El Centinela: LA RELACIÓN ENTRE POE Y DICKENS

por C. G. Demian

En un artículo anterior, he hablado sobre los enemigos de Poe. Algunas de estas rivalidades fueron enconadas, llegando incluso a trascender la muerte del genio de Boston. Sin embargo, Poe también sintió admiración por algunos de sus coetáneos; puede que la mayor fuera la que sintiera por Charles Dickens.

Edgar Allan Poe trabajó como crítico literario desde 1835 hasta su muerte en 1849 y no tardó en ganarse el sobrenombre de «el hombre tomahawk». Durante este periodo, Poe redactó aproximadamente mil análisis literarios, creando un estándar para la revisión de libros. En estos artículos, Poe criticaba a muchos periódicos por alabar libros estadounidenses de segunda categoría por puro patriotismo.

La primera relación que Poe tuvo con Dickens fue a través de una de estas críticas cuando opinó sobre Sketches by Boz —una colección de relatos del escritor británico—, en junio de 1836. En este artículo, Poe declaró: «No sabemos nada más de él que es un escritor de historias astutas mucho más mordaz, ingenioso y disciplinado que las nueve décimas partes de los escritores de revistas de Gran Bretaña». 

Mientras que el joven Poe se convertía en el primer estadounidense en ganarse la vida exclusivamente con su pluma, otro joven talento, llamado Charles Dickens, hacía lo propio en Gran Bretaña. Su primer gran éxito llegó con Los papeles del club Pickwick, qué publicó entre 1836 y 1837. Al mismo tiempo, Poe escribía Cuentos de lo grotesco y arabesco.

Los papeles del club Pickwick es una divertida historia en la que Dickens inserta nueve cuentos oscuros o de terror. El segundo de ellos, El manuscrito del loco, es narrado en primera persona por un demente. Poe hizo una crítica muy positiva de este relato para el Southern Literary Messenger. Si nos detenemos a analizar la obra de Poe, este relato parece que ejerció gran influencia en ella.

Tanto el narrador del Manuscrito del loco como en Ligeia, los personajes son incapaces de recordar nada sobre sus esposas asesinadas, excepto su hermosura. El protagonista del relato de Dickens asegura no estar loco, cosa que sucede en El gato negro y El corazón delator de Poe. Los tres son asesinos que nos cuentan sus crímenes, intentan esquivar a las autoridades y, finalmente, son descubiertos.

Más tarde, Edgar Johnson diría de Dickens en su biografía que: «Salvo por la luz curativa de la risa del sol y los vapores amargos, escondidos dentro de esa región de su alma, bien podrían haberse extendido y convertirlo en un compañero vagabundo de Edgar Allan Poe, a través de regiones de pavor fantasmal y angustiado».

Después de no haber podido mantener a su joven esposa Virginia y a su suegra María Clemm en Baltimore, Richmond y Nueva York, Poe y su familia se mudaron a Filadelfia en el verano de 1838. Este hecho sería decisivo, como veremos más adelante, en la relación entre Poe y Dickens.

En 1839, después de que se hiciera pública la identidad de Boz, Poe escribió: «Charles Dickens no es un hombre común y sus escritos deben vivir, sin duda alguna. Nos parece algo sorprendente que sus obras serias hayan suscitado tan poca atención; pero, posiblemente, se hayan perdido en el resplandor de su reputación cómica». 

Poe conocía bien la obra de Dickens porque había escrito reseñas o comentarios sobre prácticamente todas las novelas que se habían impreso del autor inglés hasta la fecha.  Cuando, en 1841, Dickens estaba publicando una novela por capítulos titulada Barnaby Rudge, el editor de Poe en el Saturday Evening  le desafió a resolver el final de la trama cuando apenas se habían publicado cuatro capítulos. A pesar de ello, Poe consiguió desentrañar el misterio, y lo anunció en la revista el 1 de mayo de 1841. La novela todavía seguía inacabada cuando el artículo de Poe llegó a manos de Dickens. Al terminar de leerlo, el escritor británico exclamó: «Debe de estar poseído por el diablo». Casualmente, dickens significa diablo en inglés.

La novela está ambientada durante los disturbios anticatólicos de Gordon en 1780, convirtiéndose así en la primera novela histórica del escritor británico. En esta historia, Barnaby es un hombre simplón que tiene como mascota un cuervo llamado Grip. Para preparar la novela, el propio Dickens adquirió un cuervo al que también bautizó con el nombre de Grip. El Grip real cedió sus frases al literario, de entre ellas destaca: «Soy un diablo, soy un diablo».

Según la reseña que escribió para la Graham’s Magazine, después de alabar la novela, Poe achaca algunos peros y defectos a la obra de Dickens, y señala que aquel cuervo parlante se le había escapado a Dickens: «El cuervo, también, a pesar de lo intensamente divertido que es, podría haber sido, más de lo que percibamos en su estado actual, parte de la idea del fantástico Barnaby. Su graznido podría haber sido proféticamente escuchado en el curso del drama».

Todavía hay otra pista más para creer en la influencia de Dickens en el celebérrimo poema de Poe. Al final del capítulo cinco, hay un ruido y Varden, creyendo que se trata de Grip, dice:

—¿Qué fue eso? ¿Él golpeando la puerta? (Varden) 

—Es alguien que golpea suavemente la contraventana. (La madre de Barnaby) 

James Russell Lowell también descubrió esta conexión al escribir en uno de sus poemas sobre poetas los siguientes versos: «Ahí viene Poe con su cuervo, como Barnaby Rudge. Tres quintas partes de él es un genio y dos quintas partes son puro dulce de azúcar».

Tres años más tarde, Poe publicaría El cuervo, poema con el que conseguiría por fin hacerse famoso. Parece evidente que se inspiró en la obra de Dickens para crearlo, pero dotó de mayor simbolismo al animal.

En 1842, Charles Dickens, al que Poe había descrito como «el más grande novelista británico», ya era reconocido como uno de los grandes escritores de su época. Durante ese año, viajó a Estados Unidos, entre otros motivos para defender leyes justas de derechos de autor, conocer a sus lectores estadounidenses y escribir el libro de viajes American notes, que tendría terminado para finales de año.

Dickens llegó a Filadelfia el 5 de marzo, lugar donde, recordemos, vivía Poe desde el verano de 1838. Antes de su llegada, Dickens recibió una nota del bostoniano, solicitando reunirse con él. El inglés respondió de este modo: «Mi querido señor: Me alegraré mucho de verle siempre que me haga llamar. Veo más probable que esté disponible entre las once y media y las doce que en cualquier otro momento. He echado un vistazo a los libros que ha tenido la amabilidad de enviarme y, más en particular, a los manuscritos sobre los que ha reclamado mi atención. Es para mí un gran placer expresarle mi deseo de verle por este motivo». Los manuscritos a los que se refiere Dickens eran una copia de Cuentos de lo grotesco y arabesco, además de las dos críticas favorables que Poe había escrito acerca de Barnaby Rudge.

Ambos se encontraron el día 6 de marzo; con toda probabilidad en el hotel en el que Dickens se hospedaba. David Wallechinsky e Irving Wallace informaron para el The People’s Almanac de que «Poe vestía un traje sombrío y guantes remendados. En la primera visita, Dickens recibió a Poe con una corbata verde con un broche de diamantes debajo de la camisa y un chaleco de terciopelo con una cadena de oro. En la segunda visita, Dickens vestía una bata con revestimientos violetas».

Durante sus encuentros, ambos escritores debatieron sobre poesía estadounidense. Poe leyó el poema de Emerson The Humble Bee y Dickens prometió encontrar editor en Gran Bretaña para los cuentos que Poe le había enviado. Aunque Dickens lo intentaría tras su retorno a Inglaterra, no obtuvo resultados positivos.  Nueve meses más tarde, Dickens escribió una carta dirigida a Poe donde le informaba de que «lo he mencionado a los editores con los que tengo influencia, pero todos ellos han rechazado la empresa… No suponga, ni por un momento, que no guardo buena opinión de usted, sino un recuerdo agradable, y que siempre estoy dispuesto a divulgar sus opiniones en este país».

Este fracaso pudo haber provocado en Poe cierto resentimiento, ya que quizás pensara que Dickens realmente no lo hubiese intentado. Sin embargo, sí es seguro que, dos años más tarde, Poe se enfureció con el escritor británico debido a un artículo publicado en Foreing Quarterly Review, en el que se opinaba sobre poesía estadounidense. En el escrito, se decía que la poesía estadounidense era imitativa y se calificaba a Poe como «artista capital a la manera de Tennyson».

Poe lo atribuyó a Dickens porque muchos puntos eran coincidentes con los expresados por el británico durante su encuentro en Filadelfia. No obstante, después de un intercambio de correo, quedó aclarado que el auténtico autor del artículo había sido Forster, el editor de la revista.

Por su parte, Dickens escribió a Forster, hablándole sobre las impresiones que Poe le había causado: «Estaba realmente en deuda por su buena y amplia sonrisa… crítico literario de Filadelfia y único propietario de la lengua inglesa en su pureza gramatical e idiomática».

En 1843, un año después del encuentro con Dickens, Poe publicó El corazón delator en la revista The Pioneer. En 1840, el de Boston había escrito una crítica sobre El reloj del maestro Humphrey, una revista editada completamente por Charles Dickens, en la que publicaba relatos y novelas antiguas. Entre los relatos cortos, Poe quedó fascinado con uno titulado Confesión encontrada en una prisión en la época de Carlos II, del que escribiría: «Es un documento de notable poder, verdaderamente original en su concepción y elaborado con gran habilidad».

El relato narra, en primera persona, la historia de un soldado retirado que se convierte en el padre adoptivo de su sobrino, cuyos ojos y mirada, por alguna razón inexplicable, teme. El soldado termina tan abrumado por la mirada del niño que se ve impulsado a asesinarlo y entierra su cuerpo en el jardín. Dos amigos van a visitarle y, mientras se encuentran en su casa, los sabuesos de un vecino irrumpen allí y se dedican a olfatear el lugar donde se encuentra sepultado el cadáver. Él insiste en matar a los perros, pero sus dos visitantes encuentran extraño en el comportamiento de los perros y permiten a los sabuesos desenterrar los huesos. El relato finaliza con el soldado encarcelado, confesando su crimen antes de morir.

Este argumento es muy similar a los relatos de Poe El corazón delator y El gato negro, donde una sensación de desasosiego provoca que los protagonistas terminen con la vida de sus víctimas, un anciano y un gato respectivamente. A continuación, en ambos relatos, los respectivos asesinos terminarán confesando sus crímenes.

Poe reseñó a la mayoría de escritores de su época, sin embargo, nunca dedicó una crítica negativa a los textos de Dickens. Releyendo Confesión a través de los ojos de Poe, podemos observar cuán profundamente estaba Dickens interesado en la psique de los dementes en esta fase inicial de su carrera, y cómo trataba de explicar las motivaciones de un asesino. Parece claro que Poe rindió homenaje a Dickens con El corazón delator, pero lo hace con una nueva interpretación del texto.

Además de inspirarse en Dickens al escribir estos relatos, Poe le confesó a Frederick W. Thomas que su mayor influencia al crear los versos de Las campanas había sido la novela homónima de Dickens.  Los estudiosos han demostrado que los motivos y repeticiones de Dickens son similares a partes del poema de Poe, así como la utilización de una estructura retórica y repetitiva similar, incluso algunos elementos grotescos que se aprecian en las estrofas 3 y 4.

La relación entre estos dos genios de la literatura terminó diecinueve años después de la muerte de Poe. En 1868, Dickens realizó una segunda visita a los Estados Unidos, la cual aprovechó para visitar a la empobrecida suegra de Poe, la señora Maria Clemm, a la que entregó una cantidad sustancial de dinero.

2 comentarios

vicente diciembre 15, 2020 - 7:18 pm

Aplausos.

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C.G. Demian diciembre 16, 2020 - 11:02 am

Tú si que te mereces un aplauso, mi arma.

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