Título: La glándula de Ícaro
Autor: Anna Starobinets
Editorial: Nevsky
Nº páginas: 224
Género: relatos de terror y ciencia ficción
Traductor: Fernando Otero
En su nueva colección de relatos, Anna Starobinets vuelve a llevarnos de la mano a los paisajes reales y mentales sutilmente alterados que destacaban en su primera colección, Una edad difícil. El subtítulo del volumen es El libro de las metamorfosis, y uno de sus principales temas es el cambio y la transformación, los horrores que conllevan, pero también la liberación que pueden aportar. Los relatos nos presentan versiones del mundo en el que vivimos, sutilmente transformadas en algo distinto, o bien nos descubren extraños submundos escondidos bajo una superficie aparentemente normal. Una guía de valor incalculable para entender el mundo cada vez más extraño en el que estamos obligados a vivir.
RITUAL
Cómo me apetece siempre volver con esta autora de estilo descarnado, íntimo, voluble, diestro y poliédrico. Más aún tras haber disfrutado su primera colección de relatos, que todavía guarda un escalofrío en mí. Ahora, tras leer sus novedades en forma de cuentos infantiles por un lado, y de biografía cruel por lo que sufrió en Tienes que mirar, retorno a los escritos breves, distorsiones de la realidad, pequeñas alteraciones que nos acercan a lo narrado, que nos sitúan en el lugar del o la protagonista, que nos hacen intuir esa ficción como posible, pues tal es el manejo de la ciencia ficción (y del miedo) por parte de Anna Starobinets. Pese a que las expectativas son altas, y leyendo con grado crítico, sé que no nos decepcionará. Vamos a la disección uno por uno:
La glándula de Ícaro: primer relato y homónimo al título de la compilación. Muestra una familia de marido infiel, de mujer abnegada, de hijo peculiar. Tras descubrir esa traición, la esposa le obliga a la extracción de la glándula de Ícaro, una costumbre mayoritaria en el género masculino (en este mundo futuro, alternativo, probable). Las consecuencias son la mansedumbre del hombre, dentro de una serie de secuelas confusas en según si preguntas al gobierno o a las afectadas de forma indirecta. Liebre, el hijo, es quien acarrea esas consecuencias, él y sus reacciones. Porque ve la verdad al convertirse en el siguiente de la lista de operaciones. Una magnifica muestra de cómo se maneja Starobinets, dando pequeños giros a situaciones normales. Y con ideas no tan descabelladas que podrían horadar nuestro futuro, el propio libre albedrio. Un escalofrío manso con desenlace gélido, que deja estupefacto, porque todas las edades son una edad difícil.
Siti: Siti, la ciudad paraíso, el cúlmine de la civilización, la decadencia completa, el lugar que alcanzan los elegidos, o una catástrofe de caos y apocalipsis localizado. La gente de fuera no se pone de acuerdo sobre Siti porque muy pocos pueden llegar a ella, solicitar los permisos, pasar las pruebas, ser invitados. Y especulan. La convierten en leyenda. La ciudad a la que todos quieren ir y de la que todos quieren hablar sin saber nada de cierto, ya que resulta hermética. La conoceremos a través de los ojos de un artista, patrocinado para que escriba su gran obra, precisamente, sobre Siti. Un lugar no tan idílico si desconoces cómo adaptarte, si no sois afines una a la otra. Porque la ciudad es atmósfera y protagonista, y el personaje, una herramienta. Y así se nos cuenta una historia de terror a fuego lento. Ese escritor, con su pareja como +1, convocado ante la demanda de talento de Siti. Una Siti que te da la vuelta y te deja la piel expuesta por fuera, que te escoge, te transforma, te enloquece, te tergiversa. Es la ciudad, y nada más. Y recuerda, en Siti, todo el mundo tiene la obligación de ser feliz, no el derecho o el privilegio, la obligación. Yo no iría… pero volvería a leer sobre ella.
El lazarillo: crear al propio espectador, fabricar a tu propio lector, no ofrecerle productos masticados, contenido cómodo. Negarle lo que el mercado ofrece. Desafiarlo. Desafiarte. Eso nos narra aquí. Un guionista recibe una propuesta inesperada, por una productora la cual conforman personajes peculiares con los que se reúne. Quienes admiran su forma de pensar, pero no el poco riesgo que toma con esas ideas, demasiado cotidianas, repetitivas, aburridas. Quieren dar un paso más allá a través de las artes cinematográficas. Al guionista le cuesta soltar las riendas, imaginar lo prohibido. Entonces… Tremendo cuento por su significado, pues se puede aplicar a todo tipo de arte, donde estamos adoctrinados, amansados, dirigidos a lo que nos publicitan y nos ponen delante de los ojos. Sin buscar. Sin explorar. Sin aceptar lo diferente. Porque se continúan creando cosas extraordinarias, solo que nadie las publica, nadie las produce, nadie las reseña, y no adornan cines o librerías (sip, reivindicación). Otro punto para Starobinets.
El parásito: el «Proyecto Metamorfosis», un hombre que se hace denominar «Padre» para niños huérfanos y recogidos, un experimento unido a una teoría sobre las limitaciones humanas, un chaval mudo lleno de bondad y transformado en crisálida… Conjugando todos estos elementos dentro de un ambiente insano, emergerá un relato sobre el renacer, siempre que el hombre comprenda dicho renacer disfrazado de fe. Puesto que el ser humano está incompleto, inconcluso, falto de una última fase debido a un parásito que ha impedido la conversión en maravillosas mariposas. ¿Será cierto? El tono no deja indiferente. Odio y amor, un cuchillo fino lleno de tinta para Starobinets, hiriendo con lo íntimo de cada personaje desde la primera persona. El apego duele. La historia merece.
La Frontera: un viaje familiar en tren, necesario, apetecido. Superando la precariedad económica, aunque no puedan aspirar a los coches cama anhelados. Un ferrocarril atemporal, aunque no lo sea. ¿Quién no ha tenido la sensación acerca que todas las familias son felices excepto la propia? No. Fingen. Aquí existe una «Aquella», por la que discuten y tienen problemas. Pero, por supuesto, este tren, familia e historia, no llegarán al destino predeterminado (o quizá sí), pues su mundo cambiará por completo al comprender la alteridad; viajes en el tiempo, teletransporte. Entonces, ¿Por qué, para qué van en este tren? Merece la pena averiguarlo. Una pieza corta, contundente, punzante. Continuando el estilo que domina la autora.
Delicados pastos: dos conceptos tan insanos como «el corredor de la muerte» y «la reimplantación» se funden. En el primero, se te niega la muerte justo antes que ellos te maten, con una vejación absoluta y continua, traspasada la vergüenza y los derechos, desposeído, dejando la dignidad desolada. En el otro, el supuesto concepto de inmortalidad, siempre que no esté manipulado o sea una mentira. Este tipo de cuentos, cuando te adentras en un entorno de verdadero pánico, y no miedo de monstruos, sino uno más pertinaz y arraigado en el alma como la privación de la libertad o la condena a muerte, intimidan. Y esa sensación te sugestiona para seguir el texto hasta el final. Escalofriante. Por supuesto, la reimplantación y la digitalización tienen un coste, de estratos sociales, de dinero, la burocracia como frontera entre los de siempre y nosotros, que también somos los de siempre. Cómo separa al rico del pobre, y también una crítica voraz hacia en lo que nos hemos convertido (recordemos el terror o la ciencia ficción como herramienta de denuncia social). Lo peor, no estamos lejos de este futuro. Mucho cuidado con las almas, porque igual ya están entre nosotros…
Spoki: un videojuego para niños, Spoki, casi impuesto por la sociedad educativa; ¡imprescindible! ¡¡¡Compra la Spoki de tu hijo ya!!! Para el que cada pequeño debe pasar un test en la misma tienda de juguetes, así determinan qué clase de las muchas que tiene dicha consola le corresponde, en función de un cuestionario privado al que ni los padres pueden acceder. Extraño. Peligroso. Criminal. Pues la consola solo se comunica con su usuario, ese niño o niña, convirtiéndose en todo su mundo. Para solaz inicial de los progenitores, claro, que ganan tiempo y pierden crianza. Además, no puedes no tener la consola ante la presión social, que te marca según cuál hayas conseguido… Ni hablemos de aquellos pequeños que no pasan la prueba y se les niega el artefacto al no estar a la altura (parias, defenestrados, apartados, condenados ya de infantes). Con unas cláusulas de letra pequeña. Una herramienta educativa… Claro. Seguro. Pues poniendo el foco en una familia disfuncional, con el padre desaparecido, vemos la progresión dentro de la relación de madre e hija cuando la consola entra en su vida y empieza a reemplazar a la primera… Buf. Tiene partes esta historia, por lo actual, por lo real, por lo que sugiere, que provocan verdaderos escalofríos, y nos debería generar varias preguntas sobre el uso de las máquinas y pantallas… Porque la familia es una de las cosas que más miedo produce. Quizá el mejor cuanto de la colección, lo que supone mucho decir.
Mi querencia por Anna Starobinets es bien conocida, pues la tengo por una de las mejores escritoras de la actualidad, sea con estas piezas de terror y ciencia ficción, con la aclamada, autobiográfica, dolorosa e hipnótica Tienes que mirar, o con sus libros de cuentos infantiles más recientes. No falla el tiro. Conservando su estilo, es capaz de saltar el género trascendiendo sobre el mismo, llevándolo un poco más lejos, ofreciéndonos partes de ella en el proceso. Es verdadera implicación literaria que nos arrastra como la marea. Quien no la conozca, bienvenido, vas a ganar una pila de magníficas e inolvidables lecturas. Quien sí, que continúe buceando entre su bibliografía, ya amplia. Pues nunca, nunca decepciona, dejando además momentos de letra, verbo y tinta que reverberan en la memoria. Sea.
Remitimos a la entrevista que le realicé a la autora para que la conozcáis un poco mejor.
Román Sanz Mouta
Redactor