XXIII Club de lectura de terror: El misterio de Salem’s Lot (Stephen King)

por José Luis Pascual

Toca ofrecer las conclusiones tras la lectura de El misterio de Salem’s Lot, obra que nos ha mostrado las cualidades y capacidades de un escritor en pleno auge creativo en la que era su segunda novela publicada. Esta actualización del mito vampírico y revisión de la fundacional Drácula de Bram Stoker traslada el espíritu gótico clásico a la profunda América de los años 50, constituyendo un formidable retrato de una época, bastante actual en algunos aspectos.

Os dejo con mi reseña de la novela seguida de las impresiones de algunos miembros del Club. Al final del artículo, como ya viene siendo habitual, está el debate que realizamos en directo el pasado día 8. Que lo disfrutéis.

Título: El misterio de Salem’s Lot

Autor: Stephen King

Editorial: Penguin Random House

Nº de páginas: 530 (bolsillo)

Género: Terror vampírico

«No podría haberse levantado ni siquiera si el picaporte de bronce de su puerta hubiera empezado a girar. Estaba paralizado por el miedo y anheló locamente no haber ido esa noche a la taberna de Dell.

Tengo miedo, se repitió.
Y en el espantoso silencio de la casa, mientras seguía sentado en la cama, impotente, con el rostro oculto entre las manos, oyó la risa aguda, dulce, maligna de un niño… y después, la succión».

Si bien Drácula estableció las bases del imaginario vampírico en la literatura con una argamasa indeleble, podríamos considerar El misterio de Salem’s Lot como la modernización de esa técnica construtiva. Piedra a piedra, Bram Stoker creó un castillo indestructible; pero como los castillos terminaron cayendo en desuso, Stephen King ideó todo un sistema residencial para dar cabida a las mismas tramas, historias ocultas, segundas intenciones y, por supuesto, al propio Drácula. 

Todo el que considere a Stephen King como un mero adalid de la cultura del best-seller debería toparse alguna vez en su vida con las primeras páginas de El misterio de Salem’s Lot. En ellas, el autor realiza una serie de trucos de magia. El primero es anticiparse a la desesperanza apocalíptica de La carretera de Cormac McCarthy. El segundo, ejecutar con absoluta maestría el arte del resumen para cubrir un amplio lapso de tiempo. El tercero, por supuesto, mordernos en el cuello y convertirnos para su causa. A partir de ahí, solo somos uno más. 

Es notable la exhibición descriptiva que King despliega para dibujar un decorado. La comunidad de Jerusalem’s Lot es retratada con todo lujo de detalles, tanto a la hora de describir lugares como personajes y sus circunstancias. Ya podemos afirmar que estamos ante una obra coral y multitudinaria en la que el protagonismo queda repartido. Contamos con un pequeño grupo principal, pero el verdadero corazón de El misterio de Salem’s Lot está conformado por esa pléyade de secundarios que enriquecen la obra de un modo muy especial, y que se alzan sobre su condición para brindarnos los mejores momentos de la novela.
Es ahí donde King muestra su vertiente de “terror social”, aportando una visión del modo de vida americano que no difiere mucho del que pudimos ver en La chica de al lado de Jack Ketchum, dada la dualidad manifiesta de una sociedad que está en plena construcción y al mismo tiempo en total decadencia. Como ejemplo demostrativo, King escupe la naturalidad con que Sandy McDougall maltrata a su bebé.

Más virtudes técnicas: el manejo del tiempo. En un tramo del libro, asistimos boquiabiertos a una fantástica evocación del día a día de la localidad a través de capítulos cortos que van avanzando una hora cada uno. En esa serie de capítulos, King muestra a personajes como son, dotando a la obra de una riqueza decorativa magistral, y deja a la ominosa casa de los Marsten como poste o referencia sobre la que enlaza y aglutina a todos los personajes. Con detalles muy sutiles, va consiguiendo que a medida que se acercan las horas nocturnas, el lector perciba una sensación de amenaza creciente. Esa es otra de las capacidades del autor, el conseguir, con pasmosa facilidad, que la maldad, o la amenaza, esté presente incluso en los momentos más aparentemente irrelevantes. Por ejemplo, en la relación entre Susan y Ben, y en esa escena en la que ella quiere confesarle su amor pero él tiene los ojos fijos en la casa de los Marsten. Detalles como este engrandecen la obra.

Hay pasajes dignos de admirar, como aquel donde el enterrador se ve obligado a desenterrar la tumba del niño Danny Glick y abrir el ataúd. Ese pequeño momento, tal y como lo escribe King, es un gran ejemplo de cómo ciertas sensaciones no pueden ser trasladadas al cine u otros medios con la potencia de la literatura en su máxima expresión. Lo mismo sucede en ese pasaje en el que se narra la muerte en accidente de la mujer de Ben Mears. Hay algo fantasmal y estremecedor en la manera en que está escrito ese pasaje, y es que pone los pelos de punta cómo King narra las sensaciones físicas de un trauma tan intenso, lo que te lleva a empatizar con ese momento de un modo que puede llegar a afectarte físicamente. Cuando esto sucede, solo queda aplaudir.

Pero no todo es magistral. He mencionado una serie de pasajes que, si bien son inolvidables por lo terrorífico de su contenido, se enmarcan dentro de ese estudio del ser humano que todo novelista debe llevar a cabo. Con ello, la descompensación entre la parte más realista y la fantástica es inevitable. Esto se puede achacar también a la época y contexto en que se escribió la novela, ya que los recursos literarios a los que nos ha acostumbrado el terror moderno difieren —quizá no tanto como pudiera parecer— en la manera de presentar lo inquietante y lo fantástico. Hay que reconocer que este problema sigue existiendo en obras publicadas hoy día, por lo que tampoco debe ser algo demasiado relevante en una novela publicada en 1975. 

Vuelvo al principio para remitirme a los guiños a Drácula. El propio Stephen King reconoció que su intención era homenajear la inmortal obra de Stoker y tratar de contar la misma historia adaptándola a la nueva época. Si bien los pasajes descriptivos de la naturaleza cargados de lirismo o poética pueden entroncar con el recargado gótico de la pluma de Stoker, el espíritu de Drácula se cuela en Salem’s Lot de maneras insospechadas. Hay algo intangible, etéreo, en la disposición de capítulos, en la inserción de citas o textos externos, en la propia caracterización de los personajes, que recuerda lejanamente a la obra homenajeada. Sin duda, la mejor manera de crear un tributo es desde lo subliminal, y eso King lo borda. 

Seas o no amante de la mitología vampírica, seas o no fan del terror, seas o no seguidor de Stephen King, desde aquí te recomiendo El misterio de Salem’s Lot como obra refundacional e inspiradora de mucha de la producción literaria de género que vino después. 

Los miembros del club hablan:

Al igual que Bram Stoker creó una historia que, bajo mi punto de vista, nunca se ha igualado, King consigue trasladar esa novela al mundo contemporáneo con bastante buena nota. Sin embargo, hay diferencias significativas en Salem’s Lot. Aquí, King recrea el mito a través de un pueblo que representa aquel castillo de Drácula, siendo protagonista indudable en toda la historia, creando una atmósfera que por sí sola te absorbe en el relato. Es la gran baza de la misma. A partir de ahí, se suceden personajes que van desarrollando los momentos necesarios que se necesitan para avanzar en la trama, reconociendo a aquellos otros que intervenían en la novela de Stoker y que intervienen en su final.

Aún así, en ciertos momentos King se recrea en excesivos fragmentos de divagación; aunque es cierto que esto no afea nunca el resultado global. También se hace enrevesado, en ocasiones, seguir la vida de tantos personajes que aparecen aquí. Aunque quizás el final de la historia no es sorprendente, es una novela de los comienzos de King que ya muestra su estilo característico.

Oscar Pico

Si hay un escritor que aparte de ser un genio ha tocado todos lo palos dentro del género del terror, ese ha sido mi querido y amado Stephen King. Hombres lobo, casas encantadas, poderes paranormales, extraterrestres invasores, experimentos militares, y no iba a ser menos el vampiro. Y lo hizo en sus inicios, concretamente en su segunda novela editada y que es para mí la mejor obra sobre este personaje con permiso del clásico de Stoker. En este libro comienza el estilo definido de muchas de las obras de King futuras y lo hace a lo grande, con grandes personajes, un ritmo adecuado para meterte en la atmósfera que la historia necesita y con momentos inolvidables. Y pensar que hace ya 44 años que se editó esta novela. Tremenda.

Kike Molla

Hacía muchos años que no leía a King. Lo último que leí de él fue El juego de Gerald, en mi más tierna juventud. Pero de eso ya hablé en el último número de Círculo de Lovecraft. Baste decir aquí que tenía muchas ganas de volver a él y reevaluarlo desde mis cuarenta y cuatro años de serena y sabia madurez.

Reencontrarse con el que era tu libro favorito de un autor después de tantos años no es moco de pavo. En mi caso, ha caído el mito y seguramente el libro ha bajado unas cuantas posiciones en mi ranking. En realidad, esto no me importa en absoluto: los mitos están para caerse, romperse y arrastrarse por el barro, y los rankings sirven para divertirse, nada más. Lo cual no quiere decir que no me haya gustado la novela. En absoluto: la he disfrutado muchísimo, sobre todo su tramo medio (el nudo, que le llaman). Creo que, en general, su lectura es bastante satisfactoria, aun siendo una obra desigual. Veamos:

La cosa empezó con bastante precaución, no solo porque volvía mi favorita de King, sino también porque cuando avanzaba por sus primeras páginas se me empezaron a disparar las alarmas: ese narrador omnisciente, dosificando la información sin ningún rubor, cual tahúr presuntuoso, me hizo desconfiar desde el primer momento.

La precaución me duró cuatro páginas.

Que es exactamente lo que tarda King en hipnotizarte, con ese estilo innato que tiene: informal y flexible, adaptándose a cada personaje como un guante. Pura magia.

Pero no podemos obviar los problemas que tiene, que no son pocos: engrosamiento de escenas con el desvergonzado propósito de aumentar el número de páginas, varias decisiones estructurales que no conducen a nada, un regodeo descarado (y algo trasnochado) en los tópicos redneck o el desaprovechamiento de personajes tan jugosos como Susan, la pareja del protagonista, que la adaptación para TV de Tobe Hooper sí supo resolver de buena manera.

Y pese a todo ello, la obra deja un buen poso, porque cuando es buena, es que es buenísima. Especialmente todo su tramo medio, desde que el primer vampiro hace su aparición, hasta la penúltima noche, cuando King nos va narrando los distintos acontecimientos del pueblo. Personalmente, me quedo con la escena, al comienzo del meollo, en que el profesor está charlando con Susan en la cocina y empiezan a notar una presencia extraña en el piso de arriba: ese momento, la forma en que está contado, sus reacciones, los diálogos, lo que intuyen… te transporta allí mismo, junto a ellos, y no puedes evitar que un escalofrío recorra tu espalda. Creo que ahí la novela alcanza un nivel estratosférico.

Y siempre, envolviéndolo todo, el estilo de King.

Además, la obra es notoria no sólo por sí misma, sino también por lo que supuso en su momento. Me parece muy interesante cómo, mientras homenajea claramente al Drácula de Bram Stoker, lleva el tema al entorno moderno, amplía su campo de acción y llena de sugerencias la mente del lector, y eso es algo que captó a las mil maravillas la adaptación de Hooper.

Siempre he pensado que el terror es un género fundamentalmente social, y creo que en este caso esa afirmación se justifica sola.

Ahora me toca releerme otra vez todo el King clásico, pero también descubrir su obra actual, para reorganizar mi ranking. Deliciosos deberes.

Bernard J. Leman

Del mismo modo que el cine hispano italiano trasladó la comedia de la clase alta a la popular, King sacó el vampirismo de la aristocracia para llevarlo al americano medio.

Pepe Carabel

No siendo una de las novelas que más me ha gustado del maestro, El misterio de Salem’s Lot me parece un gran homenaje al Drácula clásico. El retrato que hace del pueblo donde se desarrolla la novela y los personajes que la componen te hace sentir un morador más de Solar, empatizar con los protagonistas y notar la tensión en las escenas más terroríficas. 
No destacaría a ningún personaje en concreto, cada uno cumple su papel, aunque sí me hubiese gustado un mayor desarrollo en algunos, como el padre Callahan o incluso el vampiro principal, del cual se aportan pocos datos sobre su procedencia o por qué elige ese pueblo concreto, y apenas sabemos lo que hace durante su estancia en el pueblo. 
El ritmo es ligero, suceden muchas cosas y eso ayuda a que la lectura enganche y sea rápida. Hasta ahora, King no me ha decepcionado en ninguno de los libros que he leído de él y este no es la excepción. Recomiendo su lectura para los amantes de los vampiros y el terror.

Olivia

Para concluir, os dejamos con el debate sobre «El misterio de Salem’s Lot» realizado en directo el día 8 de diciembre, en el que colaboraron Jota, Andrés P. Roca, Sergio Requejo,Elena (de Spanishfear.com) y un servidor. Esperamos que os guste.

 

Próxima lectura: Bajo nuestros pies (Francisco Javier Olmedo Vázquez)

Deja un Comentario

También te puede gustar

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia del usuario a través de su navegación. Si continúas navegando aceptas su uso. Aceptar Leer más