Cualquiera que esté mínimamente interesado en la figura de Stanley Kubrick sabrá de su patológica obsesión por cuidar hasta el más nimio detalle de las producciones que llevó a cabo. Esto es así, y sólo hay que mirar con atención sus películas más emblemáticas para darse cuenta de que multitud de símbolos de todo tipo las adornan. Ahora bien, lo que nos propone Room 237 requiere un salto de fe demasiado grande.
“Room 237” es un documental que coge una obra mítica como El Resplandor (The Shining, 1980) e intenta desmenuzarla ofreciendo múltiples lecturas que aparentemente subyacen bajo sus imágenes. El director Rodney Ascher se limita a aprovechar los testimonios de varias personas que aseguran haber encontrado mensajes ocultos en la película en los que nadie había reparado. Todo esto está muy bien, pero el problema es que las teorías que se nos lanzan son, cuanto menos, delirantes. No me cuesta creer que Kubrick dejara guiños escondidos sobre determinados temas, pero afirmar que toda la película trata sobre el exterminio indio o sobre el holocausto nazi me parece una temeridad. Reconozco que algunas de las ideas resultan muy estimulantes (reproducir la película hacia delante y hacia atrás al mismo tiempo con las imágenes superpuestas tiene un efecto sorprendente) y es posible que tengan algo de verdad, pero el desarrollo de la mayoría de ellas me parece demasiado cogido por los pelos y en muchos casos las afirmaciones que se hacen resultan ridículas y, lo que es peor, risibles.
De Rodney Ascher ya comentamos aquí el documental The Nightmare (2015) que curiosamente sufría los mismos males de esta “Room 237”, o sea, una premisa de lo más interesante y un desarrollo defectuoso y decepcionante. Aún así, podemos decir que “Room 237” tiene un par de cosas positivas: primero, hay alguna propuesta que se salva dentro de lo loco que resulta todo. Y segundo y más importante, te da muchas ganas de volver a ver el peliculón que es “El Resplandor”.
Mi nota: 4