XXIV Club de lectura de terror: Bajo nuestros pies (Fco. Javier Olmedo Vázquez)

por José Luis Pascual

Vamos con lo que nos ha deparado la lectura de Bajo nuestros pies. Tras aquella ya lejana edición que le dedicamos a H.P. Lovecraft, ha sido reconfortante volver a pisar terrenos habitados por ese imaginario de horror cósmico que tan en boga ha estado en los últimos años. Francisco Javier Olmedo Vázquez, nuestro querido Mitonauta, está a la altura de un reto tan imponente, y eso se dejará ver en las opiniones plasmadas a continuación.

Os dejo con mi reseña de la novela seguida de las impresiones de algunos miembros del Club. Al final del artículo, como ya viene siendo habitual, está el debate que realizamos en directo el pasado día 31 de enero, y en el que tuvimos el placer de contar con el propio autor. Que lo disfrutéis.

Título: Bajo nuestros pies

Autor: Francisco Javier Olmedo Vázquez

Editorial: Autopublicado

Nº de páginas: 334 

Género: Terror

Precio: 12,48€ / 2,99€ (digital)

«El profesor Kleinman detuvo un momento la interpretación de su papel como narrador de las insólitas vivencias del Dr. Schultz en el rol del Dr. Rommel para dirigirse hacia un viejo arcón victoriano lleno de documentos, libros usados y otros artículos de interés».

La cita que he querido plasmar arriba es toda una declaración de intenciones. En ella, Francisco Javier Olmedo Vázquez resume el espíritu, la intención y el estilo de su novela Bajo nuestros pies. Tenemos doctores, profesores, identidades falsas, narradores y un arcón victoriano. Con ello, se nos anticipa el inmenso homenaje que el autor dedica a una época pulp donde el maestro inexcusable —al menos así lo entendemos hoy— es H.P. Lovecraft. Muchos de los elementos que han hecho célebre al autor de Providence están aquí, aunque Olmedo Vázquez logra despojar a su novela de la dificultad que entrañan algunos textos lovecraftianos para regalarnos una obra mucho más accesible para el lector moderno.

El arranque de la novela es una fenomenal derivación de historias dentro de historias dentro de historias, pero con la cualidad de resultar sumamente intuitiva para el lector. Casi al completo, Bajo nuestros pies se estructura a través de una serie de cartas entre los distintos personajes, en especial entre el profesor John Lindgren y su mentor el profesor Ernest Kleinman. En ellas, se nos dibuja toda una red de acontecimientos extraños acaecidos a lo largo de la historia de la humanidad que, poco a poco, van esbozando la presencia de un mal ancestral en el mismo corazón de la Tierra. A través de esa  correspondencia, se nos hace testigos al mismo tiempo que el receptor de esas misivas de todos los hechos que se van desvelando.

Durante la novela, Olmedo Vázquez nos regala una serie de postales terroríficas que dejan un regusto añejo muy agradecido y que nos remontan a épocas de un terror pretérito pero todavía muy efectivo. El autor se ha tomado muy en serio su empeño de aportar algo nuevo a los Mitos creados por Lovecraft, su círculo y sus sucesores, y ha conseguido imaginar relatos de folclore que respetan el espírito lovecraftiano, enriqueciéndolo de modo extraordinario. De tal manera, asistimos a historias tan sugestivas como la del Templario Negro que arrastra una cruel maldición consigo, o la de los Pergaminos de Guiza, que aúna ficción y realidad para engrandecer la globalidad de la novela. Incluso, en un alarde de atrevimiento, se nos ofrece una nueva versión del Génesis adaptado a los gustos del lector de este tipo de obras, y que satisface por imaginativo, por potente y por herético. Maravilloso el periplo vital de ese dios gestante.

Notorios son los pasajes en los que la novela abraza sin remilgos la ciencia ficción. Lógicamente, hablamos de una ciencia ficción pulp, anclada a una concepción clásica del género. Son tramos a los que se puede aplicar la etiqueta de “horror cósmico” con total propiedad, ya que mezclan el terror producido por lo inabarcabable o inconcebible tan propio de Lovecraft con el sentido de la maravilla tan propio de esa ciencia ficción primigenia. Al mismo tiempo, toda esta parte cumple la función de aliviar el tono gótico y lóbrego para ofrecer una aventura más dinámica que funciona como un tiro.

El formato epistolar elegido para desarrollar la novela está magníficamente empleado aquí. Cada vez que encontramos un libro estructurado de este modo, la inercia nos lleva a pensar en el Drácula de Bram Stoker. En este caso, tal asociación no es baladí, ya que uno de los pasajes más importantes de Bajo nuestros pies está elaborado con la intención de homenajear a la obra culmen de Stoker. Si bien ese regusto es evidente, una vez más el autor logra introducir las suficientes novedades como para que la sombra del tributo sea simplemente eso, una sombra, y que no afecte en gran manera a la trama. 

Debajo de todo el tributo a la literatura pulp made in Lovecraft y de la estudiada construcción a base de ladrillos que se intercalan entre sí de maneras matemáticas, late un corazón que alberga más cosas. La más relevante es la historia oculta, una historia que apunta directamente a nuestro cerebro y que, al mismo tiempo, ensalza y ejecuta una de la mayores virtudes del ser humano: la sed de conocimiento. La novela parece plantear algo que cualquiera puede intuir pero que pocos se atreven a plasmar: el conocimiento es poder, un poder capaz de elevar a un individuo por encima de los demás y convertirle en un ejemplo a seguir. Pero ese poder también oculta lo terrible: es capaz de destruirnos desde nuestros propios cimientos. Algo que, sin duda, debe llevarnos a la reflexión. ¿Y acaso no ha de ser esa la misión principal de toda buena novela?

Además de todo lo comentado, es resaltable lo entretenida que resulta la trama urdida por el autor. La maraña de relatos está magníficamente hilada y rematada, y la relación entre los diferentes tramos provoca ineludiblemente una sensación satisfactoria en el lector. Como decía, todo está perfectamente medido y cerrado, y pensado para que podamos disfrutar de una historia coherente dentro de su componente fantástico y de sus paradojas espaciotemporales. 

En definitiva, leer Bajo nuestros pies es escuchar un viejo blues. Suena como los demás blues, puedes intuir cada golpe de batería, cada riff de guitarra, cada inflexión en la voz del bluesman. Pero si está bien ejecutado, ¡oh, amigo, no hay nada más maravilloso!

Los miembros del club hablan:

Bajo nuestros pies me ha parecido tanto un libro de terror como de misterio. Por un lado las criaturas, personajes y ubicaciones que aparecen en esta historia tienen un clara intencionalidad de buscar el horror, la incomodidad y el espanto, lo cual logra con creces; pero por otro lado aquello que me ha impulsado a leer esta obra, y haberla acabado en poco tiempo, ha sido la trama de misterio y sospechas que avanzaba con cada página.
Aun teniendo un estilo propio, evidentemente toda la obra tiene mucha inspiración de Lovecraft llegando a formar parte de su universo. En mi opinión se me hace algo extraño que todos los personajes tengan el mismo vocabulario lovecraftiano, ya que esto les hace perder su personalidad individual y la voz propia de los mismos (aunque creo que esto también sucede con el propio Lovecraft).
Aparte de la presencia de Lovecraft, la novela me ha recordado a muchas otras obras del género. La mansión de SaltWaters, el ambiente de la misma, sus inquilinos y su nuevo huésped, me recordaban continuamente a la historia del Conde Drácula, además el formato epistolar no hacía otra cosa más que aumentar el tono propio del vampiro. En cuanto a ciertos viajes futuristas y ciertos gemidos de animales, me ha evocado tanto a La casa en el confín de la Tierra como a los viajes del astronauta Cooper en Interstellar antes de adentrarse en Gargantúa. Otra resonancia quizás más rebuscada por mi parte ha sido el dualismo de identidades del protagonista vs villano de la obra, con respecto a la serie de Netflix DARK.
Quiero hacer un alto en la reseña para mencionar que durante el capítulo del Corazón del Cosmos he dejado de leer literalmente, ya que no veía letras escritas en papel, sino que en mi imaginación vivía y veía claramente la acción de los personajes que se adentraban en lo desconocido. Ha sido muy inmersivo para mi.
Aparte de todas estas semejanzas que necesitaba señalar, la obra en sí misma me ha encantado. Tengo muchas ganas de seguir leyendo a este autor. La lectura ha sido ligera y trepidante. Espero que volvamos a leer algo del autor en el futuro.

Sergio

Con un fuerte e inspirado conocimiento que emana de la mitología y cosmogonía lovecraftnianas, Francisco Javier Olmedo Vázquez, el autor de esta fantástica historia, nos traslada a Salem, Massachusetts, lugar en el que trascurre el grueso de la novela y en la que, a través de la correspondencia entre el profesor John D. Lindgren y el profesor Ernest Kleinman, psiquiatra y destacado investigador de lo oculto, seremos conocedores de las catastróficas desdichas en torno a las cuales este aciago profesor se vio envuelto.
El conocimiento del autor en torno a la obra de Lovecraft, como decía, es vasto. Encontramos en el texto numerosas referencias a personajes y lugares relacionados con la obra del maestro, pero no solo esto, la historia en sí misma y sus personajes son una oda a dicha mitología. Todo esto será agradecido por el ávido lector lovecraftiano, y yo, personalmente, lo he disfrutado.
La forma de la novela, que nos permite, de una forma verosímil y a modo de testimonio, ser conocedores de los sucesos acaecidos en Salem, a través de la correspondencia entre Kleinman y Lindgren, me ha parecido muy ágil y acertada, como las habilidades lingüísticas de nuestro autor, que le permiten relatar lo sucedido con gran detalle; y he aquí también su talón de Aquiles, en ocasiones se ofrecen demasiados detalles y rodeos en torno a lo que está sucediendo, antes de llegar a una conclusión que, en más de una ocasión, era esperada. Esto puede impacientar un poco al lector.
En conclusión, nos encontramos ante una novela muy interesante, con un argumento y una ambientación muy atractivos. Me encantó la parte en la que, a través del diario del Dr. Shultz, nos trasladamos a un tétrico psiquiátrico del que, tras una convulsa y emocionante entrevista, tendremos que salir pitando ya que el entrevistado, desesperado y sin ninguna esperanza, ¡se ha prendido fuego! O el capítulo en el que somos trasladados a una nave que viaja por el tiempo y el espacio, desde el año 2.194, y en la que sus navegantes serán víctimas del más aciago horror. Definitivamente, horror cósmico del bueno.

José Pitseleh

Vaya por delante que no puedo con Lovecraft y aledaños. Por lo que, obviamente, esta novela no me ha llegado tanto como podrá hacerlo a quien disfrute con los horrores cósmicos del psicópata de Providence.
Todo lo que no me gusta de la literatura de los Mitos está aquí: los señores estudiosos americanos descubriendo el universo, los salvajes paganos, los personajes femeninos ausentes, los adjetivos grandilocuentes (horrores incognoscibles mediantes), las cartas/informes/artículos/diarios incomprensiblemente detallados y reflexivos, la religión católica como estándar salvador… todo…
Pero también hay unas cuantas cosas que Olmedo añade y que están muy bien. Para empezar, la mitología no es exactamente la de Los Mitos, pero es aledaña, encaja perfectamente y para mí hasta mejora ciertos aspectos, porque los concreta. El antagonista es mucho más terrenal (chistaco xP) y la amenaza más “real”. Además, a pesar de los adjetivos antepuestos, hay algunas descripciones notables, como la aparición de la deidad arácnida que resulta realmente impactante.
Toda esa parte “corporal” que el autor añade al horror cósmico me ha recordado mucho a la obra de Thomas Ligotti, con remarcación constante de la prodredumbre, las fisionomías no funcionales y grotescas… hay algún pasaje en las descripciones finales de los túneles y su habitantes que me han recordado mucho a La torre roja de Ligotti. En cualquier caso es un añadido al universo de los Mitos que yo he agradecido.
A destacar también la audacia del autor al añadir una narración en primera persona de un viaje en el espacio y el tiempo de un grupo de navegantes que persiguen a… quien persiguen. Una flipada muy pulp que también me ha dejado buen sabor de boca.
En suma, me ha parecido una buena historia lastrada por el estilo epistolar (que a veces se vuelve enrevesado y autoexplicativo) y las maneras propias de la mitología de Lovecraft. Es muy probable que me acerque a husmear alguna otra obra de Olmedo.

Sergio Mesa

Al enterarme que Olmedo iba a publicar su cuarto libro, El cuarto apóstol, que es un eco de su primera obra Bajo nuestros pies (premio Forolibro 2018), decidí hacerme con esta última para ir preparado y con la lección aprendida antes de su publicación. El resultado: maravilloso.
El libro está narrado de manera muy acertada en forma epistolar. A través de la correspondencia entre Lindgren y Kleinman, iremos conociendo los entresijos de un mal solo imaginable en la más oscura de las pesadillas de un demente y que es real, muy real. A lo largo de las 330 páginas de la novela, vamos a ser testigos de cómo se va tensando el hilo de la trama, en una historia que va de menos a más, y que hace que cada vez que termines de leer una de las cartas ya tengas ganas de saber con qué nuevo giro argumental, sorpresa o suceso perturbador nos está esperando Olmedo. Los relatos escritos de esta manera, personalmente me provocan una alta dosis de adicción, no puedo evitarlo: me dan droga cósmica y pido más.
Aviso para navegantes despistados: Bajo nuestros pies no está escrito con una prosa al uso, si no que sigue el más puro estilo de Lovecraft, con un aroma nostálgico a Poe, fiel a todo el universo de Cthulhu y sus mitos. Algo que en el panorama actual le da una personalidad y voz propia, y que los amantes de este género y de esos grandes maestros agradecemos leer también en escritores contemporáneos. Y ahora acompáñame a adorar al Dios de la Carne, su voracidad es insaciable.

David M. Pastor

Mi resumen: un tremendo acierto.
La obra es de género y no traiciona ese pacto entre la historia y el lector. Se etiqueta como lovecraftiana y no defrauda. El tipo de narración, las atmósferas, donde mezcla algunos aspectos puramente canónicos junto a otros re-imaginados y aportaciones propias del autor que hacen a este libro un dignísimo sitio en el círculo de obras que forman ese centro del universo del terror cósmico. Al menos en mi opinión.
Comentan que es una historia hilada a través de relatos que comparten una misma voz. Así lo veo yo también. Y son muy variados. Si bien todos comparten una misma pátina que les da homogeneidad, cada uno tiene sus propios novios. Y es que encontramos lo lovecraftiano de la mano de la ciencia ficción, del relato histórico, de la acción casi de aventuras, del clásico terror gótico, del suspense y —si me apuras— de un horror existencialista y metafísico cósmico a más no poder. Esto hace de Bajo Nuestros Pies una lectura rápida y entretenida donde al iniciar cada capítulo no sabes muy bien dónde te sumerges. Por otro lado, es casi seguro que habrá algún fragmento que guste particularmente al lector porque hay un poco de todo siendo, como he dicho, todo lovecraftiano.
Este punto a favor también puede ser su talón de Aquiles, puesto que al ser variado es difícil que genere una opinión homogénea del libro salvo en contados perfiles. Aun así, es una historia muy bien contada con un estilo que se disfruta y un gran final. En algunos pasajes es atrevido al llevarnos donde otros autores solo han dejado vagas sutilezas. En otros, el estilo más pesado dará el gusto a los puristas confundiendo su voz con la del maestro. Dicho esto como crítica y como halago. En definitiva, es un libro que te hace recordar el nombre del autor para buscar el siguiente.

Carlos Picazo

Para concluir, os dejamos con el debate sobre Bajo nuestros pies realizado en directo el día 31 de enero, en el que colaboraron Olivia, Miguel, Elena y Jota, y en el que nos acompañó el propio autor Francisco Javier Olmedo Vázquez. Esperamos que os guste.

Próxima lectura: Mandíbula (Mónica Ojeda)

2 comentarios

Francisco Javier Olmedo Vázquez febrero 5, 2021 - 11:54 am

Estimados compañeros, no puedo hacer otra cosa distinta de quitarme el sombrero ante las hermosas palabras que habéis regalado a este peregrino de lo incognoscible 🎩👌 Todo un honor haber compartido con vosotros esta reconfortante experiencia. ¡iä! ❤

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José Luis Pascual febrero 5, 2021 - 4:14 pm

Todo un placer, maestro! Gran novela, por mi parte tengo ganas de seguir en este universo comprobando los distintos ecos. Un abrazo. ¡iä!

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