Título: Los chicos del valle
Autor: Philip Fracassi
Traductor: José Ángel de Dios
Editorial: Dilatando Mentes
Nº de páginas: 386
Género: Terror
Precio: 21,95 €
SINOPSIS
Orfanato para niños de San Vicente.
Principios del siglo XX, en un remoto valle de Pensilvania.
Bajo la atenta mirada de varios sacerdotes, treinta chicos trabajan, se instruyen y rinden pleitesía al Señor. Viven sus vidas de forma metódica y se llevan bien a pesar de tener personalidades y pasados diferentes.
Peter Barlow, huérfano desde la infancia, ha forjado una nueva vida entre sus muros y, a medida que se acerca a la edad adulta, echa la vista atrás y ve que ha conseguido un grupo de amigos, un futuro, una familia…
Una noche de tormenta, un grupo de hombres llega hasta las puertas del orfanato, uno de ellos malherido, con el cuerpo cubierto de símbolos extraños grabados en su piel. Tras su muerte, se libera un antiguo mal, y pronto, los chicos, empiezan a actuar de forma diferente…
Ahora, Peter y aquellos a los que consideraba sus hermanos, deben elegir bando, sabiendo que sus vidas, y tal vez sus almas, están en juego.
RESEÑA
Por algún motivo, de un tiempo a esta parte se ha puesto de moda lo que aquí denominamos «terror eclesiástico», esa rama del género que utiliza la imaginería de la religión católica para ofrecer al público notas de inquietud cuando no directamente de horror. Películas como El exorcista del papa, La primera profecía o Immaculate han alimentado esta vertiente del género, que también se ve representada en cómic con Roman Ritual, de El Torres, o El Exorcismo de Almansa, de José Ángel de Álvaro. En cuanto a literatura, también tenemos algunos ejemplos recientes, como Una cabeza llena de fantasmas, de Paul Tremblay, El Exorcismo de mi mejor amiga, de Grady Hendrix, o Los chicos del valle, la novela que nos ocupa. Entre todos estos títulos, se conforma una curiosa panorámica que engrosa una categoría del terror que suele funcionar «divinamente» desde el pelotazo que fue El exorcista.
Después de los maravillosos libros de relatos que fueron Contemplad el vacío y Bajo un cielo lívido, Philip Fracassi se embarca en la novela larga con Los chicos del valle. En ella, un nutrido grupo de niños y sacerdotes verá cómo su hogar, el orfanato de San Vicente, es sitiado por una amenaza demoniaca venida del exterior.
Sin ser una trama demasiado original, la historia que presenta el autor norteamericano asienta sus numerosas virtudes en la angustia del asedio, en la claustrofobia de jugar con un espacio reducido y en el siempre efectivo elemento infantil confrontado a lo terrorífico. Es más, Fracassi sabe corromper la mirada infantil y componer cierto mensaje anclado a la pérdida de la inocencia y el abrazo de la responsabilidad común por encima de la individual. Al mismo tiempo que parece enaltecer algunos de los credos cristianos, el desarrollo de la historia dibuja una crítica al extremismo religioso. El contraste, unido a la eterna duda en el personaje principal, bien pueden constituir lo mejor de la novela.
Tras leer los libros de cuentos de Fracassi, no puedo negar que me sorprendió la falta de un subtexto mayor. Los chicos del valle se muestra siempre en primer plano, sin sutilezas, sin esa cierta tendencia a lo ambiguo o al weird que muestra el autor en sus historias cortas. Aquí tenemos terror convencional, por momentos cercano al pulp, que funciona como un reloj gracias al ritmo frenético que proponen los capítulos (raro es que un capítulo exceda las cuatro o cinco páginas). La predominancia se pone en lo visual, con lo que la obra incide en un tono cinematográfico que el público mayoritario agradecerá. Yo esperaba algo más en todos estos aspectos, pero no puedo quejarme.
La ambientación es correcta sin más. Aunque la acción transcurre a principios del siglo XX, no hay muchas indicaciones de la época más allá de las escenas que transcurren lejos del orfanato. Me sorprende también la doble voz narrativa elegida por Fracassi. La obra alterna capítulos narrados en primera persona, que ponen el foco en el personaje de Peter, con otros narrados en tercera, en los que la acción se pega a los demás personajes. Creo que unificarlo todo en tercera le hubiera otorgado más sensación de cohesión a la novela. Dicho esto, el autor maneja los cambios con habilidad, logrando que el lector se acostumbre pronto a esta alternancia para que deje de ser un problema.
Sin embargo, sí que voy a exponer a continuación mi descontento con algo en lo que nadie parece haber reparado: la edición de Dilatando Mentes. Hacía ya un tiempo que no leía nada traducido de la editorial, y me he encontrado con una obra plagada de errores de traducción, edición y maquetación. Más allá de algunas erratas comprensibles o comas mal puestas o mal omitidas, no es de recibo que un libro que cuesta casi 22 € abunde en leísmos, repeticiones, palabras mal cortadas a final de línea, inicio de capítulos sin unificar (comienzan en páginas pares o impares indistintamente)… Por poner dos ejemplos del poco cuidado puesto en la edición, las rayas de diálogo que se utilizan no son las correctas (cosa que se puede ver en algunos incisos en los que se coló la raya larga), y la palabra «padre», que referida a un sacerdote debe ir en minúscula, aparece siempre con mayúscula inicial (esto sucede por trasladar el original de manera literal, pero aunque el traductor caiga en este error, el corrector debería arreglarlo). La novela está narrada en presente, alternando la primera y la tercera persona, pero en más de una ocasión se cuela el pretérito de manera errónea.
Pese a mi celo de corrector (deformación profesional), podría pasar todo esto por alto. Lo que me parece todavía más grave es la abrumadora profusión de los temidos adverbios acabados en -mente. Llegado un punto de la lectura, mi cerebro contaba estas palabras, constatando que rara es la página en la que no se cuelan al menos cuatro de estos adverbios (llegué a contar ocho en alguna página). Esto denota la pereza en la corrección profesional o —no me gustaría pensarlo— la falta de ella.
No me resulta nada agradable sacar a la luz este tipo de problemas, pero reconozco que en este caso todo lo comentado me arruinó la lectura. Una novela disfrutable, de un autor al que tengo en gran estima, se convirtió de este modo en un verdadero calvario que me dejó con mal sabor de boca. También quiero, desde el cariño, dar un pequeño tirón de orejas a muchos compañeros reseñadores. En ninguna crítica o reseña de las que he leído, y he leído unas cuantas, se ha hecho mención a estos problemas. De haber sabido que el libro estaba tan mal tratado, nunca lo hubiera adquirido. Creo que también es nuestra responsabilidad advertir de este tipo de cosas.
Estamos ante un problema nada desdeñable, ya que parece que, de algún modo, nos hemos acostumbrado a lo mediocre y damos por buenos trabajos a medio hacer. El espíritu crítico debería abarcar el contenido y la forma, pues el libro es un conjunto indivisible. Como lectores, no podemos, ni debemos, leer con pereza y falta de atención. No podemos, ni debemos, conformarnos con la mediocridad.
Por tanto, lo que en circunstancias normales sería una novela más que recomendable, se convierte para mí en una obra dañada. Recomiendo, en todo caso, leer Los chicos del valle en su versión original, nunca en la edición de Dilatando Mentes. Vaya por delante mi respeto y admiración a la pareja de editores, que siempre me han tratado con cariño y con los que he llegado a colaborar (siempre les agradeceré que me dejaran escribir un postfacio en esa maravilla titulada La institución). Sintiéndolo mucho, me gustaría que en próximas ediciones (la que he leído era una segunda edición) o publicaciones, la editorial ponga solución a este tema.
José Luis Pascual
Administrador
18 comentarios
Nadie ha reseñado negativamente la edición porque nos gusta quedar bien.
Valiente.
Puede ser, pero también creo que mucha gente no es capaz de detectar estas cosas o, si lo hacen, les da igual. Lo que a mí me parece inaceptable a otros les parece lo normal, no sé…
Yo acabo de leerme Bajo un cielo lívido y me quería poner con esta, pero casi que mejor le entró a su otra antología, que eres el segundo que me la recomienda y con lo que me ha gustado está, de cabeza. A ver si arreglan de algún modo lo de la pésima revisión.
En su momento me gustó mucho, me parece una gran mezcla de cuentos.
Hay que avisar sin miedo. Se trata de mejorar y crecer.
En efecto. Espero que se tome como una crítica constructiva.
Bueno, estas cosas pasan cuando se usa el Google Translate. Si miramos la web de la editorial se ve que el mismo tipo ha traducido 10 libros en lo que va de año, de entre 200 y 400 páginas. Eso hacen unas 3000 páginas, así a ojo… No sé, cualquier traductor te dirá que no le salen las cuentas. A mí no me salen, desde luego. Aunque a lo mejor no duerme y solo traduce (porque ya hemos visto que maquetar, tampoco maqueta).
Desconozco si es la misma persona la que traduce todos los libros, puede que sí. Pero en teoría cuentan con un corrector o correctora que, desde luego, no ha hecho su trabajo.
A mí me decepcionó esta novela, después de tantas buenas reseñas y de que fuera el mejor libro de 2023 para la mayoría de creadores de contenido de terror, me encontré con una historia entretenida pero muy simple, con personajes planos y poco desarrollados, parece escrita pensando en una futura adaptación cinematográfica. Por fin alguien se atreve a comentar lo amateur de las ediciones de Dilatando mentes, todos sus libros de autores extranjeros los traduce José Angel de Dios, el editor, y sacan varias novedades todos los meses, un ritmo de publicación demasiado alto para una editorial pequeña formada únicamente por dos personas, una de las cuales traduce todos los libros, es imposible que estén bien traducidos y editados.
Gracias por tu comentario. Desconozco la metodología de trabajo de la editorial, pero al menos en este libro la labor ha dejado mucho que desear. En cuanto a la novela, es verdad que me parece inferior a los relatos del propio Fracassi, que se adentran en terrenos más ambiguos y con más poso.
Un saludo.
Creo que son necesarias más este tipo de reseñas realistas (y constructivas). No es la primera vez que me encuentro erratas y errores en tomos de esta editorial, y mira que me gusta el contenido que publican. Pero es una pena porque a mi me saca totalmente de la lectura a veces… Quizá es lo que pasa si se intenta abarcar más de lo que se puede publicar, que también es algo común por lo visto, primar la cantidad a la calidad.
Y como bien dice el Sr. Vicente, estamos muy acostumbrados al “bienquedismo”, que es bastante aburrido.
Es una pena, porque Dilatando Mentes lleva mucho tiempo descubriendo autores que de otro modo no nos llegarían. En efecto, mi intención con el artículo es hacer una crítica constructiva. Gracias por tu comentario.
Desde luego, el libro tiene corrector, acabo de mirarlo y es el mismo que en publicaciones anteriores de DM. Me parece una crítica justa, en el sentido de que está hecha desde el afán de mejorar, pero yo lo hablaría antes con los editores o, al menos, se lo comunicaría, para que puedan defender su trabajo: al menos, en cuanto se refiere a la labor del editor-traductor, a su ritmo de trabajo y a la intensidad y compromiso del mismo. En resumen, bien por la crítica, pero hay que “repartirle cartas” al interesado… Un abrazo y gracias por tus reseñas.
Hola, Álvaro. En efecto, hay un corrector acreditado, pero su existencia me genera dudas, porque te aseguro que el libro está plagado de errores que cualquier corrector mínimamente atento no pasaría. Ya hablé personalmente con el editor hace tiempo, y al ver que es un problema que repite a lo largo del tiempo, decidí mencionarlo en la reseña, especialmente tras comprobar que el ejemplar que leí correspondía a una segunda edición y que casi ninguna reseña de cuantas hay publicadas por internet menciona el problema. De todos modos, creo que como lector y comprador tengo derecho a quejarme si el producto está defectuoso.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Y sigo con mi intervención. Dejo de seguidas un fragmento de la reseña de este mismo libro, en el Blog “Pesadillas Recurrentes”, que reza así:
“Excelente la traducción de Dilatando Mentes. Se nota que han puesto la carne totalmente en el asador. La traducción es sobresaliente y la corrección es brillante. De verdad, no me quiero extender más, descubrid, disfrutad, paladeada esta novela porque merece realmente la pena.
En definitiva si queréis un libro que sobresale por su trama, sus personajes, su ritmo, su suspense, su atmósfera… vamos, si queréis un libro a la altura de los grandes clásicos del terror es este”.
Que conste que la mayor parte de las reseñas siguen este tenor. Pero, insisto, lo que me lleva a intervenir es que, en materias como traducción, corrección, etc. (más cuando se trata de una editorial muy pequeña que nos ha traído verdaderas joyas), la crítica, que, evidentemente, no es sólo legítima, sino también necesaria, debería, en mi opinión, dar un turno de réplica … Y lo digo desde el amor al género. Está muy tierna la calabaza y luego nos quejamos de no cuidar lo nuestro. Y aún me acuerdo de mucha gente pidiendo la publicación de Laird Barron y de Caitilin Kiernan, poniendo, luego, a parir, la iniciativa de Valdemar insomnia … En fin, contradicciones.
Uy, te contesté al anterior mensaje antes de ver este, perdón. En efecto, también leí esa reseña y aún no salgo de mi asombro al ver cómo el compañero valoró la traducción y corrección de este libro. Quizá sea una colaboración de prensa (la editorial envía el libro a medios que así lo requieren) y no han querido o no han sabido ver estos errores a los que me refiero. De ahí viene mi “crítica” a la manera de leer que tenemos actualmente, donde prima la velocidad sobre la atención lectora.
Tengo el título de corrector y te aseguro que hay fallos inaceptables para una editorial que, aunque podamos considerar pequeña, lleva ocho años de trayectoria. No por tratarse de una editorial modesta (ojo, que en su plan editorial acaban de anunciar diez títulos para los próximos cuatro meses; no me parecen números de editorial modesta) debemos obviar el poco cuidado en aspectos de maquetación, traducción y corrección. Hay muchos ejemplos de editoriales con pocos medios que miman el texto como debe hacerse. Ojo, a raíz de mi reseña me han llegado unos cuantos mensajes de compañeros que me aseguran que esto es algo que viene de largo pero que, por algún motivo, nadie se atreve a sacar a la luz.
Por supuesto, al hacer pública la reseña, el turno de réplica queda automáticamente abierto. Como digo en el texto y he dicho en las redes, la opinión sobre la trama del libro es meramente subjetiva, pero la cantidad de errores que existen en el libro es un hecho. Me molesté en apuntar y hacer capturas de muchos de ellos, pero tampoco es mi intención hacer daño, sino constatar una realidad que parece estar repitiéndose de forma continuada.
Gracias por contestar, José Luis. La correctora es de carne y hueso, pues en alguna ocasión publica comentarios sobre libros de terror, en Youtube, indicando que trabaja para Dilatando. En fin, yo suelo leer sus libros, pues muchos de los autores que publican son de mis favoritos o, al menos, de los que más curiosidad me despiertan. En efecto, la crítica es legítima y necesaria. Como bien indicas, además, pública. En tanto que aficionado al “mundillo”, he puesto una pica en Flandes, por aquello de que es siempre necesario tener todas las particularidades a la vista: no he apreciado esas erratas en los libros DM que voy leyendo, pero sí es verdad que alguna hay (tampoco tengo una visión profesional, que comprendo) y que, con menos prisas, el resultado global pasaría de un notable alto y potencial sobresaliente a una Matricula de Honor. Bueno, tengamos paciencia. Como bien dices, se trata de mejorar un producto de una enorme calidad, para que sea, en efecto, todo lo excelente que puede ser… Un abrazo. Alvaro.
Muchas gracias, Álvaro. Esto es justo lo que buscaba, un debate sano sobre el asunto. Ojalá sirva para que la editorial aplique una nueva capa de revisión con la que eliminar estos fallos. Como bien dices, llevan muchos años descubriéndonos una serie de autores que de otro modo no habríamos conocido.
Un abrazo.