La cuna de tejo (Sebastián G. Sancho)

por J. D. Martín

Título: La cuna de tejo

Autor: Sebastián G. Sancho

Editorial: Ediciones T&T

Nº de páginas: 426

Género: Gótico

Precio: 20€

SINOPSIS

Andalucía, finales del S. XIX.

En la tranquila villa de Santa Felicitas, todos conocen la historia de cómo los marqueses perdieron uno tras otro a sus siete hijos. Algunos murmuran que el diablo ronda el hogar de los señores, y que todo aquel que planta los pies en su palacio acaba tan maldito como ellos.

Lo que en Santa Felicitas no saben es cuánta verdad hay en lo que cuentan.

RESEÑA

Cuando uno ve que La cuna de tejo se presenta como una novela gótica escrita en la actualidad, no puede evitar un enarcar de cejas, un mohín de expectación descreída. Es poco y no a menudo bueno lo que escribimos en ese tono, con las características de la gran literatura gótica a la que tanto debemos como lectores, a la que tanto regresamos, y no escasean los intentos fallidos de volver al género.

La cuna de tejo lo consigue con innegable contundencia.

Nos vamos de viaje a un pasado cercano, a una Andalucía donde las diferencias sociales entre ricos y pobres aún están marcadas a fuego. Los primeros capítulos, subdivididos en fragmentos menores, nos presentan al elenco de once personajes principales que, por diversas circunstancias, acabarán reuniéndose en el escenario central de la historia.

Esta división me desconcertó al principio. Algunas partes me resultaban demasiado breves, y los saltos de un protagonista a otro daban impresión de desorden, pero queda plenamente justificado por tratarse de textos de introducción, en los que el autor se centra en cada uno de ellos lo justo y necesario para que entendamos cómo y por qué están donde están cuando la historia empieza de verdad, y les conozcamos lo suficiente como para que sus actos y motivaciones resulten coherentes. Digamos que se trata de esbozos rápidos que nos muestran el dibujo, ya desarrollado y claro en los capítulos centrales.

El momento histórico es en principio algo indefinido. Finales del siglo XVIII. Sin embargo, el autor nos va regalando pinceladas que nos sitúan perfectamente en un momento más determinado. La más clarificadora es la mención a la Mano Negra, un grupo anarquista que actuó en Andalucía en 1882 y 1883, organización que luchaba por los obreros, tratando de eliminar mediante la violencia las diferencias de clases tan acusadas en el momento. Y este es uno de los grandes temas de la novela, el abismo de oportunidades entre las clases sociales. No sólo de los humildes con los nobles, sino entre ellos, ya que hasta para ser pobre hay clases.

Reunidos por las circunstancias los personajes principales en el cortijo de los marqueses de Santa Felicitas, empezamos a intuir la otredad.

A lo largo de los años, estos marqueses han tenido un total de siete hijos —número con referencias mágicas innegables— y sufrido la trágica muerte de todos ellos. Estos fallecimientos y el comportamiento que provocan en la marquesa, y que no detallo por ser una escena exquisita que merece la pena leer sin saber nada antes, provocan que los nobles cierren el cortijo, rechazando toda vida social y quedándose sólo con su entorno más cercano, que conforman los otros nueve personajes principales en distintos papeles de servidumbre. Queda así dibujado un entorno claustrofóbico y único, un palacete en decadencia, ventanas cerradas, pasillos que no conocen más luz que las velas y candiles, paredes que enmohecen, contrastando con un jardín cuidado, luminoso y bello gracias a Alejandro, el jardinero.

Cobra importancia el tejo en ambos ambientes. Las cunas de los niños muertos están fabricadas con esta madera, y el rey del jardín es un ejemplar de dicho árbol. No parece una elección fortuita, pues el tejo tiene características folclóricas de protección de la casa, hogar de los lares y guardián del linaje, además de su carácter venenoso. Un nuevo contraste, de los muchos que maneja con maestría el autor.

Durante los capítulos centrales, de estructura más clásica y ambientación más cerrada, desgranaremos las complicadas relaciones entre personajes, enfocadas siempre a los casi ausentes marqueses, que se ciernen sobre casi todos los acontecimientos narrados como sombras más o menos lejanas. Focos casi ausentes pero de peso angustioso e innegable. No quisiera estropear la sorpresa del lector contando más sobre estas relaciones, pero merece la pena remarcar la coherencia temporal y conductual que todas ellas mantienen, y el creciente grado de opresión conseguido por el autor.

Los temas tratados son tan diversos como las diferencias de clase, la maternidad, el papel de la mujer en la sociedad, y por supuesto la otredad cada vez más evidente, la presencia de algo ajeno y antinatural en principio pero que, como ocurre con las grandes obras de la literatura gótica, tiene su origen en los actos humanos, y es fruto de nuestra conducta, de nuestros pecados si se prefiere una visión más judeocristiana del mundo.

Y llegamos a un final trepidante, en el que todo desemboca de forma rápida y casi necesaria, como consecuencia inapelable de los actos de cada personaje. Siendo un final coherente y atractivo, en algunos párrafos me ha parecido en exceso melodramático, si bien esta puede considerarse una característica más del género gótico.

En estas últimas páginas vemos cómo la otredad que acecha en el cortijo se convierte en personaje, motor y consecuencia de todas las pequeñas historias planteadas, y los cabos sueltos que hasta entonces percibíamos se atan sin fisuras ni falsos cierres, redondeando una historia muy atractiva que bien podría haber firmado Ann Radcliffe escribiendo a cuatro manos con Bécquer.

En cuanto al lenguaje, quiero destacar la pulcritud y exactitud. La narración resulta más que correcta, sin caer en la tentación tan habitual en estos tiempos mediocres de rechazar la palabra perfecta para adoptar la más sencilla, consiguiendo matices narrativos que se disfrutan y agradecen. Los diálogos registran la forma de hablar que podemos esperar de cada personaje por su educación, carácter y lugar en la sociedad, y esto permite identificarles y comprenderles tanto como las descripciones de su personalidad.

Es, en resumen, una buena novela de terror gótico contada con mimo, y merece la pena darle una oportunidad.

1 comentar

Olga Paraíso septiembre 20, 2023 - 5:55 pm

Estoy deseando comenzar a leerla…

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