Curioso ejercicio de estilo que constituye una original mirada al género vampírico, Una chica vuelve a casa sola de noche sorprende por su pausado ritmo y su estilosa puesta en escena. Ambientada en Irán y presentada en blanco y negro, la película transita entre el cine de autor estilo Jim Jarmusch —con algún que otro toque de humor negro— y la sobriedad emocional de un Sin City al que se le han quitado varias revoluciones. La mezcla de noir, neowestern, terror y una pizca de crítica social da como resultado una película original con un punto hipnótico, que además nos regala un personaje con visos de convertirse en icono. Fantástica la presencia de Sheila Vand, que devora la pantalla con un look totalmente magnético.
Tras las buenas sensaciones dejadas por Wonder Woman, la secuela tira por unos derroteros distintos pero igualmente disfrutables. En esta ocasión, lo que se nos ofrece es casi un tributo al espíritu de las películas de Supermán de Christopher Reeve, en cuanto a que Patty Jenkins parece querer recuperar la idea de un héroe (heroína) unitario, alejado de cualquier macroverso, y centrarse más en la inocencia del sentido de la maravilla dejando algo de lado el despliegue de fuegos artificiales. También recuerda a aquellas películas la inclusión de un villano (y una villana) que parece sacado de un serial de cómic antiguo. Todo ello se justifica por la ambientación ochentera de la película, y en este sentido WW84 sorprende pese a ciertos momentos en los que se nota el cartón piedra. Me gustaron Gal Gadot y Pedro Pascal. Seguramente caiga pronto en el olvido, pero me resultó curiosa.
Con Saint Maud asistimos a una de esas producciones alucinadas —o alucinatorias— que intentan trasladarlos lo que reside en el interior de la mente de su protagonista. En esta ocasión, se trata de una enfermera claramente trastornada por un profundo fervor religioso, que entra a cuidar a una mujer aquejada de una enfermedad en avanzado estado. Para mi gusto, la película de Rose Glass se queda a medias de sus intenciones, ya que tarda en arrancar y cuando lo hace no termina de explotar como debiera. Me da rabia, porque por momentos el espíritu de Taxi Driver o incluso de Maniac parecen asomarse por el metraje, aunque solo lo hacen de refilón. Quizá de haber tirado por ese camino, podríamos estar hablando de una de las más potentes cintas de género de los últimos años. Tal como ha quedado, solo podemos decir que está a medio hornear. Aun así, puede verse.
Tremenda sorpresa la que me reservó el visionado de La vampira de Barcelona. Basándose en la historia real de Enriqueta Martí, el director Lluis Danés plantea un ejercicio de estilo que me resultó fascinante por lo inesperado. Con un espíritu teatral y mágico, la película despliega una increíble puesta en escena que derrocha arte y mimo, y que conceptualmente puede recordar al Drácula de Coppola y al From Hell de Alan Moore. En esos parámetros nos movemos. El guion está cuidado y nos depara algún que otro giro inesperado, cosa siempre de agradecer. Si acaso, la película puede adolecer de un ritmo algo irregular, pero cada vez que hay un valle pronto se recupera. Fantástica película plagada de detalles. Véanla.
José Luis Pascual
Administrador
2 comentarios
De la vampira barcelonesa no sabía muy bien qué esperar, así que gracias. La de la otra vampira sale muy bien parada en el libro de Desirée de Fez, pero aún no la he visto.
Para mí muy recomendables ambas. Pero hay mucha gente a la que la película española les ha parecido muy de “cartón piedra”. No estoy de acuerdo, pero te pongo en aviso.
Gracias por comentar!