Título: Cuento de hadas
Autor: Stephen King
Editorial: Plaza & Janés
Nº de páginas: 856
Género: Fantasía oscura
Precio: 24,90€
Stephen King regresa, aunque nunca se ha ido, con Cuento de hadas, publicada en España por Plaza & Janés con una maravillosa traducción de Carlos Milla Soler.
Y la novela es justo lo que su título promete. Un cuento de hadas. Un relato de ficción y fantasía que convierte en posibles los sueños y las pesadillas. Un aviso de que somos el peor de los monstruos posibles y, a veces, también podemos ser héroes.
Trataré de no contar gran cosa sobre el argumento, mostrando lo que creo es el fondo de la cuestión. La obra está narrada en primera persona, desde el punto de vista de Charlie, un joven bastante normal con una historia, como no puede ser de otra manera, algo trágica y difícil. En la primera parte, Charlie nos hablará de su infancia y sus dificultades familiares, de cómo esas dificultades le llevaron en cierto modo al lado oscuro de sí mismo, y de cómo la casualidad le permitió librarse de ese lado oscuro, de su clara involución, y le permitió evolucionar, mejorar como persona.
El trauma del héroe. Batman viendo morir a sus padres, Spiderman perdiendo a tío Ben, Cenicienta quedándose huérfana de madre y reforzando su voluntad, su bondad, a base de aguantar a las hermanastras con coraje.
En esta primera parte, mundana y poco mágica, muy cotidiana, Charlie se convertirá en el ayudante y mejor amigo de un viejo gruñón, arisco con las personas, amable y cariñoso con su leal y anciana perra. Cliché, cliché, diréis. Pues sí, estamos de acuerdo. Tropos acentuados por la visión del joven, que no dejará de hacer referencia a lecturas tan eclécticas como ciertos cuentos de hadas y el mismo Lovecraft. Me abstendré de mencionar todos los guiños y referencias que he percibido. Parecería un intento de hacerme el listillo y os privaría, pacientes lectores, del placer de buscarlos por vosotros mismos.
Digamos por tanto que Charlie y su nuevo amigo serán en cierto modo reflejo del aprendiz y el mentor, Arturo y Merlín si queréis, aunque el papel de mentor afecta también al padre de Charlie mientras lleva a cabo su propio viaje de redención. El nexo de unión, el pegamento no sólo entre los personajes sino con el lector, será Radar, la vieja perra, que con su fidelidad, generosidad y dulzura conquistará a los protagonistas y, para qué negarlo, a este humilde juntaletras que os habla.
Hasta aquí no hemos visto magia, ni cuento, ni hadas. Es cierto. Incluso podemos destacar que Charlie es un tipo pragmático, ajeno al pensamiento mágico. Un joven actual que ya ha abandonado la infancia y que, a la hora de resolver un problema, tenderá más a buscar un tutorial en YouTube que a pensar qué haría el personaje de alguna leyenda. Pero King narra con genialidad su evolución, ese camino del héroe que no solemos ver en los cuentos porque el príncipe ya es príncipe cuando le encontramos. Y la verdad, los príncipes suelen ser los tipos más planos y aburridos de las edulcoradas versiones que, desde Perrault a Disney, han prevalecido en nuestra cultura occidental.
Quizá por eso esta novela, que no huye de la crudeza, la violencia y un cierto grado de terror explícito, me parece toda una reivindicación del objetivo natural del cuento de hadas. Advertirnos de que allá fuera puede haber monstruos.
Como ya he dicho, no quiero hablar del argumento, así que no os contaré en qué momento nuestro protagonista se encuentra con la magia. Es un claro paso a la segunda parte de la novela, por supuesto. Una fractura suave, un rasguido de seda que nos transporta a otro mundo. Empieza el viaje.
Y empieza con todos los ingredientes. Nuestro Quijote, nuestro héroe, tiene una misión. Por supuesto, esa misión le lleva a una tierra inhóspita y enferma, una tierra que estuvo poblada por seres felices y es ahora víctima de una maldición oscura. Lo que describe casi todos los paisajes de cuento de hadas que puedan venirnos a la cabeza. Charlie evolucionará, y evolucionaremos con él, en ese viaje del héroe, que no es, cuando está bien narrado, otra cosa que el crecimiento personal, basado en la capacidad de desarrollar un espíritu crítico, de elegir entre lo bueno y lo malo, entre lo que merece la pena y lo que compensa a corto plazo, entre huir o luchar.
Los héroes de los cuentos toman decisiones como las nuestras, pero con mejores decorados.
Y por eso los cuentos que ahora consideramos crueles, duros, que edulcoramos en nombre de la convivencia y el final feliz, resultan poco útiles en el desarrollo de quienes los leen, escuchan, ven. No hay conflicto. No hay pérdida. No hay dolor.
Rasgos que sí están presentes en nuestras vidas, en las de nuestros jóvenes y niños, en las de nuestros mayores. Rasgos que, nos guste o no, nos construyen. Nos permiten adaptarnos, decidir, crecer. Lo contrario es conformarse, quedarse sin herramientas para reaccionar ante los problemas, ser incapaces de tomar decisiones. De hacer sacrificios. De aceptar derrotas y seguir adelante.
Durante las siguientes páginas y hasta el final, del cual no diré nada, King nos ofrece todo un ensayo narrado sobre el valor del cuento como formación, sobre nuestra capacidad de desarrollo personal, pero también un cuento con gigantes, princesas, poderes oscuros, castillos y luchas épicas, animales mágicos y tesoros ocultos, y todos los ingredientes que podemos desear en un cuento de hadas.
La novela por tanto ofrece dos planos de lectura, ambos fantásticos. Podemos disfrutarla como una narración entretenida, coherente, adictiva y bien construida, o usarla como elemento de reflexión sobre qué tipo de literatura deseamos, qué función tiene para nosotros la palabra escrita y qué esperamos que aporte a nuestra sociedad.
Es, en fin, una obra recomendable para muchos tipos de lectores, y para este juntaletras que os habla hoy, una reconciliación con el viejo oficio de contar historias.
J. D. Martín
Redactor, Forjador
2 comentarios
De nuevo con ganas de leer al máster King. Muy buen análisis, felicidades, compañero.
¡Hola!
Había leído varias reseñas y por eso me interesaba buscar más opiniones, que haberlas hay de todo tipo. Lo más probable es que lo lea. Así que muchas gracias por tu reseña.
Un abrazo