Título: Síndrome Noir
Autor: Varios autores
Editorial: Autopublicado
Nº páginas: 130
Género: Terror
Precio: Gratis (pago social)
Avenida Noir os ofrece su segunda antología, prologada por JD Martín, y con selección de textos a cargo de BJ Sal, CG Demian y José Luis Pascual.
Contiene los siguientes relatos:
«Bienvenido a mí» por Miguel Matesanz
«Chakras» por Elena Solera
«De vuelta a casa» por Artguim
«Duérmete» por Susana Calvo
«Expediente 575» por Magali Mátar
«La extraña psique» por Román Sanz Mouta
«La mantis y el gusano» por Beseta Traum
«Misiva de cristal» por Valentín Bayón Muntaner
«Noir» por Rosario Cosano
«Triscaidecafobia» por Judit Romero
RITUAL
Lo primero a destacar es el valor de la propuesta y la polémica vacua que en su momento levantó. Pues parece que los trastornos mentales son un tema tan delicado que resulta tabú, censurable. Que se debe ocultar o hablar en voz baja. Y eso lo sufren aquellos que lo padecen, que tienen miedo a visibilizarse, a pedir auxilio, manteniendo ese manto de oscurantismo que a nadie beneficia. Aquí se trata el tema, varias afecciones diversas, con respeto, y desde el prisma del terror, muy realista en ocasiones, pues nos permite ponernos en lugar de estos pacientes (o sus allegados), personas afectadas y que luchan contra estos monstruos a diario, durante años o vidas enteras. Es necesario sacarlo a la luz. Darle normalidad, aprender y comprender sobre dichas enfermedades para poder ayudar si alguien nos lo demanda o lo necesita; porque muchas veces la comprensión lo significa todo (más en estos tiempos convulsos donde todes acabaremos tocados). La literatura, la mal llamada literatura del género, y el terror en concreto, siempre han sido los primeros en ponerse a la faena, y ejemplos los hay por miles, incluso de firmas referentes. Intentan no quedarse atrás los seleccionados para esta antología. ¿Lo consiguen? Veámoslo texto por texto, eso sí, tras el prólogo, tan afilado como reivindicativo y necesario, del gran JD Martín, que expone con mucha claridad por qué no debe existir la censura y cómo se discrimina en la literatura (lo que exponíamos anteriormente, pero en su pluma, y expresado con mejores palabras). A ello:
Bienvenido a mí, por Miguel Matesanz: una mujer acude a su sesión de terapia y, como en cada ocasión anterior, se desnuda para la misma. El psiquiatra intenta descifrarla ocultando la admiración por ese cuerpo perfecto, inmaculado, casi recién parido de un molde perfecto, pero con la edad madura. La permite hablar, tira de sus hilos, se maravilla y se excita. Así desarrollan su juego de intercambio verbal, ocultando sus verdades, hasta que explota la revelación, la realidad en la que vive convencida. Saltando a un brutal y salvaje desenlace. Un relato interesante, casi una escena en movimiento contada en varios actos que sorprende con ese desenlace sin máscaras, pero que quizá hubiere ganado algo de profundidad aportando más contexto, antes y después, más pruebas de las verdades que afirman; tangibilidad en esos hechos inevitables. Pero deja poso.
Chakras, de Elena Solera: una chica joven vigila a su madre constantemente. Y acude obediente, por muy rebelde que se muestre en el hogar, a las consultas con su terapeuta. Mientras dentro de casa estudia a esa mujer que no es su madre, porque su madre ha sido sustituida por otra persona con la misma voz y apariencia. Y ella va a descubrir por qué, a desenmascararla. Esperando un error de la sustituta en tensión, día tras día… Un texto que expone la terrible afección, pues la protagonista está convencida y no existe forma de tornar su percepción, de hacerle ver que es fruto de una enfermedad. Se siente. Y duele.
De vuelta a casa, por Artguim: un veterano vuelve de la guerra, y con veterano nos podemos referir a alguien de veinte años, pues la guerra y los traumas no entienden de edades. Quiere evitar la fiesta sorpresa, pero esta sucede. Y no reconoce a su familia, a sus amigos. El proceso que acontece después, las reacciones, la fuga hacia delante y sus actos desesperados por no comprender qué quieren de él, quiénes son, los destroza a todos de forma bidireccional. Aquí, tocando el mismo tema de fondo que el relato anterior (curioso), la aproximación es totalmente diferente. Este es un relato novela, se nos muestra un cuadro completo: pasado, visiones del futuro, las causas, las personalidades. El autor como arquitecto que sabe hacer del poco un todo sin permitirse cabos sueltos, dejando una grata sensación tras su deguste.
Duérmete, de Susana Calvo: una exmilitar sufre de miedo, pánicos constantes. Y dormir no ayuda, porque el sueño es una puerta que puede abrirse de la peor de las maneras. Todo ello, la tensión extrema, la alerta máxima, altera a la protagonista en su día a día. Ella experimenta con soluciones, intentando no cerrar los ojos nunca, buscando ayuda psicológica. ¡Quiere estar bien! Cuando nadie más entiende tal afección, y no solo se siente asustada, sino terriblemente sola e incomprendida. Los traumas, los de la infancia y los de la guerra, son incontrolables. A lo que el resto no sabe reaccionar mostrando cero empatía. Triste. Este cuento refleja muy bien aquí el sufrimiento del personaje, su sinceridad fluyendo a borbotones caóticos, cómo demanda auxilio casi contra natura. Es algo para aprender, porque si no estamos bien, debemos vaciarnos y dejar que nos ayuden. Del otro lado, solo queda soledad y miedo. Bien expresado.
Expediente 575, por Magali Mátar: se nos muestran aquí una sucesión de casos de enfermedades mentales, narrados de forma analítica y atendidos por el mismo doctor, a quien le llegan todos estos ingresos. Que los expresa de forma ausente, aséptica, casi ritual, repitiendo las mismas palabras para diferentes afecciones. Eso nos perturba. Más aún que nunca pueda hacer nada para ayudarlos a mejorar. Que todos acaben… La inhumanidad del narrador nos deja gélidos, porque tiene la misión, ha jurado buscar remedio contra la enfermedad, ser una boya para aquellos que se ahogan. Y su cara oculta, cuando sale a la luz, es lo que hiere de la historia por su tinte realista; por los antecedentes. Para pensar.
La extraña psique, de Román Sanz Mouta: un hombre sufre de psicosis reactiva junto con otras afecciones mentales, y debido a ello y a su sugestión, ha trasladado a las entidades de los mitos de Lovecraft hasta nuestro tiempo. Pero, ¿es real, o solamente sucede en la imaginación de Ismael? Como siempre, al ser el texto de un servidor, no puedo ofrecer mi opinión. Solo espero que sea de disfrute terrible, y que lectores y lectoras me hagan saber acerca de las sensaciones que les ha provocado, además de visibilizar la sensibilidad de estos padecimientos.
La mantis y el gusano, por Beseta Traum: durante un viaje, parando en una cafetería de carretera para tomar algo, el protagonista se encuentra con una mujer peculiar. Una escritora. Con quien acaba compartiendo mesa. Y que parece descifrar no solo sus pensamientos sino anticipar la misma vida, mostrando verdades detrás de las verdades. Mientras afirma haber sido la mejor escritora de la historia en vidas anteriores, aunque ahora esté inédita, redactando su obra suprema para que el mundo la vuelva a reconocer. A partir de ahí, en ese encuentro dialogado lleno de tensión, vemos hasta qué extremo puede llevar esa que considera su realidad. Un relato con motivos que los escritores y las escritoras podemos entender, usando el dialogo como hilo conductor. Un discurso que hipnotiza a protagonista y lectores llevándonos por un rumbo laberíntico, con un punto de metaliteratura. Interesante.
Misiva de cristal, de Valentín Bayón Muntaner: la protagonista nos cuenta la historia de su relación con Miguel desde el principio, desde su niñez y cuando él llegó al pueblo. Pasando de ser marginado a popular. Cómo se enamoraron pese a alguna extrañeza de él que ocultaba como broma. Así continuaron, separándose para estudiar, cayendo en el alcohol y la droga por estrés de estudios. Pidiendo ayuda a su mejor mitad. Salvándolo ella de sus adicciones. Casándose. Pero tras un embarazo fallido, Miguel quiebra y se sincera con ella; se está rompiendo, de forma literal. ¡Sus brazos están llenos de grietas, su cuerpo es de cristal (y existe un pequeño cuento de brujas como origen de este problema, un encuentro vital)! Nadie puede ayudarle. Y todo le da miedo. Tras esto, las consecuencias… El testimonio es terrible y pone los pelos de punta, escalofriantemente narrado. Una afección, como tantas otras que se reseñan aquí y muchas que no, que te destroza, a ti y a quienes te quieren, que te devoran poco a poco y se convierten en reales, en la única realidad alejado de la sociedad y de la misma vida.
Noir, por Rosario Cosano: una fábula pidiendo auxilio. Dos hermanas iguales, diferentes, una niña, y un estilo poético y muy depurado que difiere del resto de la colección. De estilo en apariencia confuso que acaba mostrando lo que quiere contar. Una propuesta arriesgada y alucinógena de la mano de la fantasía, pues cada maestra tiene su forma de contar las cosas, de compartirlas. Sonoridad, significado, efecto, varios cuentos dentro de un solo cuento. Aunque me falte un poco de implicación para con el lector, cuesta entrar al juego posiblemente por preferencias propias.
Triscaidecafobia, de Judit Romero: Clara tiene muchos mundos en la cabeza y un problema que debe ocultar, sobre todo delante de su psicóloga, de sus padres, alegando preocupaciones triviales, insomnio. Todo la empuja a la soledad, con el Señor Dientes Largos acechando, una presencia que se impone sobre cualquier otro estímulo. Existe, te acosa, te agobia, te produce ansiedad, nunca desaparece. Aunque logra escapar, huye hasta que deja de huir y enfrenta el problema, quizá su fin, quizá la única solución (una lección importante). Y lo vemos durante varias etapas, desde la niñez hasta lo adulto. Incomprensión de los padres, el disfraz que debe ponerse junto con el miedo al psiquiatra, el miedo a que te estigmaticen, que te llamen loca, confirmando que lo que tú ves es real o no lo es, prefiriendo casi la duda (terrible disyuntiva que se trata poco), ya que esa denominación de insana te acompañará siempre. Este relato aprovecha para incluir la crítica social, que sería también crítica humana, por lo hemos consentido y a lo que nos hemos conformado. Tremebundo relato, sorprendente, con muchos registros, dejando a las claras cuánto padecen los que sufren de esta afección (o de cualquier otra). Hay que recordar que todes tenemos algo o alguien bueno a quien aferrarnos, por lo que luchar, luchar por nosotros mismos. Gran cierre de la antología aunando los valores de relatos anteriores.
La variedad de las enfermedades raras que se muestran, cada una con el tratamiento de estilo del autor o autora, y siempre haciendo hincapié en el sufrimiento y la incomprensión de quienes las padecen, por momentos sobrecoge. Algunos textos te tocan muy de cerca, según las vivencias personales, creando un vínculo con el o la protagonista, con sus familiares o parientes y cercanos (según se impliquen). Y todo ello dentro del secreto, del oscurantismo, del silencio, de la soledad y el aislamiento, del dolor compartido de forma bidireccional. Es verdad que, como toda antología, sufre cierta falta de uniformidad, cada cual es de su madre y su padre literario. Y que las historias contadas pueden hacer más o menos incisión en la enfermedad o en la trama que corre, en ocasiones, transversal. Pero merece la pena tanto la propuesta de Avenida Noir como la lectura de esta colección. Quizá no conozcas muchas de las enfermedades, o quizá sí, pero la visión descarnada desde el interior de las mismas lleva a la reflexión. Te animo a intentar descifrarlas todas, algunas son evidentes y se nombran, otras, no tanto.
En resumen, un buen conjunto de historias con un fin loable, y que demanda vuestra atención al pequeño precio del pago social en Lektu. Porque no todas las lecturas traen consigo un aprendizaje, y este resulta vital.
¡Dadle una oportunidad!
Pd: por supuesto, todas las interpretaciones de los relatos son propias y personales, pudiendo diferir de aquello que desease expresar el autor(a). Además, prefiero que lectoras y lectores descubran por su cuenta el germen y clave de cada texto, omitiendo ciertos factores que no son obvios de inicio o antemano.
Román Sanz Mouta
Redactor
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Buena disertación