, pero tan solo es la primera piedra de la construcción que Xavier B. Fernández erige a paso lento. Y ojo, porque en este inicio ya encontramos la intrusión ficticia, primera de muchas, cuando leemos el nombre del árabe loco Abdul Al-Hazred. Más adelante me remitiré a ello.
A partir de ahí el autor distribuye distintos pasajes que nos trasladan a diferentes lugares y épocas, en un puzzle espacio-temporal que nos engulle gracias a su prosa sencilla pero medida, y a la fascinación que desprende cada una de estas estampas. Todo ello, como no podía ser de otra manera, se nos ofrece con la forma de una colección de memorándums, legajos, informes y entradas de diario, con la coralidad y estructuración que ya tenía su universal referente.
Así, la novela nos aventura en una sucesión de episodios históricos relevantes narrados con profusión de detalles, en lo que constituye uno de los mayores logros del autor: la abrumadora minuciosidad con que se describe cada uno de estos pasajes, recurriendo a un rigor que denota un increíble proceso de documentación detrás. El mejor ejemplo lo tenemos en el primer tramo de novela, donde asistimos a la recreación de los años de Vlad Tepes como aspirante a Voivoda o Príncipe de Valaquia, y finalmente su etapa como caudillo. Todo ello está narrado con un pulso magnífico, consiguiendo Xavier B. Fernández atrapar al lector con una construcción histórica apasionante, que se va desplegando a gran ritmo al mismo tiempo que la hechizante personalidad del infausto y cruel conde. Resulta el Vlad vivo un personaje tan cautivador como su versión vampírica.
Después el vaivén temporal nos desplaza a varios puntos de la segunda guerra mundial, al castillo de la condesa Erzsébet Bathory, a la Rumanía de Ceaucescu o, en un monumental pasaje que se alza como el corazón de la novela, a la controvertida incursión de las tropas napoleónicas en Rusia. Todos estos pasajes, que a menudo entroncan directamente con el género de novela histórica, están presididos de una u otra manera por la infausta e inevitable presencia del vurdalak, el vampiro, el mal encarnado en piel pálida y ojos brillantes. Dracul sobrevuela, ya sea directa o indirectamente, cada una de las páginas de la novela, convirtiéndose en un icono mucho más desarrollado (no en vano hay muchos capítulos en los que el propio conde actúa como narrador, aspecto que diferencia a esta obra del Drácula de Bram Stoker) y rico en matices que en la novela original.
Ahora bien, en el título aparece el apellido Van Helsing, y este detalle no es baladí. Porque si bien el personaje de Drácula es la entidad sobre la que todo gira, es Van Helsing, en múltiples encarnaciones, quien adquiere un protagonismo paralelo y se erige en la figura del oponente con mayúsculas —en este caso un oponente de cariz positivo—. Xavier B. Fernández consigue así equiparar en importancia a los dos enemigos irreconciliables, transmitiendo así de una manera palpable para el lector la clásica metáfora del equilibrio entre luz y oscuridad, entre bien y mal. Si bien Drácula es la representación de nuestros miedos, de nuestro lado tenebroso y macabro, de nuestros deseos más inconfesables, aquí encontramos su contrapartida en una saga familiar que se extiende a lo largo de los siglos —casi al modo de los Buendía de Cien años de soledad— y que lleva implícito el sello de la esperanza, del renacimiento, de la ilustración y de lo sagrado. Puede decirse que, después de esta novela, no solo Drácula es leyenda, sino también Van Helsing.
Otra de las meritorias virtudes de Los archivos de Van Helsing reside en la habilidad del autor para inmiscuir todos los elementos ficticios dentro de momentos históricos reconocibles, consiguiendo que todo fluya con una alarmante naturalidad. No solo todo lo referente a los protagonistas se adentra en nuestra Historia como si fuera la suya propia, sino que además encontramos diferentes intrusiones de iconos extraídos del imaginario de la literatura de terror. Así, por la novela aparecen personajes como Carmilla, Frankenstein o los mencionados mitos de Lovecraft representados por el célebre volumen prohibido y encuadernado en piel humana, el Necronomicón. De nuevo, el autor logra que todos estos elementos se integren de un modo fascinante en la trama, sin que en ningún momento resulten accesorios de distracción sino una parte más de la historia.
Por lo demás, encontramos un trasfondo sociopolítico cambiante que Xavier B. Fernández utiliza para reflexionar, con cierta ironía, sobre las distintas religiones o credos, así como sobre los sistemas políticos que nos gobiernan. Así, podemos ver cómo una dictadura es legitimada como conveniente vista a los ojos de Vlad Tepes, o cómo la fe del padre Abraham Van Helsing se va difuminando a medida que se adentra en las últimas etapas de su vida. La multitud de personalidades de nuestra historia reciente que desfilan por la novela ayuda a dibujar esa crítica a cómo nos subordinamos a personas que ocultan su maldad bajo capas de carisma con las que nos dejamos fascinar. Es esa erótica del poder que representan tanto el propio Drácula como los diferentes líderes políticos, militares o eclesiásticos. El mensaje soterrado te hace pensar.
La mayoría de estos personajes históricos no quedan en muy buen lugar, siendo claramente desmitificados y, en ocasiones, ridiculizados. Curiosamente, las sensación de verosimilitud no se pierde en ningún momento.
Para ir concluyendo, hay que hablar de los detalles. Aunque toda la novela resulta brillante, es quizá en los elementos más sugerentes donde la obra se eleva. Son fragmentos como la primera aparición del conde como oficial nazi, como la sutil amenaza siempre presente en la parte napoleónica del relato, como la simple narración de la llegada de Drácula a una sastrería londinense. Estas son las pequeñas joyas que adornan toda la novela y que, a la postre, le confieren una textura especial, pura delicatessen para los lectores enamorados del original.
Mucha gente preguntará si es necesario leer Drácula antes de Los archivos de Van Helsing. Mi respuesta y mi sensación es que no, porque la obra de Xavier B. Fernández funciona a las mil maravillas por sí sola, y estoy convencido de que conducirá al lector a realizar el viaje contrario y fijar su atención en la novela de Stoker. Ahora bien, yo decidí leer Drácula en primer lugar, y he de decir que la consecución de ambas novelas resulta en una experiencia fascinante, ya que de esta manera son apreciables y evidentes las múltiples referencias y guiños que Xavier B. Fernández lanza a su referente, sembrando su texto con tesoros que reconfortan al lector versado en el original.
Estamos ante un clásico moderno, en toda la amplitud de la acepción. Imprescindible.
Los miembros del Club hablan:
Sergio (@SergioMscmsl en twitter):
“Desde el principio tenía interés en esta novela por la temática, revivir al personaje de Drácula siempre es interesante a pesar de ser este más que conocido por la cultura popular. Creo que esta novela es una perfecta precuela/secuela de la obra original de Bram Stoker, convirtiendo a la original en tan solo un pequeño capítulo en la longeva vida del conde como se nos muestra en estos archivos.
Me ha parecido impresionante la cantidad de información histórica que contiene este libro creando no solo una atmósfera distinta en cada capítulo, sino una sensación de ubicación espacio-temporal tan exacta como la de una máquina del tiempo. Las ubicaciones también han sido muy bien detalladas y elaboradas. Los detalles históricos, científicos, psicológicos y culturales que se muestran en la obra han elevado la historia del conde. Junto a todas las referencias históricas y por tanto a ciertos personajes de renombre, he podido disfrutar de algunos crossovers de lo más interesantes en relación a ciertos “monstruos clásicos y cósmicos”, además de las numerosas meta-pistas literarias y cinéfilas. Todo ello me ha parecido un acierto, haciendo el universo de Drácula mucho más grande e interconectado, y por lo tanto más real para mi.
El linaje Van Helsing me ha parecido la antítesis perfecta en contra de la eterna figura del conde, también me ha parecido muy interesante la eterna presencia de Darvulia. Tanto Van Helsing como Darvulia y el conde son “eternos”.
Todo lo narrado en primera persona me ha parecido muy bien construido por el autor, dotando a cada personaje de una personalidad y psicología propia. Del propio conde ha sabido extraer y ampliar su personalidad, exponiéndole a situaciones totalmente nuevas para él, siendo coherente con el ¿alma? del mismo personaje. Me ha llamado la atención como detalle que la maldad del conde no reside en su condición de vampiro, sino que esta ya venía con anterioridad de él mismo siendo un líder autoritario, cruel y sádico.
Por poner un, pero, diría que me hubiera gustado haber visto algún capitulo de la actualidad un poco más en desarrollo, y además el final apoteósico me pareció demasiado rápido, aunque perfecto. Aún así me ha enganchado como hacía tiempo y he disfrutado de cada una de las páginas”.
Waldemarne (@waldemarne en twitter):
“Sinceramente, el título de este libro inicialmente me echó para atrás. Me gustan las historias de vampiros pero un “diario del cazador de vampiros” no me llamaba mucho la atención. Supongo que las películas, series y videojuegos sobre Van Helsing que son todas horrendas no me ayudaban mucho 🙂
Sin embargo, me alegra decir que estaba completamente equivocado. Los archivos de Van Helsing es un libro que tiene como objetivo extender el universo de la novela original de Bram Stoker. Es una mezcla entre secuela y precuela. Porque, ¿quién no ha querido saber cómo continua la historia de Drácula o cómo se convirtió Vlad “el Empalador” en un vampiro?
Xavier B. Fernández nos embarca con gran habilidad en lo sucedido justo en el momento en que termina la novela de Drácula en el mismo castillo del conde. A partir de ahí la novela nos atrapa porque queremos saber más.
Pero no se vayan todavía que aún hay más, no contento con explicarnos cómo continúan las historias del vampiro hasta nuestros tiempos, también nos explica los orígenes del vampiro más grande de todos los tiempos. Sus motivaciones, sus temores, sus anhelos… todo ello explicado con una prosa sencilla y a la par entretenida.
Para darnos a conocer todas estas historias anteriores y posteriores a la novela de Stoker, Xavier utiliza como vehículo a la familia de los Van Helsing, y cómo han estado siempre ligados a Drácula en un modo u otro. Un contraste que me gustó mucho es que frente a la omnipresencia e inmortalidad de Drácula se encuentra en el lado opuesto la efemeridad y vulnerabilidad de su cazador “un Van Helsing”. Pero a pesar de sus debilidades siempre está ahí, tenaz y perseverante. Con rostros distintos pero implacable y molesto 🙂
También me gustaría destacar el enorme trabajo de documentación realizado por Xavier B. Fernández que nos hace viajar por diferentes épocas de las que aprendemos continuamente tanto elementos históricos reales, como se amplían nuestros conocimientos sobre los vampiros. Un trabajo realmente admirable. En este aspecto sí que me ha decepcionado que Xavier haya decidido lanzarse a épocas muy trilladas y estereotipadas como son la Segunda Guerra Mundial o las guerras Napoleónicas en el frente ruso. Creo que tenía mucho más potencial haber explorado otras épocas y otros momentos históricos menos conocidos. Por ejemplo la parte de Rumanía la encontré mucho más interesante (por mi desconocimiento) que las épocas hitleriana o napoleónica. Habría sido mucho más atractivo sin duda.
Otro punto que también me ha dejado descolocado es el de los guiños a otras obras y autores. Los hay que están muy bien colocadas como referencias a Cthulhu o a El Retrato de Dorian Gray. Pero hay otros como al Frankenstein o La Sombra del Águila de Reverte que a mi entender sobran completamente. Pero esto ya son gustos personales.
Por último, me gustaría finalizar destacando el gran trabajo narrativo realizado por Xavier al intentar emular/homenajear al maestro Stoker realizando su libro mediante cartas y registros en papel como ocurre en la novel original de Drácula. Un trabajo que no tiene que haber sido nada fácil y que sin embargo la convierten en una novela única.
En resumen, una novela imprescindible para todos los amantes del clásico de Stoker, que podrán deleitarse con los detalles sobre la vida y la continuación de las historias de su conde favorito”.
“Reconozco que al principio me acerqué a Los archivos de Van Helsing con precaución: “¿otra novela más de vampiros? ¿Otra vez volviendo a Drácula?”, me decía. No me daba cuenta de que mis prejuicios eran más bien producto de la sobreexplotación de una figura que se ha diluido en la memoria colectiva desdibujada entre destilaciones estériles de la obra de Stoker. Y ¡qué equivocado estaba! Porque finalmente Los archivos de Van Helsing me ha parecido una obra magnífica, que rebosa amor por el Drácula original y que además supone una aportación rotunda al mito.
Sus valores son muchos y de gran peso, y aquí me limitaré a enumerar aquellos que más aprecio: el homenaje a la forma epistolar del original; la inserción de la novela de Stoker como una pieza (verídica) más del rompecabezas en que consiste la larga historia que abarca esta novela; la acertada actualización del trasfondo social de la obra original (la resistencia de la aristocracia a la transformación política y económica de Europa); la fusión con el género histórico (de la que sobresale por méritos propios la sección, en realidad una novela en sí misma, sobre la campaña rusa de Napoleón); la potente y seductora voz de Drácula, o, finalmente, el cierre en forma simétrica de la obra, apuntalado sobre la relación con la fe del Van Helsing actual.
Seguramente mis compañeros del club de lectura se detendrán en algunas de estas características de la novela; yo prefiero quedarme con el gozo mayúsculo que me ha producido su lectura, desde la primera hasta la última página. ¡Cómo he disfrutado leyéndola! La he saboreado como hacía mucho tiempo que no hacía, con un pie en la infancia y otro en la fascinación. Me ha transportado a través del tiempo, del espacio y de las mentes de los personajes, en un viaje que he lamentado mucho terminar. No puedo sino recomendar vivamente su lectura a todo aficionado al género y al personaje. Es un complemento magnífico a la obra de Stoker, al que seguramente volveré”.
“Increíble ejercicio literario el que aquí nos encontramos. Ante todo es una verdadera carta de amor del escritor a la obra y personajes creados por Bram Stoker; además de respetar y desarrollar esta nueva trama con las mismas características que el famoso libro, usando así mismo un estilo poético/gótico y epistolar absolutamente deliciosos, pues en sus más de quinientas páginas apenas se pierde el interés y el asombro. Por supuesto es muy necesario haber leído antes Drácula para poder entender y disfrutar enteramente de este libro (así lo veo yo), que sirve tanto como si fuera su complemento y/o como su precuela y continuación, si queremos dejarnos llevar; que claro que queremos, faltaría más. Muy redondo. Este mes lo hemos “bordao” en el club”.
“Los archivos de Van Helsing me ha sorprendido gratamente. Las pinceladas que introduce de los distintos personajes, tanto ficticios como reales, son lo que más me ha enganchado, haciéndome la lectura muy amena. También me ha parecido interesante cómo retrata al personaje de Drácula, ya que lo pinta en distintas épocas interpretando distintos “personajes”, aunque sin perder en ningún momento su esencia. Lo mismo me pasa con los distintos Van Helsing, de los que se cuenta mucho trasfondo, lo cual enriquece mucho la novela. Mi único pero con Van Helsing es que a veces se me ha hecho un poco difícil saber de cuál nos habla en cada momento.
Aunque la novela es larga, cuando la terminas no te lo parece. La recomiendo a los interesados en el género vampírico”.
Tintanegra (@ctintanegra en twitter):
“Siempre me ha parecido una temática que en nuestros días es más una caricatura de sí misma que otra cosa. Los Archivos de Van Helsing me ha demostrado que aún hay libros serios de vampiros. ¡Y de primera categoría!
Mi opinión sobre Los Archivos de Van Helsing es muy muy positiva. Me parece absolutamente recomendable, principalmente por su calidad en lo que a novela histórica se refiere. Se pasea por distintos episodios de los últimos 500 años de historia de Europa y lo hace con una verosimilud y calidad documental fascinante. Además, hay pasajes particularmente apasionantes que te meten en la situación hasta los tuétanos. Es un libro largo pero la lectura se me pasó volando. La edición de El Transbordador por otro lado me pareció muy acertada.
Los guiños y las referencias a otras obras y autores a algunos de mis compañeros les ha encantado, a mí me han parecido muy en el límite porque en ocasiones estaba totalmente metido en la escena y una referencia superficial me sacaba una sonrisa, una más profunda, me sacaba de la historia.
En general, el libro me ha encantado. Muy bueno. Un acierto para el club”.
Icaro Tikka (@IcaroTikka en twitter):
“Esta es una novela notable en su esfuerzo por plasmar una historia a través de la Historia. De lectura entretenida y morbosos pasajes. Cuenta la trayectoria de Drácula a través de distintas épocas en virtud de su vampírica inmortalidad. Es así, presentado como un antihéroe, como llegamos a conocer sus anhelos e infinito ansia de poder. No es otro el motor que le mueve; y no es otra cosa la que le frena sino una dinastía de némesis, los Van Helsing, a cuya persecución parece condenado. A través de distintos pasajes, alguno más brillante que otro, el autor nos habla una y otra vez de ese anhelo de poder en contraposición a la frustración de verse saboteado -una y otra vez- en su empresa.
Esta novela, al ser de estilo epistolar, nos enseña en primera persona los puntos de vista tanto de Drácula como de otros muchos personajes, siendo cada uno de los Van Helsing los más predominantes. Aún así y aunque pudiera parecer imparcial, no creo que sea inocente el que uno (solo puedo hablar por mí) empatice con las fuerzas del mal, es decir, con nuestro amigo de los dientes largos.
Como único pero a esta lectura o, mejor dicho, en un hipotético apartado de “a mejorar” pondría la ambientación. Pues considero que hubiese ganado interés si se hubiera potenciado de otro modo lo concerniente a diálogos y escena o setting en momentos puntuales.
Por lo demás una novela excelente, con alguna pincelada de humor negro que me ha divertido mucho. Una ambiciosa propuesta que el autor resuelve con gran solvencia. Totalmente recomendado”.
Próxima lectura : Nuestra parte de noche (Mariana Enríquez – Anagrama)