XVI CLUB DE LECTURA DE TERROR: UNA CASA SIN REFLEJOS (Sergio Requejo)

por José Luis Pascual

Ha llegado la hora de dictar sentencia sobre Una casa sin reflejos, el debut literario y autopublicado de nuestro compañero Sergio Requejo. Ha sido una lectura muy interesante en cuanto a que hemos tenido el privilegio de poseer línea directa con el autor para que resolviera nuestras dudas “en directo” en el chat del Club. Guste más o menos la novela, hay que alabar el tremendo trabajo de Sergio en cuanto al propio proceso de creación, ya que se ha ocupado él mismo de la mayoría de aspectos que conlleva la publicación, incluyendo el diseño de portada. Una labor admirable.
En cuanto a la historia de Una casa sin reflejos, puedo decir que ha suscitado distintas emociones e interpretaciones, y que el debate en torno a ella ha sido fantástico. Solo puedo agradecer tanto a Sergio como al resto de participantes en el Club el disfrute que me producen estos momentos tan especiales, y que permiten que este proyecto siga hacia arriba.

Sin más dilación, os dejo con mi reseña de Una casa sin reflejos seguida de las opiniones de algunos de los miembros del Club.



UNA CASA SIN REFLEJOS (Sergio Requejo)

“Jota observó su propio rostro en el reflejo del cristal del ventanal y no se reconoció. Vio su rostro alterado por el rictus de una mueca deformada y hosca, que movía su piel alrededor de los ojos dejando al descubierto gran parte de su esclerótica y dándole un aspecto perturbado. Un movimiento de sus propias facciones que le produjo náuseas. 
Ya no supo si era el sueño acumulado, o si era el hambre, lo que corrompía la percepción de sus ojos. Ya no sabía si veía o solo sentía lo que su mente le ordenaba. Pero el Señor Tiritas andaba cerca, y tal vez él podría darle respuestas”.

Soy de los que, en un primer momento, huye de las novelas o relatos ambientados en nuestro país. Por algún motivo que no entiendo bien, me chirría mucho más leer a un personaje llamado Antonio o Roberto que a un protagonista bautizado como Tom o Johnny. Es una pequeña manía que, con el tiempo, intento ir corrigiendo. Gracias a novelas como Una casa sin reflejos, me estoy curando.

La primera novela de Sergio Requejo se adentra sutilmente en algunas de nuestras características más reconocibles. La historia de la novela transcurre en dos períodos temporales separados, y en el contraste entre ellos podemos apreciar algunos cambios que se han ido produciendo en nuestra sociedad. Es algo muy escondido, casi subrepticio, pero en las páginas de Una casa sin reflejos se reflejan (perdón por la redundacia) aspectos como la crisis, la inmigración, la precariedad laboral, la violencia tan en boga en nuestros tiempos, o la incapacidad de saldar adecuadamente la institución familiar. Como digo, no son ni mucho menos aspectos vertebrales en la novela, pero contribuyen a corregir mi aversión hacia historias enmarcadas en España.
La trama sigue a Jota, joven que trabaja como becario para un programa de misterio de una televisión autonómica. Entre salida y salida para buscar temas para el programa, tropieza con el Psicomanteum, un misterioso método esotérico para contactar con los muertos. Lo que no podía imaginar Jota es que el caso que va a investigar tiene unas raíces profundamente conectadas con él mismo y con su pasado.

No cabe duda de que los espejos son un elemento que ha dado mucho juego en la ficción. Una casa sin reflejos maneja tal elemento en su acepción cuasi mística, ya que gracias a la técnica del Psicomanteum se convierte en lo que muchos imaginadores han intuido: una puerta a otro lugar. Literalmente, aquí el espejo es la herramienta para acceder al más allá, aunque su función exacta alberga muchos más matices en la novela. Porque no solo se aprecia otro mundo en la imagen que refleja el cristal, sino también nuestra imagen opuesta. Nuestro reverso, nuestra oscuridad, nuestro rostro monstruoso. O, si se quiere, nuestra verdadera cara. Sergio Requejo utiliza toda la fuerza latente en este concepto para transformarlo en arquetipo, y lo hace a diversos niveles. En el primero, el literal, el espejo es objeto y aparece ocasionalmente, aunque siempre que lo hace es en escenas muy potentes. En el segundo, el metafórico, el espejo es invisible y sobrevuela a los personajes en cada capítulo, en cada página, en cada frase, para dictar sus comportamientos marcados de antemano. En el último y más amplio, el espejo llega hasta nosotros los lectores, que nos vemos reflejados en las varias intrahistorias y pensamientos íntimos que surgen de la novela, para instarnos a hacer caso a las señales que a menudo nos pasan inadvertidas.

Dejando las interpretaciones de lado, aquí venimos a leer terror. Y el terror de Una casa sin reflejos está salpicado en pequeñas pero impactantes dosis. Siempre desde un prisma centrado en lo psicológico más que en los explícito, hay escenas muy capaces de generar escalofríos. El propio arranque de la novela es un buen ejemplo, pero personalmente me quedo con la primera sesión real de Psicomanteum, en la que Sergio construye modélicamente un ambiente tétrico que atrapa, y con ciertos sucesos que acontecen durante el desenlace. Aunque reconozco que hay un momento que no esperaba, y que es apenas una frase al final de un capítulo, que me heló la sangre.

Pero tal vez lo más admirable de Una casa sin reflejos es su medida estructura, que nos deja entrever un milimétrico trabajo de planificación por parte del autor. Esto no suele ser habitual en una primera novela, que además suma una extensión considerable, y sin duda añade más mérito a la labor de Sergio. Dicha estructura sigue una línea que comienza muy arriba, como debe ser, para descender adecuadamente en un extenso tramo de presentación de personajes. La historia se toma su tiempo para meternos en la cabeza de Jota, y para que vayamos descubriendo paulatinamente el origen de su manera de ser. Aproximadamente a mitad de novela, ese ritmo se acelera al sumergirse en una espiral de acontecimientos que presentan algún que otro giro de esos que te dejan boquiabierto. Durante todo el libro, se alternan la línea temporal del presente con la que corresponde al pasado, y como digo ambas se hermanan para ocultar y desvelar en el momento preciso. Mi aplauso hacia ello.

Como punto negativo, aunque tiene cierta justificación, encuentro demasiado brusco el arco de transformación del personaje principal, Jota, y que da pie a todo el tramo de desenlace. De algún modo, da la sensación de que el personaje se desdibuja ligeramente, perdiendo un punto de capacidad de seducción hacia el lector. Por otra parte, hay algún que otro personaje secundario que promete dar mucho juego y que desaparece durante el meollo. Me refiero a ese veterano periodista del misterio que es Saúl Aranda, y que reclama una mayor presencia —ya está hablada con Sergio la sugerencia de regalarle una novela entera al personaje—.
En cuanto al estilo, Sergio ofrece una prosa sencilla, poco recargada pero muy funcional para el tipo de historia que quiere contar. Los capítulos son cortos y dinamizan la lectura, aunque he de decir que a veces me parece ver demasiadas repeticiones de nombres propios y de algunas adjetivaciones.

Me parece que Sergio Requejo da su primer paso con firmeza, edificando toda una trama de tintes realistas en los que se inserta una duda, una sombra, un pensamiento oscuro. Un fantasma que sirve para dar luz a los amargos tragos de la cotidianidad. Una vez digerida la novela, me queda la sensación de que el componente fantástico es una herramienta, un catalizador magníficamente utilizado por Sergio para contarnos la historia de una desestructuración familiar, evidenciada a través de la omnipresencia de espejos y reflejos. Un retrato de una realidad triste que puede hacerse presente en la vida de cualquiera. Y, ¿acaso no es ese el verdadero objetivo de toda ficción?


Los miembros del Club hablan:

Bernard J. Leman (@bernardjleman en twitter):
“Creo que Una casa sin reflejos es una obra interesante y madura por varias razones.
En primer lugar, por su estructura, planificada al milímetro y que funciona como un resorte. Desde las apariciones de cada uno de los personajes secundarios, hasta su intervención decisiva en cada escena, se hace evidente la elaborada planificación.
En segundo lugar, por la caracterización de estos. Todos tienen una función definida que quedará clara al final, como los engranajes de una máquina. La obra nos presenta un amplio mosaico de secundarios que rodean al protagonista, y todos están bien definidos y tienen su significación: desde la madre hasta la hermana, tan viva que parece saltar de las páginas de la novela, pasando por la ex-novia, la amiga, el jefe, el compañero de trabajo, el trágico hermano, o el padrastro. Mis favoritos fueron Saúl Aranda (el jefe) y su amiga Valentina. Me quedé con ganas de más sobre ellos dos.
En tercer lugar, porque propone un drama familiar teñido de terror, en ambientes cercanos y otros no tan cercanos pero muy interesantes. La vida familiar y la vida de barrio están muy bien reflejados, y el mundo del periodismo del misterio es atractivo y está bien utilizado como parte inicial de la trama. 
Hay varios escenarios que quedan en el recuerdo, como el exterior de la antigua casa del protagonista, el piso donde tiene lugar la sesión o el teatro donde se representa la obra en la decisiva parte final. La tensión va creciendo poco a poco hasta desembocar en esa escena final del teatro.
Pese todas estas virtudes, hay un aspecto fundamental de la novela que no me ha funcionado. Me refiero al estilo. A pesar de ser tremendamente fluido (es una novela que se lee muy bien y muy rápido), me ha resultado frío y distante respecto a la peripecia de los personajes. A veces, incluso repetitivo. Me daba la impresión de que, salvo contadas excepciones, dejaba poco espacio al lector para sacar sus propias conclusiones. Creo que es un problema de forma que desmerece una novela con un fondo tan bien trabajado.
En conclusión, me ha parecido una lectura muy interesante y adictiva, bien ensamblada y de tensión creciente, de la que creo que, como lector, podemos aprender muchas cosas”.

Sergio (@SergioMscmsl en twitter):
Una casa sin reflejos me ha parecido una muy buena primera novela. Sus personajes me han resultado creíbles y muy reales, además me gusta que tenga un contexto en España pudiendo sentir un poco propia la historia. He sentido bastante inquietud y desazón y verdaderamente miedo en algunos momentos mientras leía en mi habitación. La primera y segunda parte del libro me han encantado y enganchado. El final me ha parecido más precipitado y demasiado explicativo por el narrador en vez de por las acciones de los personajes.
He disfrutado leyéndola y el final me dejó mal cuerpo por los atormentados personajes”.

Kike Mollá (del podcast Rock entre amigos):

“Difícil papeleta la de este mes en el club de lectura, como no es complicado a veces tratar autores famosos, pues ahora vamos a todo lo contrario…un escritor novel y, añádale más salsa, compañero del club de lectura.
Pongámonos en situación, si lo cogemos desde un punto de vista de que estamos hablando de la primera novela de alguien sorprende lo bien escrito que está. Personajes lo suficientemente descritos para que te los creas, historia interesante y con bastante misterio, manejo de las elipsis temporales coherente y que no hace perderte en sus flashbacks, documentación sobre el tema que trata bastante profundo, y sobre todo una lectura ágil. 
Pero hay algunas menos acertadas y más en un escritor novel que como es normal tiene sus defectos, como son para mí un leitmotiv de la historia bastante tocado y manido en el mundo de lo paranormal y misterioso, personajes que adquieren un protagonismo muy de golpe y que descoloca un poco al lector, aparte de la falta de un desarrollo más profundo tanto en alguna situación o hecho de la historia como de algún personaje en sí. A esto le sumamos que otros personajes que parecen ser importantes desaparecen en un momento de la novela y prácticamente ya no sabes nada de ellos, dando la sensación de que falta algo. A todo esto le pongo una pega más y es el personaje principal que por momentos me saca un poco de quicio, y no es porque no esté bien creado, más bien todo lo contrario, es porque el personaje es así y, no sé, no me cae bien.
Pero concretando hay más cosas positivas que negativas y solo por el hecho de cómo escribe el autor le doy un futuro muy interesante y sé que va a crecer mucho en sus próximos trabajos”.


Asen Ahab (@Asen_Ahab en twitter):
“No me voy a andar por las ramas, el libro me ha gustado y entretenido mucho, si señor. Consigue lo que se propone con creces, tenernos agarrados y mantener la sensación de inquietud y misterio durante toda su extensión. Eso es algo que realmente aprecio mucho, pues al ser su primera novela era comprensible que fuera algo irregular y no ha sido el caso. Todo se desarrolla con naturalidad y a un ritmo correcto, enseñándonos una historia “perturbadoramente creíble” que no querremos dejar de leer hasta saber … ¡¡cómo demonios va a acabar esto!!.
Insisto en felicitar a Sergio y animarlo a que siga buscando su camino y hueco en el mundo literario de la ficción nacional que ha demostrado con creces que no tiene nada que envidiar a escritores extranjeros. Mi apoyo total a nuestros escritores”.

Olivia:
“Este mes ha venido a visitarnos el más allá y me ha sorprendido para bien. Desde las primeras páginas te engancha la historia y quieres saber qué se esconde detrás de los fenómenos que ocurren. Dentro de la temática paranormal, lo que cuenta la novela es original por lo que sucede y por cómo se resuelve la situación. De hecho a mí me atrapa más el misterio que rodea a los personajes que el terror que te producen las situaciones en las que se ven envueltos. El final está muy bien atado aunque tiene algún cabo suelto que supongo habrá sido intencionado por parte del autor para que saques tus propias conclusiones.
Una casa sin reflejos es una lectura ágil que tiene momentos en los que sientes miedo, y otros en los que empatizas con los personajes y sientes su angustia y su tristeza. Os la recomiendo si queréis pasar un buen (o mal) rato“.

Jota García Romero (@jotagarcaromero en twitter):
“Creo que ya comenté en alguna ocasión anterior mi reticencia con los escritores noveles (sí, fue en mi reseña de Cuando el diablo se aburre). El Club de Lectura, y sobre todo, el autor con su extraordinaria labor, vuelven a demostrarme que esas reticencias son injustificadas (además de una manía propia de una persona corta de miras; tendré que corregir esto y agradezco tanto a Sergio Requejo como a Ignacio Cid su labor con este defecto mío).
No sé ni por dónde empezar para hacer ver las incontables virtudes de esta novela, y cómo no, de su creador. Por encima de todas, sorprende la madurez con que se emplea siendo esta su primera novela, ya que parece que Sergio lleve en esto toda una vida, y que se refleja en detalles como el perfecto manejo de los tiempos durante toda la historia.
La definición de personajes, el uso de la tensión y el misterio, haciéndonos partícipes del desengranaje del mismo poco a poco y sin desvelar nunca más de lo necesario, la cotidianidad con que está todo narrado, dotando a los protagonistas y su entorno de una cercanía que (desde mi perspectiva de lector) creo que debe ser harto complicada de crear, hacen de Una casa sin reflejos una novela imprescindible, redonda y tremendamente adictiva, y de su autor, una sorpresa mayúscula, y espero de corazón que el destino le depare todo lo bueno que nos ha dado con esta joya”.

Juan Carlos Pascual (del canal TOC Libros):
Una casa sin reflejos es la primera novela de Sergio Requejo, y ciertamente se trata de un muy buen debut.
Nos cuenta una historia donde el terror viene en forma de reflejos, figuras que se ven en cualquier superficie reflectante y donde los miedos individuales están siempre presentes en esas visiones.
El arranque de todo, en un primer y magnífico capítulo, nos muestra cómo un hombre ha caído por los ventanales de su hogar hasta la calle en lo que parece ser un acto suicida, tras una escena de mucha tensión donde intenta tapar con betún todos los espejos de su vivienda para que ni su hijo ni él puedan ver lo que estos reflejan. A partir de ahí se nos va componiendo la historia, a ratos como piezas de un puzzle sin componer y a ratos con otras tramas secundarias más personales aunque siempre enganchadas a la historia principal.
Creo que el gran acierto del libro es la manera en que Sergio Requejo cuida la presentación y el desarrollo de los personajes principales, sobre todo Jota y su madre Ángela y la relación que tienen entre ellos. Hay personajes más secundarios que están muy bien tratados pero de los cuales en alguna ocasión eché en falta algo más de presencia.
La novela mantiene un nivel alto durante todo su desarrollo, que si bien me dejó la sensación de que al final decae un punto, me tuvo en vilo durante todas sus páginas.
En definitiva me ha parecido un libro dignísimo, muy entretenido y altamente disfrutable y recomendable, donde se puede apreciar el gran trabajo que hay detrás y el mimo que ha puesto el autor en todo el desarrollo del texto y en la labor de autopublicarse el libro.
Digno de admirar”.

Tintanegra (@ctintanegra en twitter):
“Yo francamente he quedado encantado con el libro. Los personajes y su evolución me parecen un acierto. Sergio Requejo no se deshace en frases recargadas, tiene un estilo directo y franco que se agradece. Como han señalado otros compañeros, hay una breve pero sólida galería de personajes secundarios de los que pedimos MÁS. Monta con todos ellos una historia en constante aceleración en la que cada paso abre más la brecha de una historia con muchos mimbres y bien tejida. Francamente, lo disfruté de principio a fin y ha cumplido mis expectativas y más aún.
Hablando del terror propiamente dicho, Sergio ha logrado generarme inquietud e incomodidad, sobre todo al inicio de la novela, soterrándome rápidamente en el misterio de una historia llena de sombras. El que lea el primer capítulo, devorará el resto.
De la forma, destaco la composición de capítulos y escenas cortas pero muy bien armadas, que para mi gusto personal es un punto a favor muy fuerte. Sin recargar más de lo imprescindible, pero atacando con fuerza cuando lo tiene que hacer.
Como crítica, quizá una revisión más concienzuda de algunos pasajes a la hora de elegir frases, y adjetivos o repetición de nombres. Poca cosa, la verdad.
Uno no deja de ser quien es, aunque lo olvide. Ahí lo dejo.
En resumen, un libro muy completo y mi enhorabuena al autor. Muy recomendable”.


Vicente Barceló (@venamisteriosa en twitter):
Una casa sin reflejos es una historia de terror en un ambiente actual, muy bien escrita para ser la primera novela del autor. Su narración es ágil, se sigue con facilidad y te va enganchando en crescendo, a medida que Jota va escarbando más en su pasado. Los personajes están perfectamente definidos, con un pasado muy marcado y un futuro incierto. Así pues, si quieres saber cómo acaban, te tocará hacer lo mismo que yo y disfrutar de este primer libro de Sergio Requejo.
(Extracto de la reseña que podéis leer completa en el blog La vena misteriosa).


Waldemarne (@waldemarne en twitter):
“En general, indicar que me ha gustado. Tiene una estructura muy bien definida y no es sencillo porque va saltando en el tiempo y explicando diferentes puntos de vista. Su prosa es ligera y funcional. También el tema de los capítulos cortos ayuda a que vayas avanzando sin caer en el aburrimiento.
Mi personaje favorito sería Olga. Seguido de Ángela. Aunque reconozco que esta última comete un error y lo paga bien. Al principio intentas empatizar con Jota pero según vas avanzando al final te cansas de su actitud y te despegas de él.
Como punto negativo, el recurso de los espejos creo que está muy manido, no es fácil innovar en ese aspecto. Así que en ese aspecto no hay mucha sorpresa y llueve sobre mojado.
En resumen, una novela muy entretenida y que apunta maneras”.


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Próxima lectura : La chica de al lado (Jack Ketchum)

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