Bajo el dolmen 34: ¡Opinión!

por Francisco Santos Muñoz Rico

¡Opinión!

¿Será posible que «cada uno tenga su opinión», como suele decirse?

En este presente absurdo y letal que nos ha correspondido por mala suerte o por castigo, existen una serie de expresiones, de frases, de cuasi ideas a veces, que son absolutamente no otra cosa que cáscaras vacías; me refiero a ciertos lugares comunes, y hoy en concreto el que tiene que ver con eso que se llama «opinión» y que asevera que cada cual posee o es capaz de desarrollar una.
En realidad, se dice y se asume tranquilamente que cada cual tiene su opinión formada de las cosas del cosmos, y esto según mi experiencia es completamente falso e incluso inadecuado.

Es cierto que existen opiniones, pero existen muchísimas menos opiniones que personas. Estas, las personas, en general se adhieren a una opinión simplemente —o se la apropian—, ya sea por moda o por gusto, o, por supuesto: por conveniencia.

Además, con esta maquinaria gigantesca y demoledora de las redes sociales que basa sus mecanismos de propaganda vacua en los rudimentos de la publicidad cazados al vuelo de las reflexiones de David Ogilvy, las opiniones resultan baratas… Basta abrir feisbuc para encontrar una frase mal atribuida a este o aquel autor clásico y, ¡zas!, el hombre del chorizo unamuniano ya tiene una opinión, que se asienta totalmente en esa frase, mal o bien entendida (y por lo general totalmente fuera de contexto).

¿O resultará que acaso construimos nuestras opiniones a partir de las opiniones de otros? Esto tiene algo de cierto (y de necesario), pero también tiene mucho de buena voluntad para con los demás.

He visto muchas veces a personas recitar opiniones que claramente no eran suyas, se las habían escuchado en la radio a César Vidal o se las habían copiado a Joaquín Sabina en una entrevista; o peor: formaba parte del guión de alguna serie de Netflix… De vez en cuando, me ha sucedido descubrir la engañifa, lo que provoca habitualmente en mí una mezcla de hilaridad y vergüenza ajena, mi vena de mofa cruel suele aparecer en tales casos dispuesta a descabezar títeres.

He reflexionado a menudo sobre el tema (yo que sí soy de esos poquísimos seres humanos capaces de desarrollar opiniones propias y absolutamente originales), y he llegado a concluir que, para el burdo hombre común, desarrollar una opinión propia y original resulta un ejercicio casi inalcanzable, de una extrema dificultad como poco; de ahí que triunfen tanto estas frases que nos reparten en memes y cosas por el estilo: se trata de una añagaza, todos lo sabemos, y sin embargo todos la practican, incluso se las van pasando del tejado de uno al del otro sin ningún pudor; porque es fácil, es común, es lo que los demás hacen, así que no será mala cosa.

Esto no es, desde luego, nuevo; por ejemplo, Schopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche ya hablaron de ello, lo que pasa es que ahora (es decir: cada vez más) el ejercicio de esta añagaza infausta resulta muchísimo más común, pues el pseudointelectualismo a la violeta, podríamos llamar (o el arte gazmoño de querer resultar interesante), afecta a muchísima más gente: ¡Todos quieren ser —o resultar— especiales, aún sabiendo perfectamente que no lo son! De hecho, el antementado hombre del chorizo unamuniano (o la asquerosa chandala de Nietzsche), al leer este artículo, se pondrá inmediatamente del lado del autor, asintiendo y gimiendo «oh yeah, hermano, alabado sea Satán, qué razón tienes»; o, por el contrario, inmediatamente se colocará del lado opuesto: «pero qué malaje, insinuando que no somos todos campeones en la carrera de la vida…». Pero, por supuesto: ninguno desarrollará una opinión genuina al respecto de estas líneas, ni aunque lo intente con toda la fuerza de su depauperado cerebro corrompido.

Ay.

Como he dicho, he reflexionado sobre esto, y también he concluido que una de las razones por las cuales ciertas personas en especial y no otras me caen bien y terminan siendo mis amigos (pongamos como ejemplo al director de esta web), es precisamente su capacidad para desarrollar opiniones al respecto de las cosas, su capacidad para percibir objetos de una manera propia y después compartir esa percepción con los otros, conmigo. Por tanto, y parafraseando a Manowar: si no tienes opiniones, ¡no eres mi amigo!

Por otra parte, Buda carece totalmente de opinión sobre las cosas, o eso dice él. Claro que Buda es historia aparte y el pobre hombre del chorizo va a entenderlo tanto como entiende el vapuleado y cacareado concepto —«palabra» solo para él— de karma.

En fin, en estas cosas pensaba yo y me decidí a plasmarlas en busca de escarnio e incomprensión en otro artículo de estos míos que servirá para engordar el limbo (o doxa, ya que estamos) de mi corpus filosófico.

6 comentarios

Vicente junio 21, 2024 - 10:18 am

«yo que sí soy de esos poquísimos seres humanos capaces de desarrollar opiniones propias y absolutamente originales» xD
Pues yo opino sin desarrollar, porque no me hace falta, y digo que eres un crack.

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Chris T. Nash junio 21, 2024 - 10:21 am

Ahora podría tener una opinión popular y decir: qué mal me caes, o bien decirte: ole tus huevos, pero la verdad es que lo único que puedo pronunciar es que eres un hdp y que ya me has hecho pensar de nuevo, un bien escaso hoy en día, ese de reflexionar.

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Daniel Aragonés junio 21, 2024 - 11:05 am

Qué voy a decirte. Poco o nada, salvo que los cerebros de la mayoría ocupan un espacio en cráneos de Cordero. El pastor es un feed, y los pensadores hacen siglos que fueron enterrados. Aún hoy siguen echando tierra sobre sus cabezas, mientras cambian sus citas como si fuesen cromos.

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Noel junio 21, 2024 - 10:50 pm

Pues yo no tengo ni opiniones -ni las tengo ni las sostengo, porque ¿para qué?, ¿para caso de necesidad? Puedo guardar alguna, pero sin tenerla. No las tengo- ni corpus filosófico. ¡Filósofo filoso y sofocón! ¡Habrase visto, tener un corpus philosophicus, ni más ni menos!

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Manu Yojinbo julio 1, 2024 - 10:44 am

“Sólo sé que no sé nada”.
– Manolo mientras se pide su manchada en el bar de la esquina (2024).

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FRANKY julio 1, 2024 - 12:17 pm

sacarina o azúcar… miel… mejor jagger

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